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Sesión OEA. Foto referencial

Cuestionan la capacidad de la OEA para proteger la democracia en el hemisferio ante la floración de varias dictaduras

Proponen reformar la Carta Democrática Interamericana, que implique, entre otras acciones, establecer reglas más claras y adaptarla a las nuevas realidades de la democracia en el mundo

La capacidad de proteger la democracia en América por parte de la Organización de Estados Americanos (OEA) está en duda. En una sesión celebrada este 30 de mayo por el Consejo Permanente de la OEA, los miembros e invitados coincidieron en que la Carta Democrática Interamericana no ha sido suficiente para garantizar un sistema democrático en la región y por el contrario ha sido interpretada de diferentes maneras a conveniencia de regímenes autoritarios.

El tema de la reunión fue la “Implementación de todos los aspectos de la Carta Democrática Interamericanase y sus desafíos”, tras más de 20 años de vigencia desde su suscripción en Lima, Perú, en 2001.

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La Carta Democrática está definida en el sitio web de la OEA como “la afirmación de que la democracia es y debe ser la forma de gobierno compartida por los pueblos de las Américas y que ella constituye un compromiso colectivo de mantener y fortalecer el sistema democrático en la región. El artículo 1 establece claramente que: Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla”.

Señalan el peligro de interpretar la democracia

Sin embargo, con el paso del tiempo han surgido diferentes modelos de democracia, que se adaptan a la conveniencia de gobernantes que no quieren dejar el poder o no se quieren someter a elecciones libres y justas.

El secretario para el Fortalecimiento de la Democracia, Francisco Javier Guerrero Aguirre, dijo que en estos 22 años transcurridos desde la firma de la Carta Democrática, “el mundo y el continente han sufrido dramáticas transformaciones que han modificado la manera en que se llevan a cabo los procesos electorales y la forma en que los gobernantes, escogidos por la gente, afrontan las diversas problemáticas nacionales y foráneas”.

Francisco Javier Guerrero Aguirre. LA PRENSA/OEA

Guerrero señaló que según diferentes estudios sobre democracia, en algunos países los ciudadanos están viviendo un retroceso democrático que los sitúa en niveles democráticos de 1989 y en otros casos se han eliminado 30 años de avances democrática.

Sin mencionar países específicos, pero casi describiendo la situación de Nicaragua y Venezuela, Guerrero destacó que algunos de los desafíos actuales de la democracia incluyen la “polarización tóxica que ha opacado el diálogo político dando paso a que los adversarios se vean como enemigos y se estigmaticen y criminalicen las voces críticas”. También señaló una “peligrosa” tendencia a descalificar la labor de las instituciones democráticas como son las organizaciones electorales, administrativos y judiciales, “minando así la confianza ciudadana y poniendo así las transiciones pacíficas en el poder”.   

Papel de la OEA bajo cuestionamiento

La expresidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Antonia Urrejola, invitada a esta sesión para ofrecer una valoración sobre la Carta Democrática, aunque no dudó en afirmar que la OEA ha sido un protagonista histórico en la consolidación de la democracia y el multilateralismo, valoró que “su papel como defensora de la democracia actualmente está en cuestión”.

“Esto se debe en parte a la naturaleza ambigua de las crisis democráticas recientes, lo que hace difícil identificar un límite crítico y suficientemente objetivo, que justifica la activación de la Carta y la acción de la organización”, dijo Urrejola.

Antonia Urrejola, expresidenta de la CIDH. LA PRENSA/OEA

La expresidenta de la CIDH sugirió que la Carta Democrática debería de ser actualizada para enfrentar estos nuevos desafíos. Entre sus recomendaciones expuso “emitir resoluciones por mayoría simple que no suspendan a nadie, pero que manifiesten una clara censura a gobiernos que emprenden el camino de la destrucción de la democracia, empezando por la captura, sumisión del poder judicial”.

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Urrejola también dijo que estas acciones podrían vincularse luego a la suspensión de créditos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) u otras formas de financiamiento y cooperación a la que tienen acceso los Estados miembros.

Alerta temprana del deterioro de la democracia

También manifestó que se debería de tomar en cuenta la sugerencia de crear un mecanismo de “alerta temprana”, en que se “anuncie el deterioro de la democracia de las Américas”. Para esto dijo que se debería de trabajar de la mano con los organismos de defensa de derechos humanos y la Corte Interamericana de Justicia.

“Las democracias actuales tienen muchos desafíos nuevos que enfrentar y la Carta, o al menos la implementación de sus mecanismos, debe considerarlos: la institucionalidad de adaptarse a los nuevos tiempos”, aseveró Urrejola.

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Por su parte, el exvicepresidente de Guatemala, Eduardo Stein Barillas, consideró que se deben revisar los alcances y límites del concepto de la “no injerencia en los asuntos internos de un país”, porque valoró que ese es uno de los argumentos más usados por los Estados que se han convertido en regímenes autoritarios que violentan la democracia y los derechos humanos.

En ese sentido, Stein señaló que con el principio de “no injerencia” se tiende a caer en la “indiferencia”, lo que no puede ser una opción en un mundo cada vez más interconectado e interdependiente.

Precisó que “las alteraciones en las libertades democráticas y los derechos humanos en un país, afectan al resto del hemiferio”.

“El principio de la no injerencia está llamado a conjuntarse con al menos tres pilares fundamentales: el respeto por los derechos humanos, los crímenes de lesa humanidad y mecanismos vinculados con la defensa y la preservación de la democracia”, agregó el exvicepresidente de Guatemala.

República Dominicana puntualizó desafíos

Particularmente, el embajador de República Dominicana, Josué Fiallo, puntualizó los desafíos de la Carta Democrática. La primera crítica fue a las diferentes interpretaciones sobre la definición de cuándo y en qué medida se han alterado las instituciones democráticas de un país.

“La Carta no define ni brinda las directrices necesarias para interpretar qué tipo de acontecimientos podrían encajar en el concepto de alteración o interrupción constitucional del orden democrático”, dijo Fiallos.

Al igual que Stein, Fiallos valoró que la “soberanía de la Estados Miembros” podría ser un obstáculo en la implementación de la Carta, por la aparente tensión que existe entre el principio de “no intervención” y la posibilidad de proteger la democracia a través de mecanismos colectivos.

“La clave para solucionar esta conflicto es la palabra colectiva, ya que en la Carta de la OEA se prohíbe claramente a todo Estado, y en el caso de las acciones en defensa de la democracia que se contemplan en la Carta, no es un Estado el que la soporta”, manifestó Fiallos.

El embajador de República Dominicana también señaló que además de la medida de suspender a un Estado Miembro como forma de castigo, no existen las sanciones automáticas ni mecanismos de coerción lo que, según Fiallos, reduce su capacidad para abordar las situaciones de manera contundente.

“En cuanto al procedimiento, en el artículo 21 (de la Carta Democrática), se señala que se aplicará la sanción de suspensión cuando las gestiones diplomáticas hayan sido infructuosas, sin embargo, no se especifica bajo qué parámetros se puede interpretar ello. Vale decir: se considera infructuosa una gestión según parámetro de tiempo o de resultado o el número de veces que se intentó aplicar, no existe precisión al respecto”, agregó.

En los últimos años el papel de la OEA ha estado en la mira, especialmente con Nicaragua y Venezuela, que se han unido a Cuba como dictadura, lo que refleja el débil papel que la organización ha tenido para, mediante su carta interamericana, se evitara que los dos régimen primeramente antes mencionados echaran raíces.

En lugar de ello, en el caso de Nicaragua se espera que en los próximos seis meses se concrete la salida del país del organismo, en un proceso de retiro que emprendió la dictadura de Ortega para librarse de la presión y la crítica internacional de la OEA, que solo se ha limitado a realizar sesiones para analizar la situación y emitir condenas en papel.

Política Carta Democrática Nicaragua OEA archivo

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