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Sheyla Morales trabaja para Boeing y tiene proyectos con NASA. CORTESÍA

Sheyla Morales, la nicaragüense que aspira luchar por ser astronauta

Desde que era niña, de escasos recursos y sin dominar el inglés, su sueño era convertirse en astronauta. Ahora es parte del equipo de la NASA que busca llevar a seres humanos nuevamente a la Luna.

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Sheyla Morales es una mujer ocupada. Además de su trabajo como jefa de ingeniería estructural de Boeing que tiene contratos con la NASA, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos, también está estudiando Astrofísica, se prepara en asuntos de liderazgo, recibe clases de Navegación y Control, y está terminando de sacar su licencia como piloto privado de aviones. Todo esto apuntando a un objetivo: convertirse en la primera astronauta nicaragüense.

“Cada día que pasa me siento más cerca”, relata Morales quien desde que tiene memoria, cuando tenía 4 años y vivía en Puerto Cabezas con su familia, soñaba con ir al espacio como astronauta. Desde entonces, ha tratado de hacer todo lo posible por alcanzar ese sueño.

Morales cuenta que siempre que puede habla con los astronautas y las personas que trabajan en la NASA. Les pregunta cómo llegaron ahí. “Son personas como yo, que trabajaron por sus sueños y sus propias metas”, dice. Eso le da más esperanzas de algún día llegar al espacio.

Por el momento, a través de su trabajo en Boeing, Morales es parte del equipo de la NASA que trabaja en la Misión Artemis, un proyecto que busca llevar de regreso a personas a la Luna para poner una estación espacial y posteriormente llegar a Marte. El lanzamiento del proyecto estaba programado para septiembre de este año, pero la NASA informó en enero que se retrasará hasta 2025.

Sheyla Morales en una foto familiar junto a su padre y sus hermanos menores. CORTESÍA

Mientras tanto, Morales continúa preparándose para algún día llegar al espacio. Aún no se ha puesto un traje, pero en fiestas de Halloween todos los años se disfraza como astronauta, cuenta.

No olvida su origen nicaragüense y casi siempre lleva cosas que le recuerdan a su país. “Me gusta que el nombre de Nicaragua suene en alto siempre. Cada vez que me dan premios o reconocimientos en mi trabajo, siempre lo primero es Dios y lo segundo es que lo hago todo por mi país”, comenta.

Puerto Cabezas

Este domingo 3 de marzo, Sheyla Morales está cumpliendo 38 años. Nació en Managua, pero sus padres son originarios de la Costa Caribe. Vivió en Puerto Cabezas los primeros años de su vida, frente al mercado de la ciudad, y todavía recuerda los olores a camarones, pescados y tortugas que la trasladan a su infancia.

Otro olor que recuerda es el del helicóptero de su papá, quien trabajaba como piloto de la Fuerza Aérea del Ejército de Nicaragua y de vez en cuando la subía a la aeronave. Su padre también la llevaba a actividades que hacían en la Fuerza Aérea y ahí pudo conocer más sobre aviones. Morales relata que gracias a ello fue que nació su deseo de convertirse en astronauta algún día.

Cuando tenía 4 años, su familia dejó Puerto Cabezas y se movió a un barrio de Managua en donde hizo varias amistades con los niños de la zona. “Yo soy una persona de barrio y a mí me encantó crecer así. No me hubiera gustado crecer como ahora, con la tecnología de teléfonos inteligentes y cosas así”, cuenta.

Estudió su secundaria en el Colegio Pureza de María y cuando estaba cerca de cumplir 15 años, su madre, que trabajaba como enfermera, recibió una oferta laboral en Los Ángeles, Estados Unidos y pudo trasladarse con sus padres y su hermano menor.

En Los Ángeles, Morales pudo terminar su secundaria, sin embargo, fueron años de muchos retos personales para ella pues no hablaba inglés y su familia tampoco tenía dinero para pagarle una universidad cuando se bachillerara. “Yo venía en desventaja porque aquí todo mundo hablaba inglés”, relata.

Con mucho estudio, Morales terminó por aprender el idioma y cuenta que aún sigue practicando, sobre todo vocabulario y algunos tecnicismos por su trabajo.

Sheyla Morales dice que casi siempre trata de portar algo que la identifique como nicaragüense. CORTESÍA

Boeing y NASA

Una vez que se bachilleró, Morales quería estudiar algo que la llevara a convertirse en astronauta en el futuro, así que escogió la carrera de Ingeniería Física con concentración en el espacio. También tiene una mención en Matemáticas.

Su familia no podía costearle la universidad, que según Morales, rondaba los 40,000 dólares. Para poder estudiar, ella aplicó a varias becas para latinos, para mujeres, para grupos minoritarios, y a todas las que pudo, hasta que finalmente entró a la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle, en Florida.

Para aquellos años, Morales todavía no se sentía completamente segura con el inglés, además de que sus compañeros eran personas con estudios previos que llegaban de las mejores academias del mundo, cuenta.

“Me costó sangre, sudor y lágrimas. Es lo más difícil que he hecho en toda mi vida”, comenta Morales sobre su etapa universitaria que duró cuatro años y medio.

Morales trabaja para Boeing y tiene proyectos con la NASA. CORTESÍA

A pesar de la barrera del idioma y de ser bastante joven, en su primer año de universidad Morales consiguió un empleo en un laboratorio de robótica. Confiesa que para entonces ella no sabía nada sobre esta materia, pero logró aprender mucho sobre programación de robots y análisis de datos.

En su segundo año, empezó a trabajar en un proyecto de física espacial en la universidad, donde estaba a cargo de recolectar los datos que recibía de un instrumento que había en el Polo Sur, y de otro que estaba en la universidad. “Eso era más que trabajo. Me dio bastante aprendizaje y me encantaba”, relata.

Un mes antes de graduarse, Morales recibió una oferta laboral para el área comercial de Boeing, una de las principales empresas fabricantes de aviones en todo en el mundo. Su tarea era revisar las reparaciones que debía hacerse a las aeronaves que sufrían algún percance como golpes de truenos o fallas. Estuvo en eso por siete años hasta que optó por cambiarse a otras áreas para aprender cosas nuevas, así que se movió a un departamento de diseño y análisis de un nuevo avión que Boeing lanzará este año.

En noviembre de 2021, fue nombrada jefa de ingeniería estructural de Boeing y desde ese puesto ha empezado a trabajar con la NASA. “Tenemos varios contratos con NASA. Uno de los proyectos es la estación espacial internacional, el proyecto Artemis que es para regresar a los astronautas a la Luna también, y otros”, comenta.

Por la seriedad de su trabajo, dice que no puede brindar muchos detalles sobre lo que hace, pero sí comenta que está a cargo de 26 personas con las cuales está completamente comprometida y a las que no puede dejar pase lo que pase. “Esté enferma o no, igual tengo que ir a trabajar porque esas 26 personas dependen de mi conocimiento, liderazgo y apoyo”, agrega.

Morales actualmente vive en Houston por su trabajo, pero su corazón dice que lo mantiene en Nicaragua. Cada año procura regresar a su país para pasar vacaciones e incluso cuando le dan subsidio por alguna enfermedad, se va a Managua a descansar.

En su trabajo es casi común verla con alguna camiseta de Nicaragua o algún parche que le recuerde a su tierra, pues además de convertirse en astronauta, aspira dejar en alto el nombre de su país.

La Prensa Domingo Estados Unidos Nasa Nicaragua archivo

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COMENTARIOS

  1. Hace 2 meses

    Que le agradezca a los Estados Unidos de America. ¿Que te ha proporcionado Nicaragua? Solo destierro. Los Estados Unidos te ha dado la oportunidad de ser clase media que el criminal Frente Sandinista nunca te la hubiera dado u ofrecido. De seguro recibiste dinero de los contribuyentes a traves del PEN Grant program y por eso hay que ser feo pero agradecido.

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