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La batalla de Carlos Alberto Montaner

LA PRENSA ha venido publicando desde hace varias décadas las columnas semanales de Carlos Alberto Montaner (CAM). En los últimos años el día de su publicación ha sido el martes de cada semana. Pero ahora con pesar debemos decir que su columna de hoy, titulada Mi última columna, es la postrera. CAM no la escribirá más.

 La razón para no seguir escribiendo su columna, como lo explica el mismo Montaner, es que sufre una enfermedad cerebral irreversible, tan rara que afecta apenas a tres de cada 100 mil personas.

Carlos Alberto Montaner tiene 80 años de edad, los cumplió el 3 del mes de abril pasado. Él es un periodista y escritor cubano que tiene también las nacionalidades de España y Estados Unidos. Tuvo que irse de Cuba en 1961, cuando tenía 18 años de edad, después de fugarse de la cárcel donde estaba encerrado porque la tiranía comunista de Fidel Castro lo había condenado a 20 años de prisión, acusado falsamente de pertenecer a una célula terrorista.

Identificado con la causa de la libertad y la democracia, y habiendo sido víctima personal de la peor tiranía que ha habido en Cuba y las Américas, CAM consagró su vida y su obra como periodista y escritor a defender y promover el sistema democrático de vida y de gobierno.

 Como dice en su columna de despedida, Montaner ha escrito —escribió— miles de artículos de opinión que fueron publicados en los mejores y más difundidos periódicos en español, entre ellos LA PRENSA de Nicaragua. Y cuenta además con una obra literaria de más de 20 libros, todos calificados entre los más leídos en las Américas. Por eso ha sido una de las personas más odiadas, calumniadas y difamadas por la dictadura comunista de Cuba.

 Montaner estuvo siempre vinculado al pueblo de Nicaragua, desde cuando sufría la dictadura somocista y después cuando le cayó encima la sandinista hermanada con el castro-comunismo cubano. Muchas de sus columnas las dedicó a Nicaragua, sobre todo las más recientes por la crisis sociopolítica que sufre el país después de la derrotada rebelión ciudadana de abril de 2018.

 Obviamente, Montaner también compartió la alegría del pueblo nicaragüense cuando conquistó la democracia, en las elecciones de 1990, y durante el período de la frustrada transición democrática que terminó en enero de 2007.

 En el año 2006 el gobierno de Nicaragua le otorgó el Premio Nacional Rubén Darío, en el grado de Gran Oficial, “por la suma de sus altos méritos en pro de la democracia continental”. Así lo dijo el presidente democrático don Enrique Bolaños Geyer, al entregarle el principal premio oficial de Nicaragua.

No podemos dejar de mencionar que durante muchos años LA PRENSA pagaba por los artículos de Carlos Alberto Montaner, a la agencia Firmas Press encargada de su distribución internacional. Cuando este periódico cayó en crisis económica por el empuje de las nuevas tecnologías de la información, pero sobre todo por la reducción de la publicidad comercial y las presiones gubernamentales, se le informó a Carlos Alberto Montaner que no podíamos seguir pagando sus excelentes artículos. Sin embargo, él, con su generosidad característica expresó que los cedía gratuitamente a LA PRENSA, así como dos más semanales de otros autores como cortesía adicional, en apoyo solidario a la lucha del Diario de los Nicaragüenses por la libertad de prensa y la democracia.

Es la misma lucha que ha librado toda su vida Carlos Alberto Montaner, a la que al final de su última columna él califica como el “privilegio de dar la batalla de y por la libertad”.

 Vaya nuestro reconocimiento y gratitud al entrañable amigo Carlos Alberto Montaner. Extrañaremos sus columnas, que estamos seguros le harán falta también a todos sus lectores, en Nicaragua y en todas partes donde desde hace mucho tiempo se han leído.

 Carlos Alberto Montaner no solo hizo lo que pudo, como dice modestamente en el final de su libro de memorias, Sin ir más lejos. La verdad es que él ha hecho —y estamos seguros de que podrá seguir haciéndolo en lo que le resta de vida— mucho más de lo que podía hacer.

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