El exmayor Róger Miranda Bengoechea, ex brazo derecho de Humberto Ortega en los años ochenta, falleció este sábado 29 de abril, a las 7:25 de la noche, en California, Estados Unidos, adonde se había refugiado tras desertar del sandinismo en octubre de 1987.
Miranda Bengoechea murió a los 69 años de edad, víctima de un cáncer que se le había apaciguado, pero le retornó con fuerza, además de que tenía otras complicaciones crónicas, indicó a la Revista DOMINGO de La Prensa una fuente cercana a la familia, pero que pidió el anonimato.
La fuente agregó que Miranda Bengoechea fue “un héroe” porque desde hace muchos años venía luchando en contra de los sandinistas. En cambio, dentro de las filas del sandinismo está considerado un traidor.
Tras haber sido guerrillero, en Masaya, en la lucha contra la dictadura somocista, Miranda Bengoechea se convirtió, entre 1982 y 1987, en asistente personal del entonces jefe del Ejército Popular Sandinista (EPS), Humberto Ortega, y le conocía con detalle cada uno de los movimientos y contactos.
Sin embargo, en octubre de 1987, Miranda Bengoechea desertó y aprovechó un viaje que tenía el jet presidencial “19 de Julio” para salir de Nicaragua y al día siguiente apareció en televisión, declarando contra los sandinistas en el Congreso de Estados Unidos.
Entre muchas cosas, dijo en esa ocasión, según informó el diario español El País, que los sandinistas habían entrenado en septiembre de ese 1987 a guerrilleros salvadoreños en el manejo de misiles antiaéreos Sam 7 que les pensaban entregar.
Además, reveló que que Nicaragua esperaba que la Unión Soviética le suministrara, antes de 1991, 12 aviones MiG 21, así como 12 helicópteros Mi25-Hind y otros 24 Mi-17; y que los sandinistas tienen planes para tomar la embajada de EEUU en Managua y cogerían rehenes norteamericanos en Centroamérica y bombardearían Costa Rica en el caso de una invasión estadounidense.
Según el excoronel Glauco Robelo, en entrevista con Mónica Baltodano, él descubrió que Miranda Bengoechea le pasaba información a la CIA y por eso se fue del país. Sin embargo, siempre según Robelo, ya había sospechas desde mucho antes que era un traidor al sandinismo.
Posteriormente, Bengoechea escribió un libro, La guerra civil en Nicaragua: dentro de los sandinistas, en el que describió secretos sobre el comportamiento de Humberto Ortega, especialmente sus manías y la vida de lujo que llevaba.
Por ejemplo, indicó que Ortega devengaba un salario de 300 dólares mensuales, pero tenía 2.5 millones de dólares en un banco de Suiza, producto de negocios que hacía el entonces jefe del Ejército con el comprador de la institución, Mario Castillo, quien inflaba los precios de los artículos, “desde vehículos hasta televisores, y luego Castillo y Ortega supuestamente se repartían mitad y mitad.
Miranda Bengoechea también contó como Ortega espiaba a los otros ocho comandantes de la revolución.
Guerrillero contra Somoza
Róger Adrián Miranda Bengoechea se recibió de economista en México y regresó a Nicaragua a finales de 1969 y, a Marvin y Róger Ortega, fundaron el movimiento trotskista en Nicaragua, le contó Glauco Robelo a la comandante guerrillera Mónica Baltodano en una entrevista.
Luego, ingresó al Frente Sandinista (FSLN) y llegó a ser conocido como “Faustino”. Aunque era de Granada, Miranda Bengoechea se destacó como guerrillero en Masaya, donde llegó a ser el jefe en junio de 1979, cuando resultó herido Hilario Sánchez.
En Granada, según un reportaje del periodista Eduardo Marenco para La Prensa, los ciudadanos tienen un mal recuerdo de Miranda Bengoechea, a quien señalan de haber ejecutado arbitrariamente a muchas personas tildadas de somocistas en los días del triunfo sandinista en julio de 1979.
Fueron varias las familias granadinas que recordaron a La Prensa los crímenes, que según ellos, cometió Miranda Bengoechea, en julio de 1979.
La Prensa luego entrevistó a Miranda Bengoechea, quien explicó: “Yo nunca fui jefe de Granada, al triunfo de la revolución estaba como jefe de Masaya porque Hilario Sánchez había sido herido por la Guardia en los primeros días de julio de 1979. Así, que yo respondo por lo bueno y lo malo que haya pasado en Masaya”, dijo.
Luego, agregó: “En Masaya antes, durante y después de la insurrección final, hubo ajusticiamentos de somocistas, por lo cual yo asumo responsabilidad. Hubo algunos casos donde la gente hacía justicia por su cuenta, que yo no pude controlar, pero fueron casos aislados”.