La confiscación no los tomó por sorpresa, el temor de que la represión del dictador Daniel Ortega los alcanzara era latente desde la agudización de la crisis sociopolítica que el país enfrenta desde 2018. Eso los impulsó a trasladar toda su operación académica al campus Walter Kissling Gam, de Alajuela, Costa Rica. Y aunque el robo encontró vacías las aulas del campus Francisco de Sola del Incae Business School en Managua, representa la estocada final a la educación superior de calidad en Nicaragua.
“Para cualquier país el cierre de una institución educativa es una tragedia. Pero el cierre de una institución con la calidad y la tradición del Incae (Instituto Centroamericano de Administración de Empresas), es una pérdida irreparable y una muestra de que a Daniel Ortega y Rosario Murillo no le interesa el país. Lo único que les interesa a ellos, es demostrar que pueden hacer lo que quieran con Nicaragua y en este proceso, están destruyéndola”, dice el académico Ernesto Medina, exrector de la Universidad Americana (UAM).
La historia del Incae se remonta a los años sesenta, cuando el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy visitó por primera vez Costa Rica para celebrar una cumbre con los presidentes de la región. Tras ese encuentro y enarbolando la bandera del progreso, los empresarios de la región, con el apoyo de Kennedy y de la prestigiosa universidad Harvard Business School impulsan el establecimiento de una escuela que contribuyera a cambiar la forma de hacer negocios en la región.
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Sesenta años de historia
En 1963, se funda el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (Incae), cuya oficina administrativa se estableció en San Salvador y organiza un Programa de Alta Gerencia en Guatemala, país donde en ese año la institución adquirió estatus legal. Luego, formaron el Consejo de Administración cuya presidencia asumió el empresario salvadoreño Francisco de Sola.
En 1964, imparte el primer Programa de Alta Gerencia (PAG) en Guatemala y firman el acta de fundación del instituto y establece su sede en Managua, Nicaragua. En 1967 Clark Wilson se convierte en el primer rector del Incae y comienza las gestiones para la construcción de los edificios centrales y las residencias para los estudiantes. El 1 de julio de ese año, el decano George P. Baker de Harvard, es el invitado de honor en la ceremonia de colocación de la primera piedra del complejo y elige 459 libros para iniciar la biblioteca de la institución.
En 1968 inicia, con 42 alumnos de seis países, el primer programa de Maestría en Administración de Empresas (MAE por su sigla en inglés). Los alumnos se hospedaban en el hotel Lido Palace en Managua y las clases se imparten en el Banco Central de Nicaragua (BCN). Al año siguiente, inauguran las instalaciones del campus Francisco de Sola y celebran la graduación del primer MAE con 29 estudiantes.
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La difícil década de los 70
La confiscación que se concretó el 25 de septiembre de 2023 no era un temor reciente. La década del 70 fue difícil, el terremoto de 1972 destruyó el hotel donde vivían los estudiantes y las instalaciones de la escuela sufrieron daños. Luego llegó la revolución y con ella el temor de que los comandantes cerraran la escuela.
Enfrentaron ese temor que los acechaba, ofreciéndoles capacitar a todos los funcionarios que ellos quisieran e incluso ayudar a los nuevos gobernantes a ejercer mejor su función pública, narra un video sobre la historia de la institución. Estas amenazas junto a los planes de expansión impulsaron la construcción del campus Walter Kissling Gam, de Alajuela, Costa Rica que inauguraron en 1984 y desde donde ahora prometen continuar su misión.
“Durante más de cinco décadas, el Incae ha transformado la forma de hacer negocios en Latinoamérica, impactando positivamente el presente y futuro de la región. La escuela continuará revolucionando sus métodos de aprendizaje para responder a las necesidades del mercado, manteniéndose fiel a los valores éticos de un liderazgo responsable”, dice al descripción que publica el centro de estudios en su sitio web.
Confiscación ya se esperaba
Para Medina, con la confiscación del Incae la dictadura Ortega Murillo sobrepasó los límites de la esencia de la cultura y sigue hundiendo al país en una noche oscura como la llamó el papa Juan Pablo II en la época de la dictadura anterior de Ortega en los años ochenta. Con el cierre y confiscación el país pierde una institución de enorme tradición pedagógica y académica que ponía el alto el nombre de Nicaragua.
“Era considerada una de las mejores escuelas de administración de empresas de América Latina. No era casualidad que por las aulas del Incae pasaran muchísimos estudiantes de casi todos los países de América Latina, que en su momento fue una institución innovadora transformadora y que por eso se ganó el prestigio y el lugar que tenía. Cerrarla con los argumentos que la están cerrando es obviamente una torpeza de tamaño mayúscula que obviamente tendrá un costo para Nicaragua, por Nicaragua”, lamenta Medina.
Para el exreo y economista Juan Sebastián Chamorro, la cancelación y decomiso del Incae no cae como una sorpresa. Se esperaba como consecuencia del apoyo que brindó a raíz del estallido social de 2018, cuando albergó a dirigentes estudiantiles perseguidos por la represión. Y en 2019 cuando abrió sus puertas para que en sus instalaciones se desarrollara la segunda mesa del Diálogo Nacional que buscaba soluciones a la crisis sociopolitica que el país enfrenta.
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La dictadura le pasó factura
“Queda eliminada una casa de estudio de mucha importancia fundada a instancia del presidente John F. Kennedy con la Universidad de Harvard y liderazgos empresariales de todo Centroamérica. Eliminada por un decreto ministerial y confiscada sus propiedades que son obviamente muy valiosas. Pero la enseñanza y la tecnología que el Incae ha inculcado en generaciones de empresarios, de ejecutivos, de personas en toda América Latina está ahí… Están los resultados de ese capital humano que va a volver a formarse en sus aulas”, sostiene Chamorro.
Además, añade que afortunadamente las autoridades del Incae habían tomado previsiones y trasladó la mayor parte de su operación a Costa Rica, desde donde continuará formando a la clase ejecutiva y empresarial de la región.
Para el también exreo político Félix Maradiaga la voracidad confiscatoria que alcanzó al Incae refleja que la estrategia de control sobre al educación es parte de los regímenes totalitarios que buscan ejercer control absoluto sobre la educación. Además, al ser una instancia internacional su cancelación y robo de sus bienes, representan una violación flagrante de convenios que tendrá un efecto negativo sobre la competitividad y riesgo país. Indicadores que se deterioran cada día como consecuencia del incremento de las violaciones y abusos de la dictadura.
Nicaragua se estanca intelectualmente
“Al cerrar instituciones educativas como el Incae, el régimen de Ortega-Murillo oscurece el horizonte de oportunidades para las generaciones venideras y condena al país a un estancamiento intelectual y económico. La defensa de la propiedad privada y la educación es una lucha por la libertad y el progreso que no debe cesar hasta que se restaure la libertad en Nicaragua”, dice Maradiaga.
LA PRENSA intentó comunicarse con el rector del Incae, el nicaragüense Enrique Bolaños Abaunza, sin embargo no contestó nuestros mensajes ni llamadas. La institución se limitó a publicar un comunicado en el que lamentan la cancelación de la personería de la cuna de la institución.
Según el documento en el campus de Managua se han graduado más de cuatro mil profesionales y a pesar de la pérdida la escuela continuará su labor transformar vidas para un futuro mejor de América Latina desde su sede en Costa Rica.
Según fuentes cercanas al Incae, el campus confiscado tiene una extensión de 40 manzanas en los que se alojan edificios administrativos, aulas, auditorios y apartamentos para los estudiantes.