La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, conocida como Convención sobre el genocidio, es una de muchas herramientas del derecho internacional creadas en respuesta al Holocausto, el exterminio sistemático de seis millones de judíos europeos en el siglo XX.
Con el acuerdo de 1948 se espera evitar otros genocidios.
Tanto Alemania como Israel y Nicaragua son tres de los 150 países signatarios de la convención. Tienen la responsabilidad legal de acatar sus disposiciones, pero también pueden acusar formalmente a un signatario por violar la convención.
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Esto fue lo que hizo el Gobierno del país centroamericano el pasado 1 de marzo, cuando demandó a Alemania ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en La Haya. Nicaragua alega que el Gobierno en Berlín no cumplió su obligación de prevenir el presunto genocidio que se estaría cometiendo en contra del pueblo palestino.
El país demandante pide que la Corte implemente “medidas cautelares” en contra de Alemania, obligándola a suspender su apoyo a Israel, sobre todo el apoyo militar, incluido el envío de armamento.
Definición de genocidio
Desde el ataque terrorista de Hamás contra Israel, el pasado 7 de octubre, que dejó cerca de 1,200 muertos, Israel ha bombardeado y cercado la Franja de Gaza. Según la autoridad sanitaria liderada por Hamás, más de 32,000 palestinos han sido asesinados en la ofensiva israelí, esto equivale a más de un 1.5 por ciento de la población.
Tanto Naciones Unidas como grupos de derechos humanos han acusado a las Fuerzas Armadas de Israel de ataques indiscriminados contra civiles.
Si las acciones de Israel constituyen un “genocidio” o no es un asunto de interpretación legal. En enero, el fallo de la CIJ en el caso de Sudáfrica contra Israel determinó que “por lo menos algunos actos u omisiones de los que Sudáfrica acusa a Israel en Gaza podrían caer dentro de las disposiciones de la convención”.
Alemania ha defendido abiertamente a Israel, que rechaza estas acusaciones, y niega cualquier comportamiento ilícito propio.
“Valoramos a la CIJ y, desde luego, participaremos en el proceso y nos defenderemos”, dijo Christian Wagner, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania. “Pero queremos dejar muy claro que rechazamos las acusaciones de Nicaragua”, agregó.
El posible impacto del caso
Para ganar su caso, Nicaragua deberá superar “serios obstáculos”, cree Michael Becker, del Trinity College, en Dublín.
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Uno será acusar a Israel de cometer un genocidio sin que este país participe directamente en el proceso, explica a DW el experto en derecho internacional.
Además, para obtener un fallo en contra de Alemania, Nicaragua probablemente deberá demostrar que algunas obligaciones de Alemania no dependen de si Israel ha violado el derecho internacional, sino de si existe un riesgo serio de que lo haga, prosigue Becker.
Si bien cada signatario de la convención tiene el mismo derecho de presentarse ante la CIJ, Nicaragua no tiene las mejores cartas ante la opinión pública.
Credibilidad de Nicaragua
“Claramente es una dictadura”, sostiene Sophia Hoffmann, de la Universidad de Erfurt. En opinión de la experta en relaciones internacionales, Sudáfrica, por ejemplo, goza de mayor credibilidad que Nicaragua por tratarse de una democracia y por haber desmantelado exitosamente el sistema del apartheid.
Sin embargo, Hoffmann destaca que “las reglas son para todos” y que Alemania, por un lado, apoya el derecho internacional, por ejemplo, denunciando la guerra en Ucrania, pero, por otro, “se hace un poco de la vista gorda respecto a importantes aliados políticos”.
Si bien Alemania no es el único aliado de Israel, sí es uno de los más estrechos. Entre 2019 y 2023 fue el mayor proveedor de armas de Israel, detrás de EE. UU., responsable de un 30 por ciento de las importaciones de material militar, según el instituto de investigación de conflictos SIPRI.
“La idea de que armas alemanas contribuyan al asesinato de muchos, muchos civiles —miles de civiles, mujeres, niños— es una idea terrible”, subraya Hoffmann, en declaraciones a DW.
“Razón de Estado” bajo presión
Independientemente de las consecuencias tangibles del fallo, Alemania enfrenta una fuerte presión debido a su identidad nacional de posguerra, que se basa en el apoyo a Israel tras sus crímenes históricos contra los judíos.
El apoyo germano es “razón de Estado”, un concepto político ambiguo que hace que cierta política de Estado sea incuestionable.
Asimismo, el caso ante la CIJ encaja con las amplias críticas internacionales en contra de las restricciones de Alemania a la libertad de expresión académica y cultural, que han convertido a personas en “víctimas o blanco de la represión en contra de una definición muy amplia de antisemitismo”, cree la experta de la Universidad de Erfurt.
El 8 y 9 de abril, Nicaragua y Alemania presentarán sus argumentos ante la Corte Internacional de Justicia.