El 2 de agosto de 2024, tras las protestas por el fraude electoral en Venezuela, Kennedy Tejada, abogado defensor de presos políticos, se dirigió al centro de detención Comando Rural de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en Montalbán, Carabobo, Venezuela, para brindar asistencia jurídica gratuita a reos políticos.
Kenia Alejandra Jiménez despertó temprano a su hijo para que se alistara. Tejada no vivía en la casa de su madre, pero ese fin de semana decidió quedarse con ella debido a la violencia que se desató en Valencia, ciudad del Estado de Carabobo donde él residía. Ella recuerda que su hijo salió muy silenciosamente de la casa y que ese día no desayunó.
“Fue detenido en su rol de activista del Foro Penal. En ningún momento se presentó como tal, sino como abogado, y se dirigió a preguntar por los detenidos, como familiar de algunos de ellos. Pero le negaron el acceso a la información y, en cambio, lo hicieron pasar al comando. Lo dejaron entrar, solo para detenerlo”, relató Jiménez a LA PRENSA.
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12 horas sin saber nada de Kennedy Tejada
Sin embargo, Jiménez no se enteró inmediatamente de la detención, sino hasta 12 horas después. Ella lo llamaba y no obtenía respuesta. Según refiere, uno de los guardias tenía el teléfono celular de Tejada y le respondió haciéndose pasar por él.
“Cuando le pregunté a mi hijo, por mensaje, si venía a comer, la respuesta fue fría y distante, lo cual me sorprendió, porque él había salido sin desayunar ni almorzar”, recuerda Jiménez.
Al día siguiente, Jiménez se dirigió al comando y le negaron información sobre él. Posteriormente, le confirmaron el arresto de Tejada, aunque no le informaron las razones.
Tejada es uno de los 1,958 presos políticos del régimen de Nicolás Maduro, según organizaciones de la sociedad civil como el Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Los Andes.
Trasladado a la Dirección de Contrainteligencia Militar
Pocas horas después de su detención, Tejada fue trasladado a la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM). Al igual que a otros presos políticos, a Tejada se le negó la posibilidad de elegir su defensa y de tener información sobre su caso. Aunque no hay claridad sobre las acusaciones, Jiménez asegura que a su hijo le imputan el delito de terrorismo.
“Este proceso ha sido como un teatro. Todo está fuera de la ley, violando todos sus derechos: no le permiten un abogado privado, solo defensor público. A pesar de haber tenido audiencia preliminar, están esperando la fecha del juicio”, relató Jiménez, quien señaló que no hay claridad sobre las audiencias judiciales y que a Tejada todavía no ha sido condenado.
Según relató, actualmente Tejada está en el Centro Penal de Aragua, mejor conocido como el penal de Tocorón. Ella asegura que le permiten visitas, pero a través de un vidrio, sin posibilidad de contacto físico y comunicándose solo a través de un teléfono. “Ahora permiten visitas cada 15 días y duran, como mucho, 10 minutos”.
Recién graduado
Tejada tiene 24 años; se graduó nueve meses antes de ser encarcelado y, desde hace seis años, laboraba de forma voluntaria en el Foro Penal. Su madre lo describe como un muchacho esforzado que se dedicó a sus estudios, los cuales pagó con dinero propio.
“Él se dedicó a estudiar humildemente para sacar su carrera, la cual se pagó él mismo. No voy a decir que yo se la pagué; él costeó sus estudios trabajando. En sus últimos años estuvo trabajando como mototaxista”, relató Jiménez quien añadió que desde temprana edad, además de trabajar, también practicaba ciclismo.
Jiménez, por su parte, era encargada de una venta de frutas y verduras en Valencia, pero ahora está en el desempleo, por lo que el gasto en el que incurre para llevar comida a Kennedy agrava su situación. “Y he recibido ayudas de varias personas y bueno con Dios todo es posible”, refiere.
Crisis se agrava
A raíz de las protestas que estallaron tras el fraude en las elecciones generales de julio de este año, las fuerzas de seguridad venezolanas detuvieron a más de 2,400 personas, aunque liberaron a una parte de ellas posteriormente. El régimen los acusa, entre otras cosas, de violencia y vandalismo.
La situación es tan crítica que la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela, en su informe de septiembre, alertó que el régimen de Maduro ha intensificado dramáticamente sus esfuerzos para aplastar toda la oposición. Durante la presentación del informe, Marta Valiñas, presidenta de la Misión de Determinación de los Hechos, dijo que, aunque esta situación es una continuación de patrones represivos, la represión a raíz de las elecciones “representa un ataque muy grave a los derechos fundamentales del pueblo venezolano, cometido a pesar de múltiples llamados dentro y fuera del país para respetar los derechos humanos”.
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El informe señala que, antes de las elecciones, entre diciembre de 2023 y marzo de 2024, el régimen detuvo al menos a 48 personas, argumentando que participaban en una conspiración en su contra. Además, un informe de octubre indicó que las autoridades detuvieron a al menos 31 miembros de la comunidad educativa (22 estudiantes y nueve docentes) de varias universidades del país desde las elecciones.
El informe también indica que las autoridades amenazan a las personas detenidas, incluso con actos de tortura, para que se autoincriminen por delitos graves como terrorismo.
“Luego del fraude electoral las autoridades venezolanas han promovido nuevos patrones de represión, mediante lo que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha calificado como “terrorismo de estado”, refirió el defensor de derechos humanos venezolano, Rafael Uzcátegui.
Entre los nuevos patrones represivos, Uzcátegui destaca las detenciones masivas y la extorsión generalizada de funcionarios civiles, militares y policiales; la anulación de pasaportes, entre otras.
Anhelan su libertad
Mientras tanto, Jiménez asegura que espera que Tejada recupere pronto su libertad y que, aunque existe mucho temor en Venezuela por la represión del régimen de Maduro, ella cree que el silencio puede ser peor.
“Lo único que queremos es su libertad. Es un muchacho inocente, trabajador y con valores, no un terrorista. Aunque aquí hay mucho miedo en este aspecto, yo lo tengo en las manos de Dios. Hay que hablar porque, si nos callamos, el miedo empeorará las cosas”, concluyó Jiménez.