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Feligreses llenaron las iglesias el Viernes Santo pese a prohibiciones y asedio de la Policía. LA PRENSA/Cortesía

Iglesia católica representa una “amenaza potencial” para el régimen, dice investigadora alemana

El recrudecimiento de la represión contra la Iglesia de Nicaragua es porque Ortega lo ve como un lugar "donde se cuestiona su poder", dice Désirée Reder

El recrudecimiento de las prohibiciones a las actividades religiosas de Semana Santa y el asedio policial a las iglesias católicas de Nicaragua, no es más que una señal de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo que confirma que en el país no existe el respeto a las libertades, y que ve a la Iglesia como una “amenaza potencial”, consideró la investigadora del Instituto Alemán para Estudios Globales y regionales (GIGA) en Hamburgo, Désirée Reder.

En entrevista con el medio Deutsche Welle (DW), Reder manifestó que una gran parte de la población nicaragüense es católica y muy devota, por lo que, las procesiones, viacrucis y demás actividades religiosas que se realizan en la Semana Mayor “tienen un gran valor religioso, pero también cultural”.

“Mucha gente está indignada y molesta por la prohibición. Pero también despierta temores y muestra lo limitada que está la libertad en el país. Creo que es también una señal que el Gobierno quiere enviar”, dijo la investigadora al medio extranjero.

Lea además: Feligreses llenan las iglesias pese a prohibiciones y asedio de la Policía

El régimen orteguista, a través de la Policía, prohibió desde febrero sacar a los santos a las calles, previo a las procesiones de viacrucis durante la Cuaresma, pero algunas iglesias podían hacer las actividades en los alrededores del templo, sin embargo, desde el Jueves Santo las autoridades recrudecieron las prohibiciones y ordenaron que todas las celebraciones se realizaran dentro de las iglesias. Asimismo, la Policía desplegó a sus agentes para asediar las iglesias del país.

Ruptura con la iglesia era predecible

Reder apuntó que la suspensión de relaciones diplomáticas con el Vaticano, el cierre de la embajada vaticana en Managua y la expulsión del arzobispo de Nicaragua era previsible debido a lo que representaba: una voz crítica contra su régimen; tal y como lo hizo el papa Francisco previamente a esa decisión, cuando catalogó a la administración de una “dictadura hitleriana y grosera“.

“La Iglesia es uno de los lugares donde todavía se expresan críticas a su régimen. Un lugar donde se cuestiona su poder. La Iglesia representa una amenaza potencial para él”, expresó Reder a DW.

“Uno de los objetivos de la estrategia represiva de Ortega y su esposa y vicepresidenta Murillo era reprimir a todos los actores relevantes de la sociedad civil y cerrar gradualmente todos los espacios de acción civil”, añadió.

De acuerdo al Monitoreo Azul y Blanco (MAB), del 1 al 6 de abril se registraron 35 incidentes contra personas opositoras, miembros de la Iglesia católica y su feligresía, periodistas y activistas territoriales. Entre estos, está el asedio a los templos del país y la expulsión de un sacerdote panameño.

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