El orgullo del Diriangén estaba herido. La pobre imagen del partido de ida la quería borrar y salió este jueves por la noche a matar o morir en el intento. Remontar al Olimpia de Honduras era un sueño lejano, así que se enfocó en buscar el triunfo. El comité organizador decidió que para esta edición de la Liga Concacaf los dos perdedores con el mejor rendimiento (más puntos acumulados) de los octavos y cuartos de final se clasificaba al torneo de clubes más importante de la región. La única vía para lograrlo era ir por la hazaña y el Diriangén estuvo cerca del milagro durante una hora, hasta que recibió el gol del empate y los últimos 10 minutos cayeron los tantos de la estocada final 3-1.
Desde el inicio del juego, el Diriangén se encimó sobre la portería de Erick Menjivar, quien activó sus sensores de alerta con los cabezazos de Luis Fernando Copete (2) y Junior Arteta (4), ambos originados, tras un tiro de esquina. Contra todo pronóstico los diriambinos estaban controlando el juego. La única ocasión de peligro del Olimpia en los primeros 10 minutos se dio con un falta cerca del área de Erick Téllez que provocó un tiro libre peligroso ahogado en la barrera. El Diriangén mantuvo el ritmo y la intensidad. En cada llegada al área trató de finalizarla con remate, aunque todos tímidos a las manos de Menjivar.
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Este era otro Diriangén, este equipo tenía ambición y había recuperado el orden y sacrificio que lo distinguió para eliminar al Comunicaciones, el actual campeón. Jugando con ese dinamismo nació la jugada que silenció los 18 mil aficionados que llenaron el estadio Francisco Morazán. Francisco Flores se proyectó sobre la banda, llegó a línea de fondo y sacó un centro abajo y fuerte. Carlos Torres (31), el más vivo de todos, se movió al espacio y metió el interior del pie para enmudecer con el 0-1.
Sin embargo por delante estaba un monstruo que con nada hacía daño. Otra falta cerca del área obligó al portero Miguel Rodríguez volar a su palo contrario para sacar de la escuadra el remate de Gabriel Araujo (37). El portero de 20 años respondió a la expectativa en su debut en la Liga Concacaf y cumplió ante un adversario y escenario complicado haciendo olvidar la inesperada suplencia del experimentado Justo Lorente. También la defensa se aplicó y se multiplicó para cerrar espacios sobre todo en los minutos finales de la primera parte en los que el Olimpia trató de igualar.
La segunda parte fue más desequilibrada. El Olimpia metió de inicio a Boniek García, quien había hecho estragos en el partido de ida. El medio campo se apoderó de esa zona y obligó al Diriangén a retroceder. El repliegue no fue total, sino el necesario. La pelota cuando se recuperó se jugó con inteligencia buscando a Torres para que conectara con Junior Arteaga, Luis Fernando Coronel o Robinson Luiz. El equipo presionó en el medio campo para intentar robar y sorprender. Si fallaba retrocedía rápido, pero en una ocasión el repliegue demoró y Olimpia lo capitalizó. Un rechace defensivo se convirtió en una segunda oportunidad y en el centro al área Jerry Bengston (62) anticipó en el cabezazo a Luis Fernando Copete para el 1-1. Un minuto después Rodríguez atajó un fuerte remate de Bengston y en la siguiente jugada el portero Menjivar sacó al tiro de esquina un remate de Robinson (65).
El empate estaba dejando al Diriangén sin su máximo anhelo: la Liga de Campeones. A partir de ese momento adelantó líneas para crear espacios. Arriesgar era lo único que le quedaba. Ramiro Peters (79) estuvo apunto de marcar, pero el portero Menjívar sacó con lo justó a tiro de esquina. En la réplica, los Albos acabaron con la reserva de fuerza de los diriambinos, tras la anotación de Jorge Benguché (80), quien volvió castigar los descuidos defensivos de la última línea. El choque lo senteción Michaell Chirinos (90+4) con un penalti cometido por el Rodríguez y condenando al Diriangén a su décima derrota consecutiva ante un adversario hondureño y despidiéndose de la Liga Concacaf, tras sorprender eliminando al actual campeón.