Corea del Norte ejecutó públicamente a 30 adolescentes por ver dramas surcoreanos almacenados en dispositivos USB, informaron medios de Corea del Sur esta semana. Pyongyang castiga severamente a las personas que son sorprendidas consumiendo producción audiovisual provenientes de Cores del Sur, Estados Unidos o Japón.
Según los informes, las autoridades de Corea del Norte, que es la nueva apuesta diplomática del régimen de Daniel Ortega, dispararon públicamente a los estudiantes de secundaria al descubrir que estos estaban consumiendo dramas surcoreanos almacenados en dispositivos USB.
Los dispositivos supuestamente habían sido enviados en globos por grupos de desertores norcoreanos desde Seúl el mes pasado, según cita el diario Korea JoongAng Daily
Un funcionario bajo anonimato del Ministerio de Unificación de Corea del Sur recordó a periodistas de medios surcoreanos que «es ampliamente conocido que las autoridades norcoreanas controlan estrictamente y castigan duramente a los residentes basándose en las tres leyes llamadas ‘malvadas’, incluida la Ley de Rechazo de Ideología y Cultura Reaccionarias».
Dicha ley permite a las autoridades norcoreanas condenar a penas de cárcel a personas por importar o distribuir libros u otros materiales que muestren la cultura surcoreana. Con esta regulación, el régimen sangriento de Kim Jong-un busca controlar la información externa, aduciendo que es un esfuerzo por “proteger” a los norcoreanos de la supuesta influencia «maligna» de la cultura occidental.
Esta ley fue promulgada en diciembre del 2020 y también establece pena de muerte para los distribuidores de medios de comunicación surcoreanos y hasta 15 años de prisión para los espectadores.
La fuente del Ministerio de Unificación de Corea del Sur recordó que «el Informe de Derechos Humanos de Corea del Norte de 2024 publicado por el ministerio también registra casos de ejecuciones por ver dramas surcoreanos».
La Ley de Rechazo de la Ideología y la Cultura Reaccionarias del Norte, promulgada en diciembre de 2020, exige la pena de muerte para quienes distribuyen medios de comunicación surcoreanos y hasta 15 años de prisión para los espectadores.
La ley también afecta a libros, canciones y fotografías, con una cláusula que impone hasta dos años de trabajo forzoso por utilizar estilos de habla o canto surcoreanos, según explica el diario Korea JoongAng Daily.
El medio recordó que a principios de este año, un vídeo de un juicio público mostró a dos chicos de 16 años siendo sentenciados a 12 años de trabajos forzados por ver dramas surcoreanos. El vídeo, producido por las autoridades norcoreanas para el adoctrinamiento ideológico interno, también muestra a mujeres de Pyongyang siendo castigadas por imitar ropa y peinados de dramas surcoreanos.
Incluso el Informe de Derechos Humanos de Corea del Norte de 2024 incluye testimonios de desertores que revelan duros castigos para los residentes expuestos a la cultura o la comida de Corea del Sur, precisa.
Según el informe, las autoridades norcoreanas clasifican el uso de un vestido blanco en lugar del tradicional hanbok en las bodas, beber en copas de vino y usar gafas de sol como «comportamiento reaccionario». También están prohibidas palabras como appa (papá) y ssaem (maestro).
En 2024 un informe del Ministerio de Unificación de Corea del Sur reveló que en Corea del Norte los teléfonos móviles son revisados periódicamente para detectar el uso de lenguaje al estilo surcoreano. Además, el uso de vestidos de novia blancos es castigado por considerarse «reaccionario», informó el diario La República de Perú.
Corea del Norte, la apuesta de Ortega
Lo anterior muestra el grado de violación de derechos humanos que impera en una de las apuestas diplomáticas de Daniel Ortega, Corea del Norte, donde la dictadura está apurada por abrir una embajada mientras ordenó el cierre de la sede diplomática en Corea del Sur, una de las naciones más próspera económicamente en Asia.
Los lazos diplomáticos entre el régimen norcoreano y el régimen sandinista datan desde la década de los años ochenta, pero fueron suspendidos durante los gobiernos liberales y retomados con el regreso de Ortega al poder en 2007.
El aislamiento internacional del régimen de Ortega por las violaciones de derechos humanos, lo han forzado a estrechar relaciones diplomáticas con naciones que tratan con mano de hierro a sus ciudadanos, como es el caso de Corea del Norte.
En julio del año pasado, la vocera de la dictadura orteguista, Rosario Murillo, calificó de hermano a Kim Jong-un, «presidente de Corea del Norte, quien nos mandó un hermoso mensaje también, y asumimos el compromiso de abrir embajadas”. Esto tras una reunión con el embajador o representante de ese país en Managua.
“Vamos en reciprocidad a trabajar juntos desde esas representaciones en políticas sociales, culturales, diplomáticas, fortalecer nuestras relaciones que son de décadas”, aseguró Murillo. Este año ya se han dado pasos y eso ha implicado cerrar la sede diplomática en Corea del Sur.
Cuba mira a Corea del Sur
En cambio, AFP informó este mes que Cuba se preparaba para abrir embajada en Corea del Sur, un nuevo vínculo que «ilustra un cambio generacional» en la isla comunista, aliada histórica de Pyongyang, y que refuerza la posición de Seúl en América Latina, según analistas.
La apertura de embajadas podría ocurrir muy pronto, tras el sorprendente anuncio el 14 de febrero del restablecimiento de relaciones entre los dos países mediante un intercambio de notas diplomáticas en Naciones Unidas.
Diplomáticos surcoreanos se encuentran en La Habana desde el 14 de junio y han empezado «a establecer una oficina temporal», indicó a la AFP el ministerio de Relaciones Exteriores, que ha dicho que desea abrir su misión diplomática «lo antes posible».
Del lado cubano, funcionarios de la isla están en la capital surcoreana con el objetivo de abrir su embajada igualmente muy pronto, según la agencia de Corea del Sur, Yonhap.