Los incrementos de precios golpean con más fuerza a los nicaragüenses, mientras el resto de Centroamérica, con mejor condición económica, la desaceleración de estas alzas ha sido más marcada, según reflejan cifras del Consejo Monetario Centroamericano.
Nicaragua hasta agosto tenía una inflación acumulada de 3.59 por ciento, mientras que a nivel de la región esa misma tasa se situaba en promedio en 1.92 por ciento, aunque en Costa Rica, lejos de haber alzas, los precios están en descenso.
En Costa Rica, con un poder adquisito más elevado que en Nicaragua, hasta agosto la inflación había retrocedido 1.87 por ciento, esto a pesar que tiene uno de los combustibles más caros de la región, que asemejan a los del mercado local, donde tienen más de un año de estar congelados.
La inflación negativa en el mercado costarricense es un alivio respecto a lo que se observaba el año pasado, cuando la tasa se había elevado 9.45 por ciento. La meta del Gobierno de ese país es que la misma este año cierre en 3 por ciento.
En cambio en Nicaragua, si bien ha habido desaceleración en las alzas de precios, el Gobierno se sitúa, junto con Honduras, a la cabeza con la meta de inflación más alta de Centroamérica, República Dominicana y Panamá. Ambas naciones esperan que la misma cierre en 6.5 por ciento.
De hecho, Honduras se ubica detrás de Nicaragua con la inflación acumulada más alta hasta agosto, con un 3.48 por ciento, menos que el 7.49 por ciento el año pasado en igual lapso.
Por su parte, El Salvador, que tiene una logìstica similar de importación de crudo y derivados que Nicaragua, los precios acumulan un alza de 1.31 por ciento en el lapso de referencia, por debajo del 5.46 por ciento el año pasado. El objetivo es que esta tasa cierre en 4.5 por ciento.
En tanto, Guatemala acumula una inflación de 2.86 por ciento, muy por debajo del 7.55 por ciento en similar periodo del año pasado. La meta del gobierno guatemalteco es que la misma cierre en cuatro por ciento.
Panamá, que tiene los precios de los combustibles más baratos de toda la región, acumula una inflación de 1.84 por ciento, esto a pesar que la misma se ha acelerado con relación a su tasa similar del año pasado cuando se situó en 1.72 por ciento.
Y finalmente, República Dominicana acumula una tasa inflacionaria de 2.21 por ciento frente al 5.70 por ciento en similar del año pasado. La meta del gobierno de ese país es que este indicador cierre el año en 4 por ciento.
La aùn elevada tasa inflacionaria este año, ha ocasionado que Nicaragua incluso se sitúe a la cabeza con la tasa más alta si se mide su variación en término interanual, es decir de los últimos 12 meses, tal como se muestra en la gráfica del Consejo Monetario Centroamericano.
El economista Néstor Avendaño, en un reciente análisis publicado en su sitio web, también señaló que la inflación en Nicaragua seguía muy elevada, pese a su desaceleración.
“Se puede concluir que los precios al consumidor continúan subiendo lentamente, no retroceden y la inflación ha sido persistente”, dijo Avendaño.
A criterio de Avendaño la desaceleración de la inflación no obedece exclusivamente a las políticas monetarias del Banco Central de Nicaragua, sino a otros factores, incluyendo el sacrificio que hacen los trabajadores para no pedir ajustes salariales, para conservar sus puestos. Esto le quita presión a la demanda versus la oferta.
“En mi opinión, la desaceleración del índice de precios al consumidor general (IPCG), que se inició en noviembre de 2022, no se puede explicar con el ajuste de la demanda interna, consumo e inversión, ya que estaba hecho desde abril de 2021. No había un exceso de demanda antes de que la política monetaria, que ya era contractiva, se concentrara en los aumentos de la tasa de referencia monetaria del Banco Central de Nicaragua (BCN)”, dice Avendaño.
Un elemento que Avendaño menciona como un factor que ha sido determinante en que la inflación se enfríe, es “la política salarial, mejor dicho, los trabajadores, también han contribuido a mantener la estabilidad macroeconómica al evitarse la formación de una espiral precio-salario-precio cuando la tasa de inflación comenzó a acelerarse en agosto de 2021. El salario promedio nacional del sector formal de la economía, de acuerdo con datos del Ministerio del Trabajo (MITRAB), refleja un deterioro acumulado de 21.1 por ciento en su poder adquisitivo entre enero de 2018 y junio de 2023. En tiempos de crisis, los trabajadores defienden su puesto de trabajo y no presionan por mayores tasas de ajuste salarial”.
También está incidiendo, precisa, que el crédito sigue sin recuperarse como porcentaje del Producto Interno Bruto, lo que limita la demanda interna. “El saldo del crédito de la banca comercial al sector privado, como un porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), se desplomó desde 40.3 por ciento en 2017, un año de máximos históricos de producción del país antes de que ocurrieran las crisis en el trienio 2018-2020, hasta 27.3 por ciento en 2022, es decir, ha disminuido en 13 puntos porcentuales del PIB”, dijo.