Rosalba Ruiz Cuarezma ha sido amante del buen sabor de los pasteles nicaragüenses. Pero desde que migró a Estados Unidos en 2002 se enfrentó a otra cultura, pues los ingredientes de los queques que degustaba eran diferentes y la alejaban de la tradición que la había acompañado por años.
Esa —asegura al Diario LA PRENSA— fue una de las razones que la impulsó a emprender su negocio: Jeshua’s Cakes 100% nicaragüense, que funciona en Homestead, en el condado de Miami Dade. “Comencé a hacer pasteles nicaragüenses porque familiares de Nicaragua pues me ayudaron con la receta original, porque yo sufría, porque los queques aquí nada que ver con los queques nicaragüenses, que son tan ricos”, cuenta Ruiz, quien también los preparaba en Managua, de donde es originaria.
Aunque el emprendimiento se estableció de forma oficial en el año 2020, Ruiz, de 47 años, dice que empezó a vender pasteles desde 2005, motivada por la llegada de su primer hijo y por la situación económica de su hogar. Tenía un espacio publicitario en un periódico local de Miami, pero no atrajo mucha clientela por lo que desistió del proyecto.
“Me entraba una llamada por allá. Entonces ya cuando pude trabajar legalmente, me olvidé completamente de eso, porque no me estaba realmente resultando”, dice Ruiz, quien tuvo que esperar siete años para poder legalizarse en Estados Unidos y conseguir un buen empleo.
Ruiz Cuarezma cree que heredó de su bisabuela y abuela materna (q.e.p.d.) la pasión por la pastelería, pues ambas eran chef. Además, obtuvo una receta familiar como herencia, que aún la conserva y le ha permitido el éxito de su negocio. “Yo siempre tuve como esa pasión por la comida, por las cosas de Nicaragua de cocinar siempre cosas ricas, inclusive mi relleno (navideño) es 10 de 10”, dice con orgullo.
También asegura que gracias a un tío pudo pagar curso de pastelería, que le permitió aplicarlo a la receta tradicional de los pasteles que hacía en Nicaragua. Además de los queques, prepara postres como Pío V, tres leches; y también pudines o cupcakes.
Para ella, el mejor filtro de un pastel es su propio paladar. “Yo pienso que es eso, que cuando lo mordés, decís: ‘este es un queque nicaragüense’, así de sencillo y aparte, que pasó mi prueba, la prueba mía que es lo más importante, porque yo estaba cansada de comer lo mismo”, cuenta.
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Una oportunidad de negocio
Ruiz dice que siempre supo que la pastelería era una de sus habilidades, pero nunca lo miró como una oportunidad de negocio. “Nunca lo sentí que era como algo que yo iba a ejercer en algún momento”, agrega.
Durante la espera por su documentación migratoria, Ruiz, además de hacer pasteles, enviaba productos a Nicaragua para que una hermana se los vendiera y obtuviera un poco de ganancia, también limpió casas hasta que obtuvo un trabajo de oficinista. Sin embargo, la muerte de su empleador y un recorte de personal, la dejaron en el desempleo en el 2015.
Con la llegada de su hijo en 2017 y la pandemia del coronavirus en 2020, la situación económica apretó a su familia y consideró emprender nuevamente “porque acordate que siempre dicen que en la adversidad nacen los talentos”, manifiesta.
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Ruiz dice que su progenitora, quien llegó de visita a Miami, fue la motivación para vender pasteles nuevamente. “Un día estamos platicando y le digo: ´Mamá, imagínese si me hubiera quedado haciendo los pasteles, que no sé qué´… Y venía casualmente el cumpleaños de mi esposo, y me dice: ´Por qué no hacemos un queque para probar para él’; y lo hago y ella me dice ‘wow, esto es una delicia. Yo no puedo creer que no lo estés haciendo’”, agrega Ruiz, quien también tuvo el apoyo de su esposo para que se pudiera dedicar completamente al negocio.
Para la nicaragüense las redes sociales fueron una gran ventaja para el impulso del negocio pues se publicitó más y empezaron a llegar los clientes. Ahora cuenta con Facebook, Instagram y Tik Tok. “Eso fue una cosa increíble, se comenzó a vender poco a poco, la gente venía en medio de la pandemia, no les importaba; venían con las máscaras y yo también así entregaba, así trabajaba y pues gracias a Diosito, Jeshua´s Cake tenemos tres años y es un éxito”, dice.
El emprendimiento funciona en la casa de Ruiz, cuenta con un permiso legal de operación, licencia LLC (Compañía de Responsabilidad Limitada) y trabaja por encargos con 48 horas de anticipación. Ruiz se dedica al 100% a su emprendimiento; y sus hijos y esposo le ayudan en la preparación de los pasteles. También hace delivery.
“Yo te entrego tu queque súper fresquecito, riquísimo, es tradicional, auténtico merengue nicaragüense, que se pone durito como espumilla”, presume con orgullo Ruiz, quien asegura que entre sus ingredientes utiliza un porcentaje de productos nicaragüenses para garantizar también el buen sabor y textura de la torta.
Tiene clientes nicaragüenses, pero también ha conquistado los paladares de puertorriqueños, dominicanos, venezonalos, peruanos y cubanos. “Cuando la gente come el queque, de verdad, te digo, bueno yo pongo hasta videos de mi reviews, la gente me dice: ‘Me transportaste a mi niñez’, y eso es una cosa que vos no tenés idea como a mí me llena”, cuenta.
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Ruiz asegura que ha llegado a tener hasta 20 órdenes para un día y que la celebración del Día de las Madres, Navidad y Año Nuevo son buenas fechas para el negocio. “Todo lo hago paso a paso, con mis manos, nada es comprado, pre hecho”, dice.
También atiende pedidos para bodas, 15 años, primeras comuniones y hasta festividades de la Iglesia. “El hecho de hacerlo auténtico ha sido creo que la clave del éxito, del éxito que todavía estoy caminando en él y sé que podemos crecer más aún”, asegura.