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Creo en Dios, su Iglesia, pero es mi derecho dudar de los hombres

Después del reciente fallecimiento de mi madre, he reflexionado sobre muchas cosas, entre ellas sobre la vida después de la vida y si esa segunda vida es prerrogativa exclusiva de las iglesias cualquiera que estas sean. También he reflexionado sobre la santidad y sus atributos. Me he hecho la pregunta, de si los pastores de las diferentes iglesias tienen la exclusividad de ser escuchados por Dios en sus oraciones. También he reflexionado sobre el libre albedrío que nos legó Dios y que su hijo pagó con su sangre en la cruz.

La Biblia nos dice que el albedrío hace de nuestra vida terrenal un período de probación. Cuando planeaba la creación terrenal de sus hijos, Dios dijo: “Y con esto los probaremos, para ver si harán todas las cosas que el Señor su Dios les mandare” (Abraham 3:25). Sin el don del albedrío habríamos sido incapaces de demostrarle a nuestro Padre celestial que hubiéramos hecho todo lo que Él nos mandara. Debido a que podemos escoger, somos responsables de nuestras propias acciones y esas acciones son las que hacen posible que seamos calificados termina diciendo.

Recientemente me encontré una frase escrita por un judío o judía antes de ser cremado vivo en una de las paredes del campo de concentración nazi de Auschwitz que dice: Si existe un Dios, él tendrá que rogarme para que lo perdone. Si bien no existe una lista de las víctimas del Holocausto en ningún lugar del mundo, desde la década de los años cuarenta los académicos, las agencias gubernamentales y las organizaciones judías han calculado el número de judíos asesinados por los nazis en unos seis millones. Lo que nos revela que la maldad humana puede llegar a ser casi infinita, como infinita también es la bondad.

Hay muchos ejemplos de esa bondad y uno de ellos podría ser Madre Teresa de Calcuta. En mis meditaciones, he llegado a la conclusión y talvez puedo estar equivocado, que la función del papa, los cardenales, obispos, y sacerdotes es enseñarnos y prepararnos para esa vida eterna que el hijo de Dios nos dejó prometida y eso incluye la preservación y protección de la maldad humana durante nuestra vida terrenal. No cumplir con esa función a cabalidad equivale a incumplir el juramento que hicieron al ordenarse. Desgraciadamente la historia registra cantidad de religiosos que han sucumbido ante las más abyectas debilidades humanas, unos por salvarse y otros por los beneficios que obtuvieron por servir a los intereses de los poderosos entre otras.

En síntesis, las interrogantes y reflexiones que he compartido en este artículo de opinión no son más que el producto de las vivencias que observo en el mundo actual; y al mismo tiempo dar gracias a Dios, pues en su sabiduría infinita, nos dejó una frase que meditada podría darnos la repuesta para no ser embaucados por falsos profetas. Esta frase es: Por sus frutos los conoceréis.

El séptimo capítulo del Evangelio de Mateo es una mina de oro de enseñanzas. En los versículos 21-23, Jesús hace un anuncio escalofriante a muchos que creían pertenecer a Él. Les advirtió que en el Día del Juicio Final le oirán decir: “Nunca os conocí; apartaos de mí”. Justo antes de esa advertencia, Jesús había acusado a aquellos que pretendían seguirle, pero cuyas vidas indicaban otra cosa. Dijo a Sus seguidores que el “fruto” de sus vidas demostraba lo que había en sus corazones.

Para finalizar les dejo un pensamiento que considero sabio, que dice: En nuestras vidas, cada palabra y cada acción es fruto de nuestro corazón. Los pecadores pecan porque eso es lo que hay en sus corazones. Los ladrones roban, los violadores atacan porque esos pecados son el fruto que produce su corazón. Los corazones malos producen malos frutos.

Cuando Jesús dijo: “Por sus frutos los conoceréis” con respecto a los falsos maestros, nos estaba dando una guía para identificarlos. Los falsos profetas, habladores de mentiras, realizarán acciones que no se corresponden con su mensaje engañoso dijo, y termina diciendo: Así como su mensaje es anti-Dios, también lo serán sus obras y terminarán desviándose del camino de la justicia.

El autor es comentarista político y Directivo Nacional de las Fuerzas de Veteranos de Guerra de la Resistencia Nicaragüense.

COMENTARIOS

  1. Hace 1 año

    Un gran porcentaje de judíos son ateos.
    Deberíamos decir: pretendo ser cristiano. Y no decir: soy cristiano.
    Por el interés de ‘la vida eterna’ se han cometido cosas desagradables. Hay que hacer el bien porque se debe y no por interés.
    La mayoría tenemos un precio con el que nos pueden comprar o nos podemos vender en la vida terrenal.

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