Diferentes críticos lamentaron el silencio de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y del papa Francisco ante las condenas penales que impuso la dictadura de Daniel Ortega en contra de seis sacerdotes y un laico de la Iglesia católica, quienes acompañaron al obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, hasta su detención el pasado 19 de agosto.
La jueza orteguista Nadia Tardencilla declaró culpables por los delitos de “conspiración”, “menoscabo” y “propagación de noticias falsas” a los sacerdotes Ramiro Tijerino Chávez, José Luis Díaz Cruz, Sadiel Antonio Eugarrios Cano, Raúl Antonio Vega, Darvin Leiva Mendoza y Melkin Centeno; así como al reportero gráfico Sergio Cadena Flores. La Fiscalía solicitó una pena de 10 años y 800 días de multa para todos.
“No pueden seguir callando”
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), que encabeza la defensora de DD.HH. Vilma Núñez, demandó un pronunciamiento de parte de los dirigentes de la Iglesia católica ante el encarcelamiento de “una diócesis entera”, así como la condena penal de estos el pasado 26 de enero.
“Este hecho plantea un reto a los dirigentes de la Iglesia católica, les pedimos que reaccionen, no pueden seguir callando, prácticamente el régimen ha encarcelado a una Diócesis entera. Les invitamos a ponerse al lado del pueblo creyente que está indignado. #NoMásIndiferencia”, manifiesta la demanda que el Cenidh publicó en sus redes sociales.
El organismo de DD.HH. exigió al régimen orteguista que libere a monseñor Álvarez y a todos los sacerdotes presos.
Criminalización de personas religiosas
El Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, conformado por abogados y defensores de derechos humanos nicaragüense en el exilio, también repudió mediante un comunicado la declaratoria de culpabilidad en contra de los sacerdotes y el laico, y denunció “la criminalización de personas religiosas a través de juicios que carecen de total legalidad, que violan el debido proceso”.
“Antes de su captura, los siete religiosos y el laico junto al obispo Rolando Álvarez sufrieron asedio policial en la curia de Matagalpa y su arresto arbitrario ocurrió mediante un operativo nocturno de la Policía Nacional. La declaración de culpabilidad de anoche simboliza la persecución, criminalización y guerra del estado de Nicaragua contra la libertad religiosa, en particular contra la iglesia católica. Las sentencias contra sacerdotes, religiosos y laicos, constituyen un hecho sin precedentes en la historia del país y son, además de inconstitucionales, infames e injustas”, manifestó el Colectivo de DD.HH.
Lea además: Martha Patricia Molina: “Daniel Ortega está previendo aniquilar por completo a la Iglesia Católica”
El opositor miembro de la Unión Democrática Renovadora (Unamos), Héctor Mairena, dijo que lo ideal sería que la cabeza del Vaticano se pronunciara sobre lo que está aconteciendo en Nicaragua con sus sacerdotes.
“Lamentamos el silencio de la Conferencia Episcopal frente a estos abusos del régimen y también quisiéramos escuchar que se alce la voz del Vaticano, en este caso concreto por la condena a los religiosos católicos y laicos, pero también por todas las personas presas políticas en Nicaragua”, manifestó Mairena.
Persecución religiosa
Mairena dijo que no hay duda que los sacerdotes encarcelados se suman a la lista de presos políticos, porque lo único que han hecho es profesar su fé cristiana, lo que significa que en Nicaragua hay persecución religiosa.
“Estos sacerdotes y laicos no han hecho más que ejercer su fe, y desde la palabra cristiana, católica, que ellos pregonan, hacen sus planteamientos sobre la realidad de Niccaragua. Reprimir por eso, castigar por eso, juzgar por eso, es persecución religiosa”, dijo el opositor.
El obispo Álvarez también es acusado de estos mismos delitos, pero es “juzgado” por separado. Su proceso judicial sigue en curso. Monseñor Álvarez es una de las voces críticas contra la dictadura de Ortega, que más resistió las amenazas y ataques del orteguismo dentro del país. En agosto de 2022, la Policía mantuvo sitiada 15 días la Curia Episcopal de Matagalpa, donde se encontraba monseñor Álvarez con los seis sacerdotes y al menos tres laicos. Luego solo quedó un laico, el reportero gráfico Sergio Cadena. La madrugada del 19 de agosto, la Policía entró a detenerlo y fue trasladado a Managua junto a los sacerdotes y el laico que lo acompañaban.
Cuatro meses después, también fueron detenidos dos periodistas del equipo de prensa de la Diócesis de Matagalpa. En total hay 11 sacerdotes detenidos en el contexto de ataques a la Iglesia católica y otros han tenido que salir del país para evitar la cárcel.
En Nicaragua, los líderes de la Iglesia católica que aún quedan en el país no hablan ni se pronuncian oficialmente sobre el tema de la persecución y encarcelamiento de los religiosos. Mientras que el papa Francisco, en agosto pasado, solo hizo una breve mención expresando su preocupación y dolor sobre la situación de este país, sin hacer referencia a monseñor Álvarez y a los sacerdotes presos.
Además más de 300 personas están presas por criticar u oponerse al régimen de Daniel Ortega, entre estas destacados opositores, estudiantes universitarios, líderes campesinos, exdiplomáticos, empresarios, periodistas, dueños de medios de comunicación, al menos 10 sacerdotes, incluido el obispo Rolando Álvarez.