El anuncio en octubre de 2023 de múltiples proyectos de infraestructura de gran envergadura que realizarán empresas chinas en Nicaragua pone de relieve la profundización de la posición estratégica de China en ese país, con implicaciones significativas para Estados Unidos y la región.
El reconocimiento de China por parte de Nicaragua en diciembre de 2021 y su correspondiente abandono de los antiguos vínculos con Taiwán no produjeron inicialmente frutos significativos. Es probable que el retraso reflejara la falta de presión sobre China para consolidar sus avances en el país, debido al aislamiento político del régimen de Ortega respecto a Estados Unidos y Europa, y a su relativa condición de paria incluso entre los gobiernos democráticos de izquierda de la región.
También es probable que la laguna haya sido un castigo sutil, pero contundente de Pekín a los Ortega, por haber esperado 14 años tras haber regresado al poder en 2007 antes de restablecer la relación de Nicaragua con China de 1985 a 1990. El régimen de Ortega solo lo hizo tras haber agotado otras opciones económicas y políticas mientras pasaba años extorsionando a los taiwaneses.
El lento comienzo de la fase actual de la relación China-Nicaragua no disminuye su importancia estratégica ni sus perspectivas de expansión. A medida que crece la posición comercial, política y militar de Pekín en Nicaragua, es probable que aumente significativamente la dependencia del régimen de Ortega y la correspondiente influencia que China puede utilizar en Nicaragua para perseguir sus objetivos estratégicos. También es probable que la relación se desarrolle de forma asimétrica, en términos muy favorables para China.
Las relaciones no traerán prosperidad, pero sí sostendrán al régimen
Al igual que ocurre con el compromiso de China con otros regímenes populistas autoritarios de la región, como Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, el régimen de Rafael Correa en Ecuador y el de Evo Morales en Bolivia, la puerta que el régimen de Ortega ha abierto a Pekín no traerá prosperidad al país. Sin embargo, contribuirá a sostener al régimen en el poder al proporcionarle no solo recursos, sino oportunidades de corrupción a través de transacciones poco transparentes con entidades con sede en China. Esto proporciona a las élites empresariales, militares y de otro tipo nicaragüenses incentivos para permanecer leales a los Ortega frente a las sanciones internacionales y el deterioro de la situación económica y la democracia de Nicaragua.
Al igual que otros países pequeños que han abandonado recientemente Taiwán, el comercio de Nicaragua con China está a punto de expandirse significativamente, pero de un modo que favorece sustancialmente a Pekín. La expansión en gran medida unilateral del comercio se verá facilitada por los 13 memorandos de entendimiento que los Ortegas firmaron con China, así como por el nuevo acuerdo comercial de tarifas (TLC) China-Nicaragua, firmado en agosto de 2023, tras solo 13 meses de negociaciones. El TLC entrará en vigor en 2024.
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Reflejando la falta de experiencia de Nicaragua con el mercado chino y la desventaja en costes de enviar exportaciones perecederas a largas distancias a China por avión o en contenedores refrigerados, en la primera mitad de 2023, más de un año después del reconocimiento, las exportaciones de Nicaragua a China fueron de apenas 6.7 millones de dólares, comparadas con casi mil millones de dólares en exportaciones a Estados Unidos.
Más allá del comercio
Las empresas con sede en China están preparadas para establecer una presencia significativa en Nicaragua, en condiciones beneficiosas para ellas. La ausencia de China en la lista de donantes de ayuda exterior de Nicaragua indica que ninguno de los numerosos proyectos que están realizando las empresas con sede en China son regalos.
El avance de China en los proyectos de infraestructuras nicaragüenses comenzó con un proyecto de viviendas realizado por una empresa con sede en China con trabajadores chinos, pero pagado por el gobierno nicaragüense. El proyecto, de 60 millones de dólares, contempla la construcción de 12,000 viviendas de interés social en 85 municipios del país, y las obras comenzarían en abril de 2023.
En el sector minero, en julio de 2023, el gobierno nicaragüense otorgó dos concesiones por un total de 15.400 hectáreas a la empresa Zhong Fu Development, con sede en China. Las concesiones están polémicamente situadas en una zona de autogobierno de los indios miskitos en la costa noreste de Nicaragua.
En el sector minorista, en agosto de 2023, una nueva cadena minorista “Casa China” abrió sus puertas en Managua, proporcionando un vehículo ampliado para canalizar productos de consumo importados de China al mercado nicaragüense, en competencia con los productos y minoristas locales establecidos.
Aeropuerto de Punta Huete encabeza proyectos de infraestructura
En octubre de 2023, en el marco del tercer Foro de la Franja y la Ruta en China, Nicaragua y China anunciaron formalmente siete nuevos proyectos de infraestructura. Entre ellos figura un proyecto de 492 millones de dólares de la empresa china CAMC Engineering para ampliar el aeródromo militar de Punta Huete y convertirlo en un nuevo aeropuerto comercial.
También incluyen una línea de tren de Managua a Masaya hasta Granada, que diseñará y construirá la empresa China Civil Engineering Construction Corporation (CCECC), además de un estudio de CCECC para una ambiciosa conexión ferroviaria interoceánica desde Managua, hasta Corinto en el Pacífico, y a Bluefields, en la Costa Caribe de Nicaragua.
Empresas con sede en China tienen acuerdos con el gobierno nicaragüense para múltiples proyectos de carreteras, incluido un proyecto de la China Communications and Construction Corporation (CCCC) para mejorar los tramos de carretera de Guanacaste a Nandaime, en Rivas y de Rivas a Sapoá. El régimen de Ortega también ha prometido a China State Construction and Engineering (CSCE) trabajos en la Fase 2 de la “carretera litoral” a lo largo de la costa pacífica de Nicaragua.
En noviembre de 2023, Nicaragua se comprometió a realizar siete proyectos para CSCE, incluyendo la ampliación de los tramos de carretera de Chinandega a Somotillo, de Mateare a Empalme Izapa, de Sébaco a Matagalpa y de Portezuelo a Las Mercedes, así como la construcción de los puentes Lisawe, Labu y Prinzapolka.
Más allá de los proyectos de carreteras y ferrocarriles, Nicaragua había comprado 500 autobuses a la empresa Yutong, con sede en China, y tenía previsto comprar otros 2,000 en 2024.
En el sector eléctrico, el régimen de Ortega ha asignado 523 MW de nueva capacidad a empresas con sede en China, incluyendo la construcción de las instalaciones hidroeléctricas de Mojokola, de 120 MW, y Tumarín, de 253 MW, y el proyecto termoeléctrico de San Benito, de 150 MW, todos asignados al grupo chino Huadian Overseas Investment. Los Ortega también han anunciado que se pagará a CCCC la construcción de un parque solar de 72 millones de dólares en Matagalpa.
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No ha habido indicios de que el multimillonario chino Wang Jing vaya a reanudar la construcción del canal transcontinental, aunque su empresa HKND aún tiene autorización legal del congreso nicaragüense, controlado por los sandinistas, para construir proyectos en el marco del canal.
Las empresas chinas, incluida Xinwei, están establecidas en el sector digital de Nicaragua. Huawei, con sede en China, colabora actualmente con el gobierno de Ortega para construir eventualmente una red 5G en el país.
Consideraciones estratégicas y militares
La huella de China en Nicaragua se está expandiendo más allá de los asuntos comerciales. En julio de 2023, el ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi, expresó la voluntad de China de mejorar sus relaciones estratégicas con el país, durante una visita del hijo de Daniel Ortega, Laureano. Ortega Murillo.
En el ámbito de los medios de comunicación, en octubre de 2023, una delegación de medios nicaragüenses se reunió con el China Media Group y la China Global Telecommunications Network (CGTN) para incrementar la cooperación en materia de medios de comunicación.
La cooperación en materia de seguridad entre China y Nicaragua también se está ampliando. En agosto de 2023, el régimen de Ortega nombró a un general de brigada como su agregado militar en Pekín, lo que indica un alto nivel de prioridad a la cooperación militar China-Nicaragua. En septiembre de 2023, el director general de la Policía Nacional de Nicaragua, Francisco Díaz, se reunió con su homólogo chino, el ministro de Seguridad Pública, Wan Xiaohong, explorando vías para ampliar la colaboración en materia de formación policial.
Una relación que representa un riesgo para Estados Unidos
Los riesgos estratégicos para la región y para Estados Unidos de un régimen de Ortega empoderado por Pekín se complementan con la creciente fuerza y agresividad política y económica de otros actores antiestadounidenses en la región, incluido el régimen de Maduro en Venezuela.
Maduro se ha visto enriquecido por el levantamiento de las sanciones estadounidenses y envalentonado por haber renegado sustancialmente de los compromisos correspondientes de liberar a los presos estadounidenses y avanzar hacia unas elecciones libres sin incurrir en consecuencias sustanciales por parte de Washington. El régimen de Maduro lanza ahora amenazas militares contra la vecina Guyana.
Más allá de la propia región, la orientación antiestadounidense del régimen de Ortega y su patrón de importante cooperación militar con Rusia complementan su creciente dependencia de China. En el contexto de una hipotética guerra entre China y Estados Unidos en el Indo-Pacífico, las relaciones de seguridad de Nicaragua con Cuba, Rusia e Irán también podrían presentar oportunidades para que Pekín coordine operaciones con esos actores contra Estados Unidos desde suelo nicaragüense.
El camino a seguir
La aceleración del compromiso de China con Nicaragua, en el contexto de otros acontecimientos en la región, crea dilemas estratégicos para Estados Unidos. Es imperativo que Washington responda de forma decisiva, aunque pragmática. Esto incluye el uso ampliado de herramientas diplomáticas y económicas, sin llegar a la intervención militar, para reducir la capacidad de Nicaragua de albergar amenazas contra Estados Unidos y socavar la democracia regional desde Centroamérica.
Estados Unidos debería considerar una aplicación más completa de sus propias leyes, como la Ley de Fortalecimiento de la Adhesión de Nicaragua a las Condiciones para la Reforma Electoral (Renacer) de 2021, y la posible expulsión de Nicaragua del TLC República Dominicana-Centroamérica (Cafta-DR).
A medida que se amplía la relación de Nicaragua con China, Estados Unidos debe estar alerta ante los casos casi inevitables de mala gestión, corrupción y resultados que beneficien a Pekín por encima del pueblo nicaragüense, con el fin de aprovechar públicamente tales ejemplos para argumentar mejor ante los demás cómo un abrazo populista a China trae más problemas que beneficios.
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En su planificación de seguridad, Estados Unidos debería contemplar las posibilidades bélicas que ofrece a China su presencia comercial y de otro tipo en Nicaragua, incluidas las que implican la colaboración con Rusia, Irán y otros adversarios, y las opciones de respuesta de Estados Unidos.
Es probable que el compromiso de Pekín con Nicaragua refuerce el descenso del país hacia el autoritarismo, al tiempo que proporciona a China cada vez más opciones para trabajar en contra de los intereses estadounidenses tanto en tiempos de paz como de guerra. El desafío de Nicaragua es una razón más para que Washington dedique atención y recursos a la región, con la que la prosperidad y la seguridad estadounidenses están íntimamente ligadas a través de lazos comerciales, geográficos y familiares.
* Este análisis del profesor Evan Ellis apareció originalmente en el sitio The Diplomat, lo reproducimos con permiso del autor. La traducción es responsabilidad de LA PRENSA.