Al obispo de la Diócesis de Danlí, Honduras, monseñor José Antonio Canales, actual secretario del Secretariado Episcopal de América Central (Sedac), no le sorprendió la noticia de la excarcelación y destierro de los obispos Rolando Álvarez e Isidoro Mora, de la Diócesis de Matagalpa y Siuna, respectivamente, 15 sacerdotes y dos seminaristas, debido a que considera que en un estado totalitario y en la mentalidad de una tiranía como la de Daniel Ortega y Rosario Murillo es el “camino lógico”.
“Yo veía en el camino y por las actuaciones de la tiranía nicaragüense que ha venido ejecutando desde hace un año, que empezaron los destierros, que ese era el ‘camino lógico’ que la dictadura ha encontrado, y por eso era cuestión de tiempo de que iban a encontrar la fórmula para desterrarlos”, dijo monseñor Canales a LA PRENSA.
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El obispo hondureño hizo alusión a las exposición de fotografías que el orteguismo presentó a finales de 2023, con las que quiso demostrar que a monseñor Álvarez lo trataban bien en las celdas del Sistema Penitenciario Jorge Navarro mejor conocido como La Modelo; asimismo, la exposición de consultas y resultados médicos del obispo.
Desterrarlos “es una maldad muy grande”
Canales destacó que de hecho, este fue el tercer contingente de sacerdotes que han sido desterrados por el orteguismo, debido a que entre febrero y octubre del 2023, un total de 17 sacerdotes nicaragüenses fueron obligados al destierro por parte de la dictadura orteguista. El primer grupo de cinco presbíteros ocurrió el 9 de febrero cuando 222 presos políticos fueron desplazados a Estados Unidos, y luego el de octubre cuando enviaron a 12 padres a Roma. En el primer grupo iban dos seminaristas y un diácono.
“En un estado totalitario como es el proyecto que lleva a cabo esta pareja que ilegalmente gobierna Nicaragua, deshacerse de las voces que han puesto en práctica la libertad de expresión, como uno de los derechos fundamentales del ser humano, en un estado totalitario eso no puede existir, no ha sido sorpresivo para mí, yo pensaba que era cuestión de tiempo”, aseveró monseñor Canales.
Enseguida el obispo afirmó que aunque la dictadura orteguista aparente que no le importe lo que diga la comunidad internacional, “la presión internacional les ha hecho reaccionar de una manera que nadie espera, pero que ya la dictadura está normalizando y es desterrar a sus propios ciudadanos nacidos en Nicaragua”.
También valoró que te expulsen o destierren de tu propio país donde está la cultura y raíces de la gente “es una maldad muy grande, que un día vas a tener justicia, yo creo en la justicia de Dios, pero también creo en la de acá, y la justicia que se hace en la tierra también es justicia de Dios cuando es verdadera, es una gran maldad desterrar a una persona de la tierra donde nació y todo esto va a tener justicia, no tengo ninguna duda de eso”.
Al obispo de Honduras se le consultó sobre qué habría llevado a monseñor Álvarez a aceptar el destierro, después de haber mantenido una postura firme y negarse a ser desterrado a pesar de estar encarcelado. El obispo Álvarez permaneció más de 500 días privado de libertad.
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“Por una fuente de alto crédito me enteré que lo último que había expresado monseñor Álvarez era ‘recurrir a la obediencia’ que tenemos todos; y él había expresado si el papa Francisco le ordenaba salir de Nicaragua lo hacía, eso es lo que tengo entendido, bueno aunque conociendo al papa Francisco no es un hombre de dar órdenes, pero seguramente podía o pudo sugerir”, mencionó el obispo Canales.
También el religioso señaló que se desconoce si el obispo Álvarez fue engañado o si le dijeron que lo iban a mandar a Roma con la sugerencia del papa Francisco, pero con “el tiempo se va a ir aclarando a ver qué pasó, hay que esperar un poco porque no es fácil de la noche a la mañana estar en un país que no es propio, a 9 mil kilómetros de Nicaragua, es muy duro para todo ser humano la forma en que han sido tratados los hermanos nicaragüenses”.
“Nunca podrá entrar al corazón católico de los nicaragüenses”
El obispo de la Diócesis de Danlí apuntó que le ha costado utilizar la palabra liberación en el caso de los 19 religiosos que permanecían encarcelados y fueron desterrados.
“Esa no es liberación, es una expulsión y comparto la tranquilidad que han expresado muchas personas en el sentido de que ya no corren peligro de ser maltratados, de no tener en algún momento las atenciones médicas adecuadas y que podía peligrar su vida, hay mucha gente que se alegra porque ya estén en Roma, pero es el único motivo, pero por dentro nadie puede estar contento de que los hayan desterrado”, refirió monseñor Canales.
La dictadura Ortega Murillo mantiene un ataque frontal a la Iglesia católica en Nicaragua, que va desde despojarles de la nacionalidad, prohibir la entrada al país, expulsar a sacerdotes extranjeros y desterrar a los religiosos.
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“Buscan debilitar a la Iglesia católica y siendo franco han golpeado a la Iglesia, es la verdad, sí, sí, la verdad no se puede tapar, y sí han golpeado a la Iglesia como institución, como estructura, es lógico que la salida de tantos sacerdotes debilita la presencia pastoral en las comunidades parroquiales, pero hay alguien que a lo que no pueden entrar, ellos pueden confiscar, ellos pueden violentar los espacios de la Iglesia, rodear la parroquia con la Policía, pero donde (la dictadura) nunca podrá entrar es al corazón católico de los nicaragüenses, lo siento mucho por la dictadura, pero nunca va a poder entrar”, afirmó.
En ese mismo sentido se refirió al comunicado que emitió el régimen orteguista donde confirmó el destierro de los religiosos tras coordinaciones “muy respetuosas y discretas” realizadas con la Santa Sede.
“En el comunicado todo es maravilloso, todo el mundo está contento, en el Vaticano, en Managua, es una cosa increíble, pero no cabe en la lógica elemental que la Iglesia pueda estar contenta, tranquila por ‘acuerdos’ en donde le han expulsado a sacerdotes, laicos que estaban haciendo un trabajo pastoral en su propio país, ¡por Dios Santo!, ya sabemos este tipo de juegos de palabras que no concuerdan con la realidad”, indicó monseñor Canales.
Finalizó mencionando que “la Iglesia de Nicaragua está viviendo una gran tempestad, ahora, los cristianos no tenemos permiso de renunciar a la esperanza, lo digo y lo repito en todo momento, por muy duro que sea el Viernes Santo siempre habrá Domingo de Resurrección, siempre”.