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Jeysi Lagos Rivera se exilió en 2021, sin embargo la etiqueta de expolicía la persigue donde vaya /FOTO Tomada de su Facebook

“La Policía no es amiga de nadie”, dice una exagente conocida como “La Diabla”

La expolicía se encuentra en el exilio y quedó entre dos fuegos: las amenazas de los sandinistas que la acusan de “traición” y las condenas de los opositores que la ven como cómplice de los verdugos. En 2021 emigró embarazada para salvar su vida

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A Jeysi Lagos Rivera sus excompañeros la nombraron “La Diabla” cuando ingresó a las filas de la Policía. Trabajó cinco años para la institución a la cual renunció en 2015. En 2018, la jefatura la llamó para reprimir las protestas antigubernamentales en Managua, se negó y más bien se unió a los tranques de Jinotega y así, se convirtió en presa política. Aunque fue excarcelada, continuaron los ataques y amenazas en su contra.

El reloj marcaba las 5:05 de la tarde del 14 de diciembre de 2021 cuando Jeysi Lagos pidió que abrieran la bolsa donde había guardado su celular para evitar mojarlo, deseaba tomarse una fotografía antes de entregarse a las autoridades migratorias de Estados Unidos. Vestía una camiseta blanca con la imagen del reo político Medardo Mairena y en su abdomen la leyenda: “Amigo, el pueblo está contigo”.

Minutos antes, con siete meses de embarazo atravesó el río Bravo junto a su esposo por el área de Piedras Negras, México. Estaba nerviosa y trataba de congelar la respiración. A solo un mes de su entrega nació su segunda hija, Alexia Valentina Espinoza Lagos, en suelo estadounidense.

Estar lejos no le da seguridad a Jeysi. “Es una dura realidad, sobre todo ahora porque las maras sandinistas están entrando a este país como si fuera propio”, reprocha. “Ellos mismos se encargan de hacer sus publicaciones a manera de burla para nosotros, diciendo, que están aquí”.

En su caso, confiesa que después de siete años de haber pertenecido a la Policía y de tres años de haber sido encarcelada como presa política sigue recibiendo ataques de fanáticos sandinistas y de opositores al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

La expolicía que se negó a traicionar a los manifestantes y terminó presa en Jinotega

“Las personas que me condenan, no las llamo opositoras, solo le hacen juego a la dictadura. Yo me siento con mi conciencia tranquila porque he hecho cumplir mi juramento de amor y servicio al pueblo nicaragüense”.

Dice que antes de emigrar al extranjero intentó quedarse en Nicaragua, pero fue casi imposible. “Yo fui citada a la Policía el 6 de diciembre del 2020 y ahí claramente me dijo el comisionado mayor Portillo que en cualquier momento iba a aparecer muerta porque me mantenían vigilada”.

La “policía”

Antes del 2015, Jeysi Lagos era La Diabla para sus compañeros uniformados. “Ese nombre me lo pusieron unos amigos de la Academia de la Policía porque siempre me gustaba hacer actividades deportivas con los varones y entonces me decían que yo era una diabla. Así me quedé”.

Lagos renunció a la Policía en 2015, tres años más tarde los compañeros testificaron en su contra por haberse unido a las protestas de 2018 en Jinotega / FOTO Cortesía

En octubre del mismo año decidió ponerle fin a la carrera policial y renunció al cargo de Oficial de Información y Análisis para “buscar mejores oportunidades y por ciertas anomalías de parte de algunos jefes porque eso iba contra mis principios y no fue para eso que yo me formé”.

Hasta ese momento, Jeysi o La Diabla era considerada una buena oficial para el gremio policial. Tres años después esa percepción cambió en su totalidad, para la institución y para ella.

En 2018, un jefe la invitó a reincorporarse a las fuerzas policiales y reforzar a los oficiales de Managua que se enfrentaban al estallido social de los autoconvocados en calles capitalinas de mayoría universitarios.

Ella se negó y en respuesta fue advertida que su decisión tendría consecuencias. “No voy a ir porque no me voy a prestar a ese juego sucio, ni voy a ir a asesinar a personas inocentes”, declaró al diario LA PRENSA en 2019.

La amenaza fue directa: “La orden es que te desaparezcan”. Expolicía se exilia por amenazas de muerte y asedio de la PO

A siete años de haber “abandonado el barco”, Jeysi está convencida que “la Policía no es amiga de nadie” y, aunque ya no siente que fue parte de esa institución acepta que su pasado la persigue donde vaya.

“Yo siento decepción y repulsión porque ellos (policías) traicionan a su pueblo por un gobierno corrupto y asesino como es el régimen de Nicaragua. Ellos muerden la mano que les da de comer, se les olvida que gracias a ese pueblo sufrido y perseguido reciben un salario. Un dinero manchado de sangre inocente y sangre derramada por sus propias manos que aún clama justicia”.

La presa política

Esta expolicía se negó a enfilarse a la institución, pero desde abril a julio de 2018 se unió a las protestas antigubernamentales en contra de Daniel Ortega y pasó a dirigir el tranque del barrio Villa Valencia, al norte de Jinotega, hasta el 23 de julio de 2018 cuando el régimen ordenó la “Operación Limpieza” y desmanteló los tranques de esa ciudad.

Jeysi Lagos intentó ponerse a salvo abandonando la ciudad, pero fue capturada el 26 de julio de 2018. “Llegaron aproximadamente unos 40 policías, unos 20 paramilitares armados. Me rodearon la casa, me exigían que le entregara armas, que era algo que yo no tenía. Igual me pedían que les entregara los morteros y algunas cosas, que según ellos, decían que estaban en mi poder”, relató al diario LA PRENSA.

Denunció que durante uno de los interrogatorios un detective le aseguró que podía quedar en libertad si desmentía su participación en los tranques y aseguraba que la habían involucrado.

El 26 de julio de 2018, Jeysi Lagos fue presentada como una temida “terrorista” de Jinotega en la misma delegación que le brindó años de servicio / FOTO Tomada de Redes Sociales

Además, debía firmar una acusación para responsabilizar a Alcides Zeledón de ser cabecilla de los opositores armados de Jinotega. Jeysi Lagos, se negó una vez más, pidió lápiz y en el documento escribió: “¡Qué se rinda tu madre!”. 

Denuncian nueva golpiza a presas políticas de la dictadura Ortega-Murillo

“Desde el momento que fui capturada escuché frases como: ‘creí que éramos amigos’. La verdad, la Policía no es amiga de nadie, son enemigos. Yo pienso que mis compañeros me dieron la espalda al testificar delitos que yo jamás cometí y ellos sirvieron como testigos”.

Aunque fue acusada de secuestro, asalto, tortura, asesinato en grado de frustración y lesiones; y obstrucción a la vía pública, el 20 de mayo de 2019, tras diez meses de encierro, fue liberada bajo el régimen de convivencia familiar junto a otros 99 reos.

Huir para vivir

Se siente aliviada de estar lejos del hostigamiento de la Policía y en el fondo sabe que su familia la prefiere lejos a nuevamente encarcelada.

No obstante, Jeysi Lagos admite que su tranquilidad no está completa porque dejó a su hijo de nueve años en Jinotega. “No tuvimos tiempo ni dinero para sacarlo. El 24 de febrero de 2021 tuvimos que huir de Nicaragua porque dos meses atrás pasaron rafagueando la casa del tío de mi esposo. Pensaron que nosotros estábamos ahí”, comentó.

El día que Jeysi y su esposo José Alexis Espinoza Mairena cruzaron las aguas del Río Bravo para pedir asilo en Estados Unidos /Cortesía

Partió hacia Honduras con cincuenta dólares en sus bolsillos y una pequeña maleta cargada de sueños. En la frontera estuvo retenida casi tres horas hasta que le permitieron salir.

“El celular me lo apagaron, pero antes yo había avisado a mi familia que si en tres horas no me soltaban que denunciaran mi detención”.

Recuerda que continuó su viaje hacia Estados Unidos, pero le tomó nueve meses llegar, siete de ellos en estado de embarazo. “Estuvimos en El Salvador dos meses, en Guatemala cuatro y tres meses en México porque para avanzar teníamos que trabajar, mi esposo y yo”.

¿Hasta cuándo Dios mío?

Tiene ocho meses de vivir en Estados Unidos y es solicitante de asilo. Jeysi Lagos, al igual que muchos nicaragüenses utiliza las redes sociales para externar su inconformidad con la situación que ocurre en Nicaragua.

Con frecuencia recibe críticas de personas que se identifican como sandinistas, pero también de opositores que le reprochan haber pertenecido a la Policía.

Ella les responde con un firme sarcasmo: “Les quiero decir a todos esos militantes sandinistas que no sean tan mata mama, ni sinvergüenza al venir al imperio; mejor, que se queden con su comandante que según ellos tiene tan bien a Nicaragua. Y que no traicionen su partido que los tiene de esclavos y se queden allá recogiendo las migajas que les da su gobierno”.

Aclara que intenta continuar su vida, pero dice que no puede desconectarse de la realidad que vive el país y siente tristeza, angustia, depresión e impotencia.

“Saber que dimos todo por nada. Cada día esto está peor y los asesinos cómo si nada”, se lamenta. “¿Hasta cuándo Dios mío?, no me conformo saber que ya hice algo por mi patria … A veces me siento miserable por haber abandonado mi patria”.

Jeysi Lago dio a luz a la pequeña Alexia Valentina en el exilio, dice que tiene el corazón dividido entre Nicaragua y Estados Unidos /Cortesía

La Prensa Domingo Expolicía Jeysi Lagos Rivera archivo

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