Los ataques a la Iglesia católica en Nicaragua cada vez se agravan y ninguna de sus diócesis escapa de la amenaza y persecución constante, no obstante, es la Diócesis de Matagalpa la que ha sufrido mayores embates de parte de la dictadura. Motivos indirectos, históricos y un motivo que obedece al terrorismo de Estado evidencian los daños a esta zona eclesiástica del país.
La Policía nicaragüense irrumpió la madrugada del 19 de agosto de 2022 la sede de la Diócesis de Matagalpa, detuvo al obispo Rolando Álvarez, quien llevaba más de dos semanas bloqueado en la curia, siendo hostigado por policías y paramilitares.
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Junto al obispo, que nunca dejó de criticar al régimen por violentar los derechos fundamentales de los nicaragüenses, fueron procesadas otras siete personas —cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo—, por supuesto delito de “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas”. Actualmente se encuentran en el destierro, a excepción de monseñor Álvarez quien permanece privado de libertad.
Además del destierro de sacerdotes, seminaristas y laicos, la Diócesis de Matagalpa sufre el hostigamiento policial y vigilancia permanente de la Curia, Catedral y todas sus parroquias.
Para Danny Ramírez Ayérdiz, secretario ejecutivo del Centro de Asistencia Legal Interamericano en Derechos Humanos (Calidh), el hecho de que la Diócesis de Matagalpa sea la más golpeada tiene varias razones.
“Hay una razón inmediata que es dejar fuera del ámbito a cualquier persona de la esfera religiosa, a cualquier persona que haya sido cercana a monseñor Álvarez, eso es el motivo inmediato, entonces el castigo va a venir siempre a cualquier miembro del clero matagalpino”, expresa.
El pasado 20 de diciembre se denunció el secuestro del obispo de la Diócesis de Siuna, monseñor Isidoro Mora, cercano a Álvarez. Pedir oración por el obispo de Matagalpa durante una misa fue el motivo de su desaparición.
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Once emisoras católicas dirigidas por el obispo Álvarez fueron obligadas a cerrar en agosto de 2022 por mandato del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor). Las más escuchadas, como Radio Hermanos y el canal de la Diócesis silenciaron sus frecuencias y señales de televisión abierta.
Por historia
Para Ramírez hay un segundo motivo para esta persecución contra la iglesia de Matagalpa. “Es claramente que la población matagalpina no es una población mayoritariamente sandinista, es una población que históricamente fue afectada, por ejemplo, en los tiempos de la Revolución, por los exabruptos, las violaciones de derechos humanos contra la población, sobre todo contra la población campesina. El Ejército Popular Sandinista hizo destrozos, cometió barbaridades en el campo matagalpino, entonces está ese motivo histórico que subyace por ese castigo contra Matagalpa en general”, subraya el defensor.
Otra de las razones por las que la Diócesis de Matagalpa se ha vuelto el blanco de ataque del orteguismo es porque le gusta ejercer de manera desproporcionada la fuerza, usando tácticas terroristas para amedrentar a quienes se le oponen.
Otro de los objetivos “es mantener en zozobra permanente a la población a través de actos de detención. Ese es el momento de la zozobra general en la que quiere mantener el régimen al departamento de Matagalpa para que sepan que no pueden protestar por su máximo líder de la fe católica, monseñor Álvarez”, explicó.
Añade que “así funciona el terrorismo de Estado y lo dirigen especialmente contra la población católica de Matagalpa, hay zozobra y sobresalto colectivo cada cierto tiempo con el objetivo de doblegar moralmente a la feligresía católica”.
“Mente macabra”
EI Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, en un comunicado rechazó la profundización de la represión contra la Iglesia católica, “en particular, condenamos las recientes detenciones arbitrarias e ilegales de monseñor Óscar Escoto, vicario general de la Diócesis de Matagalpa; monseñor lsidoro del Carmen Mora Ortega, obispo de la Diócesis de Siuna, y los seminaristas Alester Sáenz Centeno y Tony Palacios por parte de agentes de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo”.
Además han repudiado la toma por parte de agentes armados de la Curia Episcopal de la ciudad de Matagalpa. “Estas acciones responden a una perversa política sistemática de destrucción de la Iglesia católica y la libertad de religión y de culto”, subrayan.
Estas detenciones arbitrarias se suman a destierros, desnacionalización, amenazas de muerte, agresiones, confiscaciones y cancelación de al menos 342 organizaciones religiosas que afectan tanto a la Iglesia, como a la feligresía y sociedad en general.
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Estas acciones están dirigidas a profundizar el terror en la población para evitar que se difundan mensajes de fe, esperanza y de acompañamiento a las víctimas de graves violaciones a derechos humanos.
Por su parte, la abogada e investigadora Martha Patricia Molina mencionó a LA PRENSA que los acontecimientos recientes de capturas de sacerdotes, confiscaciones y más violaciones a la libertad religiosa continuarán.
“El tema de la Iglesia católica ya se convirtió en una obsesión en la mente macabra y podrida de los dictadores. No les basta con mantener confiscada la Curia de Matagalpa, cuyo edificio tiene severos daños por el descuido al que la Policía lo ha sometido por más de un año, sino que también continúan secuestrando y persiguiendo a los sacerdotes”, enfatiza.