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La casa del barrio Carlos Marx, donde murieron quemados seis miembros de una familia, está registrada actualmente a nombre de seis herederos del fallecido dueño, Óscar Manuel Velásquez Pavón. LA PRENSA/ ARCHIVO/ ÓSCAR NAVARRETE

Se vende la casa quemada del barrio Carlos Marx “en 250 mil dólares, negociables”

Una tragedia que conmovió a Nicaragua, una familia golpeada por la desgracia y una herencia. Ahora está en venta la casa de tres pisos quemada con seis personas adentro en 2018. Los herederos son seis, entre ellos un joven no vidente

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William Ricardo Velásquez López va a cumplir 25 años de edad, mañana 6 de junio de 2022. Intenta llevar una vida normal, pero es ciego desde el nacimiento. A su problema le llaman “enucleación ocular” en ambos ojos. Es decir, no tiene los glóbulos oculares.

Con ayuda de su familia, especialmente de su hermana menor, Carolina de los Ángeles Velásquez López, William Ricardo ha aprendido a leer y a escribir, aprovechando también aplicaciones en su teléfono celular. Su hermana se ha empeñado en enseñarle la mayoría de las cosas que necesita aprender para ser autosuficiente, aunque hay algunas en las que irremediablemente necesita ayuda de terceros.

La vida no ha sido fácil para William Ricardo. Además de vivir con carencia de recursos, en el año 2015 tuvo que tolerar como su madre era encarcelada por un delito de droga.

Algo más difícil llegó el 16 de junio de 2018, en medio de la violencia política que se generó tras las protestas de abril de ese año. Su padre, Óscar Manuel Velásquez Pavón, un comerciante grande de colchones y almohadas, y quien vivía cerca de unas de las zonas más críticas de las protestas, la Upoli, fue asesinado junto a otros cinco miembros de la familia.

La casa de Velásquez Pavón, en el barrio Carlos Marx, fue quemada y ahí murieron, además de él, su esposa Maritza del Socorro López Muñoz; su hijo Alfredo Manuel Velásquez López; la esposa de este último, Mercedes de los Ángeles Raudez Álvarez y los dos niños de esta joven pareja: Daryeli Osmary y Matías Elíseo Velásquez Raudez.

Funerales de las seis personas fallecidas en la casa del barrio Carlos Marx. LA PRENSA/ ARCHIVO

Todos los crímenes que se cometieron en ese momento fueron terribles, pero, la quema de la casa del barrio Carlos Marx fue un hecho sumamente doloroso, impactante, desgarrador. Vídeos que aún circulan en las redes sociales muestran cómo sacaron a los dos niños, de dos años y cinco meses de edad respectivamente, con quemaduras. A la niña, los paramédicos intentaron infructuosamente revivirla. Los cuerpos de los adultos estaban calcinados.

La casa quedó destruida por dentro. Las llamas devoraron casi todo. Más de tres años después de la tragedia, el inmueble comenzó a estar en venta, según se publicó en Facebook. En el número telefónico que aparece en el anuncio, una mujer responde que son “los hijos” (de Óscar Manuel Velásquez López), cuando se le pregunta quién está vendiendo la propiedad.

“Los hijos” a los que se refiere la mujer son los cuatro que sobrevivieron, de cinco que tenían en común los ahora fallecidos Óscar Manuel y Maritza del Socorro: Janeth del Socorro (también conocida como Cinthya), Ana Mercedes, Óscar Danilo y Maribel de los Ángeles Velásquez López.

William Ricardo y su hermana Carolina de los Ángeles, aunque también llevan los apellidos Velásquez López, no son hijos de Maritza del Socorro López Muñoz, sino de otra mujer que fue cónyuge de su padre, de nombre Luz Marina López Muñoz. Aparentemente las dos mujeres son hermanas, pero las fuentes consultadas por la Revista DOMINGO no quisieron confirmarlo.

Cuando los hijos de Óscar Manuel y Maritza del Socorro iniciaron el proceso de herencia de los bienes dejados por su padre, no dijeron en los juzgados de Managua que tenían otros dos hermanos vivos.

A través de documentos judiciales que se encuentran en poder de la Revista DOMINGO, se reconstruye la historia de la casa del barrio Carlos Marx, la que, según testimonios iniciales de los sobrevivientes, fue incendiada por simpatizantes de Daniel Ortega y policías. Pero, seis meses después, cambiaron el discurso y dijeron que los causantes habían sido “los tranquistas”.

Y, por primera vez, se habla de William Ricardo y Carolina de los Ángeles, los otros dos hijos de Óscar Manuel Velásquez Pavón, el dueño de la casa.

La familia

Óscar Manuel y Maritza del Socorro, ambos nacidos en 1972, se casaron el 6 de diciembre del 2001, según consta en el Registro del Estado Civil de las Personas de Managua. Para esa fecha ya habían procreado cuatro hijos: Janeth (1989), Óscar Danilo (1991), Ana Mercedes (1992) y Alfredo Manuel (1996), este último fue el que falleció junto a sus padres en el incendio de la casa del barrio Carlos Marx.

Después del casamiento, nacería Maribel de los Ángeles, en 2005.

Tras la muerte de sus padres, Maribel recibió un seguro de vida que su papá había contratado para ella, además de que heredó las cuentas bancarias de sus dos progenitores fallecidos.

Como Maribel tenía 13 años de edad cuando fallecieron sus padres, ella quedó bajo la tutela de su hermana Ana Mercedes, según determinó un juez.

Un poco apartados de sus hermanos, crecieron otros dos hijos de Óscar Manuel, pero que no son hijos de Maritza del Socorro: William Ricardo, quien nació en 1997, y Carolina de los Ángeles, nacida en 1999.

A pesar de ser menor, y debido a la condición de ceguera de su hermano, Carolina es quien ha velado por William Ricardo, al punto que actualmente es su tutora, según determinó un juez, ya que el padre es fallecido y la madre de ambos, Luz Marina López Muñoz, tiene antecedentes penales de droga.

La casa

Cuando Óscar Manuel se casó con Maritza del Socorro, ya vivía en el barrio Carlos Marx y también ya era comerciante de colchones y almohadas, pero todavía no tenía la casa que fue quemada.

Óscar Manuel llegó ser próspero en su negocio y en el año 2008, entre los meses de enero y octubre, compró tres terrenos, que estaban juntos el uno del otro, pero eran de diferentes dueños, ubicados de la rotonda La Virgen, tres cuadras hacia el este.

La remoción de los escombros. LA PRENSA/ ARCHIVO/ ÓSCAR NAVARRETE

El comerciante se aventuró a pedir un préstamo en un banco, para lo cual hipotecó las tres propiedades, y construyó una casa de tres pisos en los tres terrenos.

Tras el incendio provocado en la casa, donde murieron Óscar Manuel y los otros cinco miembros de la familia, la hipoteca quedó saldada con una póliza que se conoce como “saldo deudor”. La casa es ya legítimamente propiedad de los herederos de Óscar Manuel.

La barbarie

En las primeras horas del 16 de junio de 2018, 5:30 de la mañana, personas encapuchadas tiraron morteros y bombas molotov dentro del piso de abajo de la casa, donde había material inflamable, entre ellos colchones, almohadas y una camioneta, y el inmueble comenzó a arder.

En aquella fecha, la zona donde está la casa era de mucha actividad violenta debido a que está ubicada a unas cinco cuadras de la Upoli, la cual estaba ocupada por jóvenes autoconvocados y en los alrededores circulaban policías y paramilitares orteguistas tratando de penetrar a la universidad y expulsar a quienes protestaban contra el gobierno.

El fuego y el humo, que iniciaron en la planta baja, les quitaron la posibilidad a las víctimas de bajar desde el segundo piso. Y la escalera, que conduce al tercer piso, estaba en llamas cuando la familia intentó subir al tercer piso.

Janeth del Socorro Velásquez López, también conocida como Cinthya; su hermana Maribel de los Ángeles, y un primo, Francisco Javier Pavón, lograron saltar desde el segundo piso hacia la calle. Pero los demás miembros de la familia no pudieron escapar.

Los bomberos lograron sacar los cuerpos de los niños Daryeli Osmary y Matías Eliseo Velásquez Raudez, de dos años de edad la primera y cinco meses el segundo. “La niña está viva, la niña está viva”, gritaban las personas, mientras los paramédicos intentaban salvarla inútilmente. Las quemaduras estaban en todo el cuerpo de cada uno de los bebés.

Los cuerpos de algunas de las víctimas. El día del crimen, varios vecinos acusaron a policías y paramilitares de impedir el auxilio de los bomberos. LA PRENSA/ ARCHIVO

Los adultos quedaron calcinados. Cuando Janeth del Socorro quiso tocar el rostro de su padre Óscar Manuel, se le hundieron los dedos. Igual de calcinados estaban los cuerpos de Maritza del Socorro López Muñoz, la esposa de Óscar Manuel, así como el del hijo de ambos, Alfredo Manuel, y de la esposa de este último, Mercedes de los Ángeles Raudez Álvarez.

Los sobrevivientes dijeron tras el crimen que quienes habían prendido fuego a la casa fueron encapuchados acompañados de policías. Janeth del Socorro, también conocida como Cinthya, grabó un en vivo maldiciendo a Daniel Ortega, porque sus simpatizantes habían sido los culpables.

Seis meses después, los tres sobrevivientes aparecieron en los juzgados de Managua, y en un medio afín al gobierno que se llama Juventud Patriótica, diciendo que el calor del momento, las presiones de las personas y el dolor les hicieron acusar a Ortega y sus simpatizantes. Pero, ellos, a quienes en realidad supuestamente vieron causar el incendio fue a “tranquistas” que andaban armados.

La verdad, de cómo se originó en el incendio de la casa del barrio Carlos Marx, todavía está por investigarse. Lo que sí se puede afirmar es que, independientemente de que los sobrevivientes hayan cambiado su versión, lo que vivieron fue una pesadilla de las más horribles y desesperantes que puedan experimentarse. Antes de saltar del segundo piso, para ponerse a salvo, escucharon los gritos de sus familiares cuando se estaban quemando, así como los llantos de los niños.

La herencia

Los hijos de Óscar Manuel y Maritza del Socorro se pusieron de acuerdo para iniciar un proceso judicial como herederos de los bienes de su padre, que constituyen, además de la casa de tres pisos, pólizas de seguro y cuentas bancarias.

En ese proceso, que legalmente se conoce como declaratoria de herederos, no informaron en los juzgados que además de ellos cuatro (Janeth, Óscar Daniel, Ana Mercedes y Maribel), su padre tenía dos hijos más. Es decir, eran seis y no cuatro los herederos.

Un juez le dio a Ana Mercedes la tutela de su hermana Maribel, de 13 años de edad cuando murieron sus padres. Luego, los cuatro hermanos de padre y madre lograron que fueran declarados herederos de Óscar Manuel Velásquez Pavón.

Los sobrevivientes, debido a que la casa del Carlos Marx quedó inhabitable, vivieron donde una tía, según explica una fuente ligada a Ana Mercedes. Luego se fueron a vivir a Ciudad Belén, siempre en Managua. Esa casa la vendieron y se fueron a vivir a Masaya, donde también vendieron.

Aunque trataron de seguir con sus vidas, siempre en el negocio de los colchones y las almohadas, en un local alquilado en el barrio Concepción de María, finalmente optaron por irse del país. Se fueron yendo paulatinamente y, desde noviembre de 2021, ninguno de ellos vive ya en Nicaragua, asegura la fuente allegada a Ana Mercedes.

La venta

Antes de irse de Nicaragua, y después de haber limpiado la casa del Carlos Marx y repararle los daños tras recibir una póliza sobre daños a la propiedad, los cuatro hermanos pusieron la casa en venta.

Inicialmente, según explican diferentes medios de comunicación, le pusieron un valor de 300 mil dólares. Para este artículo, la Revista DOMINGO llamó al número que aparece en el anuncio de la venta, y la mujer que contestó indicó que ahora la están vendiendo en 250 mil dólares, negociables, hasta 230 mil.

Por su parte, los otros dos hijos de Óscar Manuel, William Ricardo y Carolina de los Ángeles lograron darse cuenta, a inicios del año 2021, que la casa de su padre había sido puesta en venta y que ellos no recibirían ningún beneficio.

Debido a que William Ricardo es no vidente, y que viven en condiciones de pobreza, Carolina de los Ángeles se movió para que un judicial le adjudicara a ella la tutela del muchacho, ya que la mamá tiene antecedentes penales y el joven iba a necesitar firmar documentos, lo cual se le dificulta por la ceguera.

Luego, solicitó ante un juez que decretara una medida cautelar urgente en contra de la venta de la casa.

El juez no solo ordenó que la casa no podía venderse todavía, sino que posteriormente mandó al Registro Público de la Propiedad que incluyera a William Ricardo y a Carolina de los Ángeles Velásquez López también como herederos de su padre.

En la actualidad, ya no hay restricciones legales para que la casa pueda venderse. Los herederos son seis y no cuatro como al principio. Solo falta ver quién la compra.

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