Monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador de la Diócesis de Estelí, junto con otros cinco sacerdotes y seis laicos cumplieron este lunes 15 de agosto 12 días de “retención” policial a lo interno de la curia episcopal de Matagalpa. Desde su encierro celebraron la solemnidad de la Asunción de María Santísima al cielo y el obispo aprovechó para recordar que es Cristo el que vence a la muerte y al pecado. Además pidió que sigan orando por él y todos los que le acompañan en la “retención” e invitó al rezo del santo rosario este lunes a partir de las 8:00 de la noche.
“Con el triunfo de Cristo, de la Iglesia y de la Virgen entendemos entonces que todos nosotros triunfamos sobre el pecado, la muerte, la iniquidad, la adversidad, la dificultad. De aquí brota nuestra alegría serena, nuestra paz interior y nuestra esperanza incorruptible e inquebrantable”, dijo monseñor Álvarez en su breve homilía.
También aseguró que “no es el dragón infernal el que tiene la última palabra, sino Cristo que vence a la muerte y al pecado. Esa muerte que será el último enemigo en ser vencido”.
Policía mantiene las restricciones
El obispo sigue utilizando las redes sociales para transmitir la eucaristía y otros ritos que celebra en medio de su encierro. Así lo ha hecho desde el pasado jueves 4 de agosto, cuando la Policía le impidió trasladarse a la Catedral para oficiar la eucaristía. Ese mismo día, a través de un comunicado la Policía informó que investiga al obispo por “intentar organizar grupos violentos” y oficializó que dicha investigación implica que permanezca en su domicilio.
Mientras tanto, en el exterior de la curia arzobispal se mantiene un amplio despliegue policial que ha establecido retenes alrededor de la curia, en una de las dos calles centrales de Matagalpa. Además de la presencia policial y los retenes, también se mantienen las restricciones de movilidad peatonal en la cuadra del edificio y la prohibición de parquear vehículos en la zona.
A estas restricciones se suma la prohibición de entrar y salir del recinto al que tampoco se permite el ingreso de ropa, alimentos ni las medicinas que requieren algunos de los sacerdotes que permanecen “retenidos” junto al obispo.
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