El Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter) informó que existe una posibilidad del 75 por ciento de que el fenómeno natural de El Niño —que predomina actualmente— desaparezca en abril próximo, y dé paso a un clima con condiciones neutras con alta posibilidad para que el fenómeno de La Niña reaparezca para agosto o septiembre próximo. ¿Cómo y cuáles son las implicaciones para Nicaragua?
El director de meteorología del Ineter, Marcio Baca, indicó —en una entrevista a un programa oficialista— que en la actualidad “los centros internacionales están emitiendo una probabilidad por el orden del 75 por ciento de que El Niño desaparezca en el mes de abril, eso significará que pasaremos a situaciones neutras, algunos modelos incluso están previendo posibilidades de la aparición nuevamente de un fenómeno Niña por agosto o septiembre”.
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Aunque Baca reconoció que por ahora “no quisiéramos adelantarnos” debido a que “este período de salir de la época invernal hacia la época de primavera los modelos tienden a confundirse mucho y aumentan su margen de error. A mediados de abril ya vamos a tener esta información totalmente verificada”.
El Niño no está incidiendo en las temperaturas, dice el Ineter
Baca mencionó que el fenómeno del Niño no está incidiendo directamente en el aumento de las temperaturas que se han estado experimentando en los últimos días en Nicaragua.
“El calor está respondiendo básicamente primero porque tenemos mayor cantidad de horas sol, y en abril cuando tengamos aún mayor cantidad de horas sol, las temperaturas van a ser más fuertes. En abril podemos llegar en Chinandega a 39 y más décimas de grado y Managua a 38 fácilmente”, afirmó el director del Ineter.
De hecho, pronosticó que, aunque solo en Corinto ya se superó el récord de las altas temperaturas y en el resto del territorio ha estado por debajo de las normas históricas, en las próximas semanas no se descarta que las temperaturas aumenten más.
“El día 12 (marzo), superamos el valor histórico solo en la estación de Corinto, el récord histórico, es decir, la temperatura más alta registrada en esa zona ha sido de 39.4 grados y el día 12 registramos 39.6 grados. En el resto del país, han andado todas las temperaturas por debajo de sus normas históricas, por tanto, no hemos superado todavía ningún récord histórico en cuanto al calor se refiere”, afirmó Baca.
Por lo anterior, advirtió que “esto no quiere decir que no podamos en los próximos días de marzo, abril o incluso en mayo, antes que caigan las primeras lluvias, puede darse el caso que se superen las temperaturas”.
Implicaciones a Nicaragua
El agrometeorólogo y director del Observatorio de Fenómenos Naturales (Ofena), Agustín Moreira, explicó a LA PRENSA que “en el primer trimestre se espera que El Niño se comience a debilitar, asimismo ya para en abril que comienza la transición del Niño seco al Niño neutral que el primero se comenzará a disminuir hasta un 14 por ciento para abril y mayo, y tendremos al Niño neutral que tendrá una presencia significativa combinándose con La Niña”, indicó Moreira.
En esa línea dijo que para el período de junio, julio y agosto El Niño seco estará bastante débil y se definirá El Niño neutral a un proceso de transición de La Niña. “La Niña lluviosa para el período de julio, agosto, septiembre y octubre que es la que se espera que predomine en este ciclo”, mencionó.
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Para Nicaragua, señaló Moreira, se espera que en la última quincena de abril y la primera de mayo se estarán estableciendo algunas condiciones de lluvias.
“La intensificación de las lluvias podrían estar para los meses de agosto, septiembre y octubre, pero como vamos a tener la presencia de La Niña eso nos va a generar la posibilidad de presencia de eventos cíclicos como posibles ciclones tropicales, tormentas, ondas tropicales y formaciones de huracanes que podrán presentarse del Atlántico hacia el Caribe y nos generará algunas consecuencias de lluvias con la influencia del fenómeno de La Niña”, explicó el experto.
En el 2020 Nicaragua, principalmente la Costa Caribe Norte del país, sufrió el devastador paso de los huracanes Eta y Iota, de categorías cinco y cuatro respectivamente, impactaron el país con una diferencia de 13 días. La zona más afectada fue la RACCN, pero también hubo daños importantes en el Pacífico Sur y resto del país.
El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo calculó los daños provocados por los huracanes Eta y Iota en 999.2 millones de dólares y de inmediato inició la gestión de buscar recursos para atender la emergencia.
Lo que dice NOAA
El Centro de Predicciones Climáticas (CPC), adscrito a la estadounidense Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés) emitió una alerta el 14 de marzo sobre el debilitamiento de El Niño y la posible llegada del fenómeno La Niña en el segundo semestre del 2024 en el océano Pacífico ecuatorial.
El Niño se instaló en junio de 2023 y prevén que se mantendrá activo al menos hasta abril próximo. Pero entre abril y junio podría ocurrir una transición hacia una fase neutral, es decir, no estaría presente ni El Niño y La Niña. La probabilidad de que esto ocurra es del 83 por ciento. Después de esa transición, vendría La Niña. La probabilidad de que aparezca entre junio y agosto va en aumento y actualmente es del 62 por ciento.
“Es probable que se produzca una transición del Niño al Niño —Oscilación del Sur (ENOS o ENSO)— neutral para abril-junio de 2024, con un 83 por ciento de probabilidad, con probabilidades de que La Niña se desarrolle para junio-agosto de 2024 (62 por ciento de probabilidad)”, indicó.
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Asimismo la NOAA señaló que los índices semanales del Niño se “debilitaron, pero se mantuvieron positivos, con el último valor del Niño-3.4 situándose en 1.4 grados Celsius”.
En esa línea, la oficina estadounidense refirió que se espera, primero, una transición a ENSO-neutral durante la primavera de 2024, con La Niña potencialmente desarrollándose durante el verano de 2024.
“Si bien diferentes tipos de modelos sugieren que se desarrollará La Niña, el equipo de pronóstico favorece la guía del modelo dinámico, que es ligeramente más precisa para los pronósticos realizados durante esta época del año. Aunque los pronósticos realizados durante la temporada de primavera tienden a ser menos confiables, existe una tendencia histórica a que La Niña siga a fuertes eventos del Niño”, apuntó NOAA.
Lo que produce La Niña
En el blog de la institución dedicada al ENSO, Emily Becker, investigadora científica de la NOAA, explicó que “también hay una probabilidad de 1 entre 3 de que se desarrolle incluso antes, entre mayo y julio“, dado a que La Niña, que sigue de cerca a un El Niño fuerte es bastante común y ocurre después de 5 de los 8 eventos fuertes del Niño.
“El calor se acumula en el Pacífico tropical durante El Niño, elevando el nivel del mar local en el Pacífico ecuatorial central y oriental. Esto resulta incómodo para la naturaleza y, para volver a las condiciones normales, las corrientes oceánicas alejan el calor del Ecuador y el agua más fría de niveles más profundos sube, a veces, suficiente agua fría como para provocar La Niña”, explicó en cuanto a la transición entre los dos fenómenos naturales.
La Niña no solo trae cambios en las temperaturas del océano, sino que también puede influir en las condiciones del clima, que de acuerdo con los pronósticos de la institución, “en el caso probable de que se desarrolle La Niña, afectará la temperatura global y los patrones de lluvia/nieve”, y agregó que el fenómeno “puede ser un personaje secundario en la temporada de huracanes —en cuanto a su fortalecimiento— en el Atlántico”.
Se espera que en este año el pronóstico de huracanes de la NOAA se publique en mayo.