Aída es una pequeña productora de café en Dipilto, Nueva Segovia. Desde el 2005 vendía su producción de 20 quintales de café orgánico a Cisa Exportadora, donde conseguía premios por tener certificada su finca con BioLatina. La noticia del cierre de la exportadora llegó esta semana hasta su finca, lo que despertó preocupación porque dice que aún no ha recolectado el grano que iba a llevar a Cisa en los próximos días para su venta correspondiente.
“El café está verde aún, la próxima semana comienzo a cortar. Voy a ir mañana a Ocotal para preguntar, a ver qué nos dicen en Cisa. Esto nos afecta y hay mucha preocupación aquí en Dipilto, porque muchas mujeres le vendemos a Cisa. Ahora vamos a ver dónde lo metemos (el grano)”, dijo la productora a LA PRENSA.
La mujer dijo que hasta ahora Cisa no les ha informado de nada, ni tampoco si reanudará el acopio del grano en las próximas semanas. “Esto afecta ante todo al pequeño productor. Ellos nos daban asistencia técnica y financiamiento”, manifestó. Según Aída, solo un grupo de mujeres cafetaleras del norte de Nicaragua colocaban en Cisa cuatro contenedores en cada cosecha. Son productoras que tienen entre dos a cinco manzanas. La cooperativa no exporta, sino que desde el 2005 se los venden a Cisa.
El plus de Cisa
Ante la incertidumbre, la opción que tiene es venderle el grano a grupos independientes que llegan a comprar café, el problema es que estos castigan el precio, porque pese a que es un grano orgánico no pagan el sobreprecio que les da Cisa que es de 20 dólares adicionales por cada quintal.
“Pagaban un precio justo, cuando la finca está certificada. Ahora tendría que ir a ver si las otras exportadoras grandes me agarran la producción, porque nosotros vendíamos a Cisa con contratos ya firmados, porque antes debemos llevar nuestra certificación”, afirma la productora.
Lo que le preocupa a Aída es que no encuentren otro sitio donde llevar su producción o que Cisa no vuelva a reabrir, “porque aquí en Nicaragua como está la situación, el que se va no vuelve”.
Y es que el cierre repentino de Cisa Exportada, por problemas de liquidez de Mercon, cayó como balde de agua fría para los productores que actualmente están en proceso de cosecha de la producción 2023-2024. La comercializadora, acopia y procesa el grano para luego mandarlo a los mercados internacionales y se estima que por esa exportadora pasa casi la mitad de la producción nacional.
Controlaba casi todo el negocio
Julio, otro productor y pequeño exportador de café de la zona norte de Nicaragua, dijo que el cierre de Cisa es un duro golpe para los productores, porque la misma tenía un gran control del negocio. “Naturalmente la salida del mercado de una empresa como Cisa, con la trayectoria que ellos tienen y con la participación que ha tenido en el mercado indudablemente habrán algunos trastornos, eso es indubable y dejan un vacío que van a tener que llenar otras empresas”, expresó.
El productor, que aclaró que no tenían transacciones con Cisa, cree que las otras dos multinacionales que están en la zona, como Atlantic, van a quedarse con ese mercado, porque las pequeñas cooperativas que exportan dudan que tengan capacidad para absorber a la gran mayoría de los productores que quedan “huérfanos”, porque trabajar con ellos implica financiamiento y asistencia, una capacidad que estas no tienen.
No obstante dijo que es urgente que la situación actual se resuelva para evitar un duro revés para la producción 2023-2024, que está precisamente en las fechas de máxima salida. “No sé qué se están planteando esas empresas, son grupos muy poderosos, deben estar analizando cuáles son los pros y los contras de comenzar a cubrir esa necesidad”, pero hay que dar una respuesta, consideró.
Urge una estrategia
Por su parte, un especialista en temas de exportaciones dijo que la situación es muy sensible, “porque es el momento que está saliendo la cosecha y requiere de toda una mecánica fluida de compra y venta y si eso de repente entra en un proceso de quiebra, se necesita una estrategia de urgencia”.
La fuente dijo que la situación es complicada, porque fue un cierre súbito y “no se sabe cuál es la estrategia de salida”. “El Gobierno se debería preocupar por tener un diálogo, un entendimiento de la situación y ver de qué manera podrían manejarla”, afirmó.
Su propuesta es que las otras acopiadoras absorban esa producción que quedó en el aire. “Idealmente se debería tratar de establecer un mecanismo que trate de salvar las operaciones de Cisa al menos para esta cosecha si se determina que las otras exportadoras no pueden asumir ese acopio”, dijo.
El especialista dijo que hay que darle a Mercon (empresa madre de Cisa Exportadora) el margen para ver si puede resolver su situación de liquidez y retomar sus operaciones para no afectar la producción de café.
Indicó que no mira viable que los acreedores asuman el control de Cisa para reactivar el negocio, pero en todo caso este sería la última alternativa, tras analizar con lupa la situación actual. Recordó que cuando ocurre una quiebra, la empresa entra en un proceso de restructuración de sus deudas.