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Diez datos sobre Norchad Omier, el blufileño que podría ser el primer nica en la NBA 

Empezó jugando beisbol en un campito de Bluefields, hasta que alguien intuyó su talento para el baloncesto. Ya ha llegado a lugares donde ningún nica jugó antes, pero actualmente se prepara para hacer historia.

Origen. Es originario de la ciudad de Bluefields, en la Costa Caribe Sur de Nicaragua. Su nombre, Norchad, surgió de la combinación de los nombres de su mamá y su abuelo: Norma y Richard. Es muy unido a su familia. Separarse de sus papás, hermanos y primos para perseguir su sueño en Estados Unidos fue un golpe duro, pero necesario. Conversa diariamente con sus padres, a quienes constantemente agradece su apoyo.

Gigante. Nacido el 28 de agosto de 2001, actualmente Norchad Omier tiene 22 años. Pesa alrededor de 240 libras y mide 2.04 metros de altura, una estatura promedio en la Asociación Nacional (NBA), a la que pronto podría ingresar, convirtiéndose en el primer nicaragüense en lograrlo. Los jugadores más altos en la historia de la NBA han medido 2.31 metros y el más bajo, apenas 1.60. 

Encuentro. Comenzó a jugar baloncesto casi por casualidad, a la edad de 14 años. Llevaba un par de años jugando beisbol y eso estaba haciendo en un campo del barrio costeño que lo vio crecer, cuando captó la atención de Ronnie Cayasso, director de la Academia de Basquetbol de Bluefields, quien se convertiría en su primer entrenador de baloncesto. A los 17 años se enfocó por completo en el deporte que ahora es su pasión.

Logro. Según datos de la estadounidense Asociación Nacional Deportiva Universitaria (NCAA, por sus siglas en inglés), publicados en 2020, de 540,769 jugadores de High School, únicamente 18,816 fueron tomados por un programa universitario (3.5 por ciento) y solo el 1 por ciento jugó en la NCAA División I. Omier pasó todos los filtros. De High School saltó a la Universidad Estatal de Arkansas y luego al equipo de la Universidad de Miami: los Huracanes de Miami. Logró convertirse en el primer nicaragüense en jugar en la División I de la NCAA, a pesar de la desventaja de haber llegado a Estados Unidos a los 17 años. 

Curiosidades. Cuando era niño estuvo a punto de morir en un accidente casero: estaba lloviendo y Norchad tocó un alambre pelado que le dio una descarga eléctrica. Su comida chatarra favorita son las hamburguesas, quiere conocer Río de Janeiro y cree que la parte más difícil de ser tan alto es tener que agacharse cada vez que toma un baño. 

Apodo. Se ganó el mote de “Baby Food” debido a su peculiar manera de pedirles a sus compañeros de equipo que le pasen la pelota: “¡Baby, food!” Con ella Omier quiere decir “dame de comer, dame la pelota” y demuestra su gran apetito por el balón. Por eso algunos de sus aficionados suelen llevar carteles donde el jugador aparece con la boca abierta y una cuchara. Además, según sus fans, Omier toma la pelota como si fuera “comida para bebés”. También se le conoce como “la Bestia”.

Fe. Pilín Álvarez, presidente y entrenador del Miami Prep, el equipo que le abrió las puertas a Omier a su llegada a Estados Unidos, tiene claro el futuro del blufileño. “Por mi experiencia en este negocio, no tengo dudas de que jugará en la NBA y será el primer nicaragüense en conseguirlo”, afirmó recientemente. “Pensamos que Norchad está listo para entrar a la NBA, acaba de firmar con un agente de Minnesota, Adam Godes, y lo mejor es que el agente solo tiene a Norchad en esa posición”, señaló el experimentado entrenador. 

Reconocimientos. A finales de 2022 el Comité Olímpico de Nicaragua celebró la Gala Olímpica donde premió a los 10 mejores atletas amateur del país. Para sorpresa de muchos, Omier fue colocado en el último puesto, por ello se asumió que la elección estaba completamente politizada. En 2023 la Asociación de Cronistas Deportivos de Nicaragua (ACDN) lo declaró “Atleta Aficionado de 2022”. Moisés Ávalos, presidente de la ACDN, quería colocarlo en la categoría profesional, pero no fue aceptado. Dos años antes, en 2021, Omier ya había recibido la orden “Glorias Costeñas” por parte de la Alcaldía de Bluefields. 

Triunfos. En Nicaragua vivió experiencias que marcaron su carrera deportiva y demostró que trae el deporte en las venas. Cuando estudiaba la secundaria en el Colegio Adventista participó en el campeonato de balonmano y su equipo resultó ganador. También participó en los Juegos Centroamericanos de Baloncesto Sub-17 realizados en Panamá, donde la selección nacional ganó la medalla de oro. 

Rituales. De niño quería ser pastor, sueño que ya dejó atrás, aunque sigue creyendo en Dios. Antes de cada partido se aparta un momento del equipo y ora. Otro de sus rituales es entrenar diariamente de tres a cuatro horas, declaró en entrevista con el Diario LA PRENSA en 2019, año en que salió del anonimato luego de firmar con el Miami Prep. Su sueño es llegar a la NBA y su frase favorita: “El cielo es el límite”. Asegura que lo que más le gusta de su cuerpo son sus pies, porque con ellos ha hecho grandes cosas. 

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