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Dennis Martínez es abrazado por sus compañeros por lanzar un Juego Perfecto. LAPRENSA/ARCHIVO

El récord inquebrantable que instauró Dennis Martínez para las Grandes Ligas con su Juego Perfecto

Han pasado 31 años desde le gesta más grande para un deportista nicaragüense y para un lanzador en las Grandes Ligas como es lanzar un Juego Perfecto y, el corazón de Dennis Martínez sigue latiendo, vivo entre la actualidad del beisbol por su gesta

Mientras “El Viejo” navegaba tratando de pescar al gigante pez al cual le había insertado el arpón, pero se resignaba a morir, soltó una frase comparativa en medio de su catarsis solitaria en ese bote: “El corazón de una tortuga sigue latiendo horas después que han sido sacrificadas”. Han pasado 31 años desde le gesta más grande para un deportista nicaragüense y para un lanzador en las Grandes Ligas como es lanzar un Juego Perfecto y, el corazón de Dennis Martínez sigue latiendo, vivo entre la actualidad del beisbol por su gesta, la cual nunca será olvidada por ser un récord inquebrantable.

El Presidente le lanzó a los Dodgers un Juego Perfecto, a uno de los equipos más mediáticos en la historia, blanqueándolos 2-0, pero no solo eso. Dennis Martínez con la joya monticular número 13 en la historia de las Grandes Ligas se convirtió en el primer pícher nacido fuera de los Estados Unidos que lo conseguía, se adelantó a lo japoneses, venezolanos, dominicanos, mexicanos, boricuas, panameños, en fin, Dennis fue el precursor, el pionero, el hombre que puso la primera piedra, el que caminó sobre la luna, aunque de eso ya estaba acostumbrado cuando se convirtió en el primer nicaragüense en pisar la Gran Carpa.

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No hay formar de arrebatarle ese récord a Martínez, porque siempre que se hable de Juegos Perfectos resaltará el suyo como pionero, así como se recuerda el de Lee Richmond en 1880 que abrió la puerta a esa grandeza, el de Don Larsen por ser el único en Serie Mundial o el de Sandy Koufax por ser el primero de los Dodgers.

Ese 28 de julio de 1991 cuando se bajó del montículo, se fue al dogout, se arrodilló y se puso a llorar. El corazón de Martínez latía sin parar, cargando la emoción de haber tocado la cúspide, ahora podía caminar sobre las nubes. Dennis se ha hecho viejo, tiene 67 años y cuando navega en el mar de recuerdos se arrodilla y llora porque su hazaña sigue latiendo 31 años después de haberla concretado.

Deportes Dennis Martínez archivo

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