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“En Costa Rica hay dos estaciones, el invierno y la estación de los conflictos con Nicaragua”, solía decir el expresidente de Costa Rica, José Figueres Ferrer, en referencia a las constantes discusiones que hay entre ambos países, sobre todo, desde que regresó Daniel Ortega al poder en 2007.
Ortega ha tenido varios conflictos con Costa Rica y en algunos ha tenido que intervenir la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.
El último pleito salió a la luz el pasado martes 30 de julio después de que la dictadura de Daniel Ortega anunciara un nuevo dragado en el río San Juan y que Costa Rica enviara una carta diplomática para que se le tuviera en cuenta durante este proceso, pero Ortega dijo que no será así.
“Ahora que el MTI (Ministerio de Transporte e Infraestructura) anunció que se va a hacer limpieza del río, ya vino una carta de ellos, que tenían que ser tomados en cuenta. No. Si se tratara de realizar una obra que vaya también sobre el territorio costarricense, ahí sí”, mencionó Ortega en un discurso durante el acto por el 45 aniversario de la Fuerza Aérea el pasado 30 de julio.
Ortega atacó nuevamente a Costa Rica por rechazar los resultados de las elecciones en Venezuela, y revivió los viejos conflictos que ha tenido con ese país, como parte de su estrategia disuasoria.
“Ellos están acatando lo que decidió el Consejo Electoral de Venezuela, porque ahí no puede decidir el consejo electoral de los Estados Unidos, ni el consejo electoral de ningún país latinoamericano. ¿Desde cuándo los gobernantes ticos son el consejo electoral de América Latina? Nadie le ha dado ese poder. ¿Que nos robaron el Guanacaste? Es cierto, nos robaron el Guanacaste. ¿Que nos querían robar el río San Juan? También es cierto”, dijo Ortega.
Para el analista político costarricense Carlos Murillo, Ortega acostumbra a presentar al país vecino del sur como un ladrón y usurpador del territorio nicaragüense. “Es un discurso falaz”, señala.
Por otro lado, el analista considera que esta es una estrategia de Rosario Murillo, de quien cree que es la principal estratega de la dictadura. “Requieren periódicamente generar un sentimiento nacionalista y siempre retoma algún tema internacional para dar la sensación de que Ortega es el defensor de Nicaragua, de la soberanía, del pueblo. Esto es común entre los dictadores”.
El pasado 25 de julio, Costa Rica celebró la anexión del partido de Nicoya y Guanacaste a su territorio, que anteriormente pertenecían a Nicaragua. En un reportaje de la revista DOMINGO se explica que pasó antes de su anexión.
“Supuestamente fueron los pobladores de Nicoya quienes pidieron ser anexados a Costa Rica”, explica DOMINGO. Es cierto que los costarricenses sonsacaron a los habitantes de Nicoya, engañaron a las autoridades nicaragüenses y realizaron trampas y dilaciones, pero esto se combinó con una clase política nicaragüense que no le prestó atención a esos territorios mientras se enfrascaban en luchas de poder, en los días inmediatos a la independencia de España.
Río San Juan
El río San Juan ha sido el principal protagonista en las disputas entre Daniel Ortega y Costa Rica. En sus primeros años de gobierno, Ortega ordenó un dragado en el río y dejó a cargo de este a Edén Pastora.
Ese dragado ocasionó daños ambientales en humedales que se encontraban en territorio costarricense, de manera que Costa Rica acusó en 2010 a Nicaragua ante la CIJ por estos daños. Incluso, un tribunal costarricense ordenó la captura de Edén Pastora.
Después, en el año 2011, Costa Rica empezó la construcción de una carretera sobre la ribera del San Juan, la cual tendría una extensión de 160 kilómetros. El régimen de Ortega denunció que esta obra estaba dejando sedimentos en el río y que estaba perjudicando a su territorio, lo cual tensó aún más las relaciones entre ambos países.
El conflicto tardó varios años en resolverse y la CIJ dictaminó finalmente en 2018 lo siguiente:
Que Nicaragua debía pagar 120,000 dólares por degradación o pérdida de bienes y servicio ambientales.
También otros 236,032.16 dólares por daños que dejaron las actividades ilícitas de Edén Pastora en la zona.
Otros 2,708.39 dólares por gastos de restauración en los humedales bajo protección internacional
Además 20,150 dólares por intereses acumulados entre el 16 de diciembre de 2015 y el 2 de febrero de 2018.
Nicaragua terminó pagando un total de 378,890 dólares a Costa Rica.
En medio de las discusiones alrededor de esta polémica en el río San Juan, la CIJ también determinó en 2015 que el río pertenecía a Nicaragua, pero que Costa Rica tenía derecho de navegación en las aguas del mismo.
La crisis migratoria
Daniel Ortega cerró la frontera a miles de migrantes africanos, cubanos y haitianos que buscaban llegar a Estados Unidos en 2015. Esto provocó una crisis migratoria en la región, pero también una tensión en las relaciones entre Nicaragua y Costa Rica.
Todo empezó el 10 de noviembre de 2015, cuando antimotines de la Policía expulsaron con gases lacrimógenos y balas de goma a un grupo de casi 2,000 migrantes cubanos, según denunciaron ellos mismos ante medios de comunicación, lo cual sería confirmado después por la dictadura de Ortega.
Rosario Murillo acusó a Costa Rica por “el ingreso forzoso de miles de migrantes irregulares de nacionalidad cubana. Denunciamos enfáticamente al Gobierno de Costa Rica por violación de nuestra soberanía nacional, y por incumplimiento de sus obligaciones como Estado, que participa de los mecanismos internacionales donde se acuerda el respeto a las fronteras soberanas y a los derechos de quienes van de un país a otro”.
“El Gobierno de Nicaragua no tolera, ni tolerará, acciones que atenten y arriesguen nuestra seguridad soberana, tanto en lo que se refiere a la integridad de nuestro territorio como al respeto inquebrantable a nuestro ordenamiento jurídico”, insistió Murillo.
LA PRENSA entrevistó a la entonces directora de la Dirección de Migración y Extranjería de Costa Rica, Kathya Rodríguez, quien aseguró que con las autoridades de Nicaragua se venía trabajando sin problemas en el paso de los migrantes que venían de Suramérica con rumbo al norte.
Según Rodríguez, todo había empezado en el año 2012, cuando los países de la región se dieron cuenta que los migrantes estaban usando Centroamérica como corredor para llegar a Estados Unidos. Ese año, indicó Rodríguez, Costa Rica detectó a 50 migrantes irregulares ingresando desde Panamá.
El año siguiente fueron 2,500 y para el 2014 fueron 5,600. Para noviembre de 2015, cuando empezó la crisis migratoria en la frontera con Nicaragua, la cifra se acercaba a 13,000.
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“Lo único que Nicaragua pedía era el pase de una manera legal y entonces nosotros lo hacíamos bajo la figura de la deportación”, explicó Rodríguez, quien aseguró que Nicaragua les daba una visa de tránsito por 80 dólares para que continuaran con su camino hacia Honduras.
Pero todo ese mecanismo que venía funcionando desde años atrás cambió cuando las autoridades costarricenses desmantelaron una red de tráfico de personas, la cual dejó a un total de 1,917 cubanos a la deriva. El 15 de noviembre, esos cubanos entraron a Nicaragua de manera irregular y tras avanzar unos ocho kilómetros sobre la carretera, se encontraron con un cordón de antimotines que les bloquearon el paso y les lanzaron gases lacrimógenos. Entre los migrantes había mujeres embarazadas, niños y adultos mayores.
Luego, el vocero del Ejército de Nicaragua, coronel Manuel Guevara, leyó un comunicado en el que informaba sobre la presencia de un batallón de infantería para reforzar la seguridad en la frontera sur. Según el parte, el destacamento militar participó en la retención y deportación de los cubanos.
El entonces canciller costarricense, Manuel González, rechazó las acusaciones de Murillo y criticó: “Mandar el Ejército de un país y tirarlo encima de una población migrante, en la situación en la que se encuentran hombres, mujeres y niños, esa es la manera en que ese país (Nicaragua) aborda este tema”.
El problema se resolvió hasta a inicios de enero de 2016, cuando Costa Rica acordó con los demás países de Centroamérica, el traslado de estos migrantes al norte por avión y así evadiendo Nicaragua que mantuvo su postura de no dejarlos pasar.
En la actualidad, Ortega mantiene una política de puertas abiertas para la migración irregular, la cual ocupa como arma política para perjudicar a Estados Unidos.
El caso de Juan Santamaría
Incluso en los años ochenta, cuando Daniel Ortega fue mandatario por primera vez, ofendió a Costa Rica entregando unos restos de vaca y haciéndolos pasar como osamentas de Juan Santamaría, el máximo héroe nacional de Costa Rica.
El 11 de abril de 1981 en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua, el entonces jefe de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, Daniel Ortega, entregó una urna de madera al presidente Rodrigo Carazo Odio y aseguró que esta contenía restos de muchos héroes costarricenses muertos en la Segunda Batalla de Rivas contra las tropas filibusteras de William Walker, en abril de 1856, incluido Juan Santamaría.
Un mes después, un equipo de antropólogos y médicos costarricenses descubrieron que las osamentas que entregó Ortega no eran más que “un surtido de fémures de vaca y mandíbulas de mono”. Ofendido, Costa Rica regresó los restos a Nicaragua.
Santamaría habría sido un soldado costarricense que participó en Rivas en la lucha contra William Walker. En 1855 el general costarricense José María Cañas sugirió prender fuego a una casona donde estaban unos filibusteros y pidió un voluntario. Entre los que se ofrecieron estaba Juan Santamaría.
Combatientes ticos que presenciaron la acción contaron varios años después que Santamaría empapó pedazos de lienzo y tuzas en aguarrás formando una tea que colocó en una vara de caña y se dirigió hacia el mesón esquivando los disparos. Unos dicen que logró subirse al techo, otros que solo acercó la improvisada tea al cielorraso de cañas secas y el fuego se propagó. En eso estaba cuando las balas lo alcanzaron y murió.
Derechos humanos
Tras el estallido de la crisis sociopolítica de 2018 en Nicaragua que provocó más de 300 personas asesinadas, miles de presos políticos y exiliados, el gobierno costarricense presidido por Carlos Alvarado condenó y criticó fuertemente las violaciones de derechos humanos cometidas por Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Las relaciones entre ambos países continuaron tensas desde que empezó el conflicto en la CIJ por el dragado en el río San Juan, mientras Costa Rica recibiría en los siguientes años una oleada migratoria de nicaragüenses que huyen de la represión orteguista.
Tras la salida del gobierno de Alvarado y la llegada de Rodrigo Chaves a la Presidencia de Costa Rica en 2022, las relaciones entre ambos países se mantenían “cordiales”, según dijo el mismo presidente Chaves en 2023.
El analista Carlos Murillo señala que, a pesar de que Chaves ha dicho que mantiene comunicación con Ortega, es sabido que las relaciones entre ambos países continúan tensas, no al nivel de años anteriores, pero sí hay desacuerdos en temas de institucionalidad, Estado de derecho, democracia y violaciones de derechos humanos.
“Costa Rica cuestiona cuando hay hechos concretos y no cuando hay actos discursivos”, señala Carlos Murillo, así que considera que las palabras dichas por Ortega el pasado 30 de julio no pasarán a un conflicto más grande, siempre y cuando el dictador no tome acciones que afecten la territorialidad de Costa Rica.