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Diez cosas insólitas que tal vez no sabes sobre Corea del Norte 

En Corea del Norte ver películas extranjeras se castiga con pena de muerte o quince años en un campo de prisioneros. La única “monarquía comunista” del planeta ha prohibido a sus ciudadanos hasta el uso del sarcasmo y su calendario particular apenas está en el año 111

Fundación. Corea del Norte surgió como tal en 1948, en el contexto caótico del fin de la Segunda Guerra Mundial. Tras la derrota de Japón, que controlaba la península coreana desde 1905, Estados Unidos y la Unión Soviética acordaron ocupar ese territorio. Para ello, Estados Unidos trazó un límite a lo largo del Paralelo 38 y ocupó la parte sur. La parte norte fue tomada por los soviéticos, quienes reconocieron a la República Popular Democrática de Corea, encabezada por Kim Il-sung, fundador de la dinastía que hasta hoy sigue gobernando Norcorea. 

Régimen. Se considera que Corea del Norte es regida por la única “monarquía comunista” en la historia del mundo y del comunismo. Desde 1948 solo ha tenido tres presidentes: Kim Il-sung, Kim Jong-il y Kim Jong-un, abuelo, padre e hijo. Además, aunque murió el 8 de julio de 1994, hace casi 29 años, el dictador Kim Il-sung es considerado el “presidente eterno” del país y se encuentra embalsamado en un mausoleo y “despacho” que mide 100 mil metros cuadrados y tiene lagos con cisnes. A la fecha, también mantiene el título de “Gran Líder”, mientras que su hijo Kim Jong-il, fallecido en 2011, es el “Querido Líder”.

Calendario. Corea del Norte se rige por el calendario “Juche” que empieza a contar los años a partir de 1912, año de nacimiento de Kim Il-sung. Es decir, aunque el calendario gregoriano esté en 2023, el de los norcoreanos va en el año 111. Ambos años aparecen en los comunicados de la Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA), la única que existe en el país. 

Culto. Además de imponerse con mano militar, el poder de los Kim se ha afianzado a través de un increíble aparato propagandístico enfocado en el culto a la personalidad. Los Kim lo acaparan todo: radio, televisión, películas y obras de teatro. No se permite otro contenido en los medios de comunicación norcoreanos. Ni siquiera las escuelas se escapan. Desde el preescolar los “pequeños camaradas” aprende por qué el Gran Líder será siempre el “hombre más digno de elogio sobre la tierra”, autor de 18 mil libros “muy intensos y muy profundos”.

Tolerancia cero. En Corea del Norte está prohibido mirar series o películas extranjeras, sobre todo si provienen de Corea del Sur, país que despierta fascinación en muchos norcoreanos que se las han ingeniado para ver k-dramas que se “trafican” en memorias USB. Las penas son excesivamente duras, aún más desde 2021, cuando Kim Jong-un introdujo una ley contra todo lo que su dictadura considera “pensamiento reaccionario”. Cualquiera que sea descubierto con una gran cantidad de series, películas o música extranjera, con el agravante de que provengan de Corea del Sur, Estados Unidos o Japón, enfrentará la pena de muerte; los que sean hallados mirando alguno de esos productos serán enviados a un campo de prisioneros durante 15 años. En 2021 se conoció el caso de un hombre que fue ejecutado frente a su familia por vender películas y música extranjera. 

Estados Unidos. Aunque convirtieron a Estados Unidos en su enemigo particular, creando una política de odio hacia todo lo que viene de ese país, los Kim no se han podido resistir a los productos estadounidenses. Sobre Kim Jong-il se dice que poseía una colección de más de 20 mil películas y que entre sus favoritas estaban Viernes 13, Godzilla y Rambo. Por otra parte, su hijo Kim Jong-un es fanático del baloncesto y especialmente de Michael Jordan. 

Prohibiciones. Entre las prohibiciones del régimen norcoreano se encuentra el uso del sarcasmo en conversaciones cotidianas acerca de su líder o su gobierno. No se puede criticar al régimen ni siquiera indirectamente, mucho menos con expresiones sarcásticas del tipo “todo es culpa de Estados Unidos”. También están prohibidos los dibujos animados extranjeros, importar comida, hacer fotos donde no aparezca completa la figura de los líderes (en caso de fotografiar monumentos), usar ropa o cortes de pelo extranjeros, navegar libremente en Internet y salir del país sin permiso del gobierno. 

Clases sociales. En Norcorea existen tres clases sociales y la vida de sus ciudadanos depende de en cuál nacieron. Alrededor del 20 por ciento de la población pertenece a la clase principal, que puede vivir en la capital Pyongyang, asistir a buenas escuelas, universidades y tiendas. Las clases desfavorecidas son destinadas a las minas de carbón o realizan trabajos duros en áreas rurales remotas. 

Carros. Se calcula que en Corea del Norte hay un automóvil por cada mil personas y los autos solo pueden conducirse con un permiso del régimen. Las matrículas están claramente diferenciadas, de manera que los números y los diseños destinados a los altos rangos militares sean reconocibles para todos los ciudadanos. 

Hambre. Mientras el líder Kim Jong-un lleva una vida de lujos, con caviar iraní, chuletas de cerdo danesas y un lujoso complejo de esquí solo para él, la crisis alimentaria se agudiza en el país. Muchos analistas temen que se repita la hambruna que entre 1995 y 1999 dejó al menos 250 mil muertos en todo el país, aunque algunos medios, como CNN, estiman que fueron dos millones. El régimen norcoreano se refiere a ese episodio como la “Ardua Marcha” y sigue destinando presupuesto a misiles, armas nucleares y la manutención de un ejército que se calcula en un 1 millón 200 mil efectivos, para una población de 26 millones de personas. 

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