El último acuerdo entre Nicaragua y Rusia, que oficializa el entrenamiento del Ministerio del Interior ruso a la Policía nicaragüense, materializa para los críticos el establecimiento de un centro operativo ruso en la región y también lo consideran una base legal para concretar la reingeniería de la Policía bajo el modelo ruso, caracterizado por el espionaje, la intimidación y la represión de sus adversarios.
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En los últimos años la Policía orteguista no se ha quedado atrás en las prácticas represivas. Desde 2018, la Policía se convirtió en el principal instrumento represivo contra las protestas civiles. La violencia policial dejó ese año más de 300 muertos, según informes de organismos internacionales de derechos humanos.
¿Qué dice el acuerdo?
El denominado “Acuerdo entre el Gobierno de Nicaragua y el Gobierno de Rusia, sobre cooperación en el ámbito de recapacitación y superación profesional en la esfera de la actividad policial”, fue aprobado por la Asamblea Nacional con trámite de urgencia el pasado 21 de marzo.
El Centro de Instrucción ruso, que gozará de personalidad jurídica nicaragüense, realizará su actividad bajo la dirección de personal ruso, quienes tendrán los mismos privilegios de diplomáticos extranjeros acreditados en el país. Las funciones del Centro de Instrucción estarán bajo la dirección general del jefe de la representación diplomática de Rusia en Nicaragua y la dirección práctica estará a cargo de la “autoridad competente de la parte rusa”, es decir, el Ministerio del Interior de Rusia, parte rusa en el acuerdo.
El politólogo y presidente de la Fundación Libertad, Félix Maradiaga, valoró que el concepto de “recapacitación” apunta precisamente a una reingeniería de la Policía bajo el modelo ruso.
“La relación entre la Policía Nacional, que actualmente es una maquinaria de represión al servicio del régimen de los Ortega, y la Federación Rusa, no es nueva. El mismo preámbulo del acuerdo se toma el tiempo de describir los antecedentes de tal cooperación. No obstante, lo más llamativo del acuerdo es que exhibe una decisión política de los Ortega-Murillo de profundizar la relación en materia de seguridad con la Federación Rusa, sin disimular las intenciones de que esa relación conlleve a que Nicaragua se sume, explícitamente, al bloque de cooperación en seguridad con Rusia, para hacerle contrapeso a occidente”, explicó Maradiaga.
Profundización de la relación policial con Rusia
Maradiaga recordó que en acuerdos previos con Rusia y varios encuentros de capacitación que se llevaron a cabo con mayor frecuencia después de 2016, el régimen de Ortega insistía en que dicha cooperación estaba enmarcada en elevar las capacidades de la Policía para la lucha contra el narcotráficos. Por su parte, la Federación Rusa viene desde hace muchos años haciendo esfuerzos para aumentar su presencia en las Américas a través de su membresía en la Comunidad de Policías de las Americas (Ameripol).
Según el politólogo, después de la invasión a Ucrania, “ese proceso de interacción rusa con las policías de las Américas se vio afectada en varios países. No obstante, en el caso de Nicaragua la invasión a Ucrania significó más bien una profundización de las relaciones bilaterales con Rusia en materia de seguridad y defensa”.
Maradiaga aseguró que desde 2018, año de la brutal represión policial contra las protestas civiles en Nicaragua, el Centro de Capacitación Profesional de la Policía del Ministerio del Interior de Rusia, ha venido aumentando su actividad en Nicaragua.
“Una lectura detallada del nuevo acuerdo, refleja precisamente esa decisión de profundizar la relación policial con Rusia, algo que también ha venido pasando en el ámbito de defensa. En Noviembre de 2023, el jefe del Ejercito de Nicaragua Julio Cesar Avilés anunció una “ampliación de lazos de cooperación con Moscú”, de la misma forma que se ha realizado con China, a través de un convenio de octubre de 2023. Indudablemente el acuerdo se da en seguimiento a la reciente visita de Patrushev.
Base rusa en Nicaragua
El acuerdo establece que los edificios, estructuras e instalaciones nuevas construidas para las capacitaciones del Ministerio de Rusia en territorio nicaragüense “serán propiedad de la Federación de Rusia”, lo que para los críticos significa la materialización de una base rusa en Nicaragua, un tema del que se ha venido hablando desde que la dictadura de Daniel Ortega comenzó a estrechar sus relaciones con el régimen de Vladimir Putin.
En 2016, el medio británico Daily Mail publicó que Rusia había llegado a un acuerdo con Nicaragua para construir una base de recolección de Inteligencia electrónica en Nicaragua, al mismo que se llevaba a cabo la contrucción de un complejo de edificos en Managua, donde era evidente el persona ruso. Por ese entonces se conoció la venta de cincuenta tanques rusos T-72.
Un experto en relaciones internacionales, que hizo una revisión del documento publicado por la Asamblea Nacional, aseguró que “lo que están haciendo es instalar una plataforma de inteligencia de espionaje en Nicaragua, para extenderla más allá de Nicaragua, probablemente hacia otros países de interés en el área centroamericana y el Caribe, pero también para confrontar más de cerca a Estados Unidos.
Para el experto, el acuerdo plantea un nivel muy alto de influencia rusa en Nicaragua, con una base con especialidad en seguridad que estará bajo su total control.
Acuerdo con muchos detalles
El acuerdo deja claro que la Federación de Rusia, las organizaciones rusas y el Centro de Instrucción gozarán de inmunidad de la jurisdicción de arbitraje, de las cortes de Nicaragua, de las decisiones de las autoridades competentes de Nicaragua respecto a sus bienes, de las medidas coercitivas tomadas a base de las decisiones de las autoridades competentes de la República de Nicaragua, respecto a cualquier derecho y reclamación de terceras personas, en cuanto a cualquier forma de intervención administrativa por parte de la República de Nicaragua.
Los rusos también gozarán de exensión de impuestos, limitaciones de inmigración, del procedimiento del registro de extranjeros y de las tarifas de registro durante su estancia en Nicaragua. Tendrán derecho a importación de un medio de transporte, muebles, objetos de uso doméstico y otros efectos personales sin pagar los derechos aduaneros, impuestos y tarifas en el curso del viaje de trabajo, entre otra serie de privilegios iguales a los que tienen los empleados de representaciones diplomáticas.
El experto destacó que por primera vez un documento revela tanto detalles sobre un acuerdo entre Ortega y uno de sus grandes socios políticos, lo que deja ver la seriedad del mismo.
“Una de las cosas más curiosas es el nivel de detalle que tiene el documento y además que es primera vez que se hace público, porque se han firmado otros acuerdos y solo dicen que se firman, pero no lo muestra, en cambio ahí está todo el cuerpo, hasta con la certificación que les hizo la mujer de cancillería”, dijo la fuente.
También apuntó que es un acuerdo que evidencia el entreguismo total de Ortega a los rusos.
“Enclave policial y de inteligencia ruso en Nicaragua”
Para otro experto en relaciones internacionales, que también habló con LAPRENSA bajo condición de anonimato, “son de sobra conocidas las prácticas represivas rusas, que es lo que aparentemente en parte se encargarán de ‘enseñar’ a la policía de Nicaragua”.
“Decimos en parte porque con el camuflaje diplomático, que concede inmunidad al Centro, podrán llevarse a cabo otro tipo de actividades de inteligencia y espionaje”, manifestó el analista.
Sin embargo, manifestó que lo que más le preocupa es la función que tendrá este espacio en Nicaragua, que para él será “un enclave policial y de inteligencia ruso en Nicaragua”.
“Los proyectos de cooperación gozan también de una serie de prerrogativas diplomáticas, pero conllevan el compromiso de trasladar finalmente todos los productos y subproductos del proyecto al país beneficiario. Aquí se ve que el tal Centro de Instrucción permanecerá como un apéndice de la embajada rusa en Managua y todas sus inversiones serán propiedad rusa”, expresó el experto.
Desde que Ortega regresó al poder en 2007 ha afianzado sus relaciones con el régimen ruso de Vladímir Putin, quien es su aliado ideológico a nivel internacional. Nicaragua, bajo la dictadura orteguista es uno de los pocos países del mundo que apoya a Rusia en la invasión militar a Ucrania.