LA PRENSA informó este martes 9 de julio acerca de unas declaraciones muy importantes del obispo católico nicaragüense desterrado y desnacionalizado, monseñor Silvio Báez, al periódico español La Gaceta de Salamanca.
El obispo Báez relata por primera vez en estas declaraciones la conversación que sostuvo con el papa Francisco en la cual este le pidió que se fuera de Nicaragua para salvar su propia vida. “No quiero otro obispo mártir”, cuenta el obispo Báez que le dijo el sumo pontífice, en alusión al arzobispo de El Salvador, monseñor Óscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de febrero de 1980 en la capital salvadoreña por motivos políticos.
“Salí sufriendo muchísimo —expresó monseñor Báez—. Nunca he entendido que haya que salvar al pastor dejando a las ovejas. Y yo nunca hubiera salido de mi país si no por obediencia al Santo Padre. Obedecí dolorosamente tras un largo diálogo con él. No fue un mandato y una obediencia ciega. Fue dialogada, pero al final obedecí. Yo le hice ver todas las razones por las que convenía que yo me quedara, pero el papa Francisco con mucho cariño, como un hermano mayor al final ya me dijo en lenguaje argentino: ‘Haceme caso hijo, yo sé lo que te digo no quiero otro obispo mártir’. Agarrándome el brazo con mucho cariño, finalmente obedecí llorando y dejé mi país en el año 2019”.
Al indicar monseñor Báez que “nunca ha entendido que haya que salvar al pastor dejando a las ovejas”, se refería obviamente que él no quería irse al exilio para proteger su vida, abandonando a su pueblo, a sus hermanos obispos y sacerdotes, a la Iglesia católica en general que estaba y sigue estando sometida a la peor persecución religiosa que ha habido en la historia política de este país.
Obviamente, con sus palabras evocó sin mencionarla la parábola del buen pastor que forma parte del evangelio de San Juan, que dice en su parte conducente: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el que es un asalariado y no un pastor, que no es el dueño de las ovejas, ve venir al lobo, y abandona las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Él huye porque solo trabaja por el pago y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas y las mías me conocen, de igual manera que el Padre me conoce y yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este redil; a esas también me es necesario traerlas, y oirán mi voz, y serán un rebaño con un solo pastor”.
En la entrevista con La Gaceta de Salamanca, el periodista planteó a monseñor Báez la pregunta obligada en estos casos: “¿Cómo ve el futuro de Nicaragua? ”Y el eximio obispo nicaragüense respondió: “Es una pregunta difícil. En este momento no se ven soluciones a corto y medio plazo. Evidentemente, una dictadura tan inhumana y tan cruel no tiene futuro, pero no sabemos cuándo acabará. El país se está cayendo a pedazos y el pueblo está sufriendo un calvario. Creo que están entrando en la etapa final y el papel de la Iglesia es dar esperanza y acompañar al dolor del pueblo”.
Monseñor Silvio Báez sabe mejor que nadie la importancia fundamental de la esperanza, la poderosa virtud que da a las personas confianza en el futuro, inclusive cuando la situación no podría ser peor y el poder maligno aparenta ser invencible.