Las tensiones entre la dictadura de Daniel Ortega y el Vaticano subieron de nivel el pasado 10 de marzo, al grado de que el papa Francisco ordenó cerrar la Nunciatura en Managua y pidió al encargado de negocios del Vaticano, monseñor Marcel Diouf, dejar el país, en réplica a unas declaraciones del máximo líder de la Iglesia católica en las que calificó al régimen como “dictadura guaranga”.
La Secretaría para las Relaciones con los Estados del Vaticano recibió la noche del viernes una “nota verbal” —un clásico documento diplomático— en el que Nicaragua informó que había decidido cerrar su embajada ante la Santa Sede y pidió al Vaticano hacer lo mismo con su Nunciatura en Managua, confirmaron altas fuentes del Vaticano al diario argentino La Nación.
Sin embargo, la cancillería nicaragüense emitió un comunicado el domingo pasado indicando que fue una acción supuestamente acordada entre ambos estados.
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Los roces entre el régimen con la Santa Sede han ido en escala ascendente desde marzo de 2022, tras la expulsión de facto del nuncio apostólico en el país, Stanislaw Waldemar Sommertag. Decisión que consideró el Vaticano como “grave e injustificada”, que no refleja los sentimientos del pueblo de Nicaragua.
El nuncio Stanislaw Waldemar Sommertag llegó a Nicaragua el 15 de febrero de 2018 y figuró junto con otros obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) como testigo en el segundo fallido diálogo nacional entre el régimen de Ortega y diversos sectores de la sociedad civil, a raíz de las protestas ciudadanas iniciadas en abril de ese año.
Asimismo, jugó un papel importante en la liberación de los primeros presos políticos, que se hizo efectiva tras la aprobación de la polémica Ley de Amnistía.
Ortega llamó “mafia organizada” al Vaticano
La situación también se ha venido desencadenando luego que Ortega ordenara condenar a 26 años y cuatro meses de prisión al obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien se negó a ser desterrado del país junto a 222 presos políticos el 9 de febrero pasado, acciones que lamentó el papa Francisco.
“Las noticias que llegan de Nicaragua me han entristecido mucho, y no puedo dejar de recordar con preocupación al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, a quien quiero tanto, y también a las personas que han sido deportadas a los Estados Unidos”,expresó el papa Francisco el 12 de febrero.
En respuesta, Ortega llamó “mafia organizada” a la Iglesia católica y la acusó de ser antidemocrática porque según él, no permite que los católicos elijan por voto directo al papa, a los cardenales, a los obispos y a los sacerdotes. También la tildó de cometer “crímenes y delitos financieros”.
Las declaraciones del papa
En la reciente entrevista con el medio argentino Infobae, el papa Francisco fue consultado sobre los ataques del régimen a la Iglesia católica en Nicaragua, y respondió: “Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige”, refiriéndose al dictador Daniel Ortega.
El sumo pontífice agregó que la situación en Nicaragua “es una cosa que está fuera de lo que estamos viviendo” y la comparó con “la dictadura (rusa) comunista de 1917 o la hitleriana (nazi) del 35”.
“Son un tipo de dictaduras groseras. O, para usar una distinción linda de Argentina, guarangas”, agregó el papa Francisco.