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Gioconda Belli, poetisa y escritora nicaragüense. LA PRENSA/Archivo

Gioconda Belli: “La que está organizando la represión es Rosario Murillo”

La escritora considera que Rosario Murillo es la que organiza cada detalle de la represión y sobre todo, la saña contra los presos políticos. Además, habla sobre las críticas que reciben los disidentes sandinistas de ser “cómplices de crímenes”.

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Gioconda Belli está viviendo su segundo exilio. El primero había sido con la dictadura de los Somoza, cuando tuvo que salir a Costa Rica dejando a sus dos hijas pequeñas. Ahora, tuvo que asentarse nuevamente en contra de su voluntad en otro país, España, por temor a ser encarcelada por una nueva dictadura, la de Daniel Ortega.

En su juventud, Belli fue cercana a Rosario Murillo e incluso la recibió en su casa en Costa Rica junto a su compañero sentimental Vicente Ibarra y sus tres hijos: Rafael, Zoilamérica y Carlos Enrique, en los setenta. Años más tarde, a finales de los ochenta, la escritora rompió con Murillo “porque me di cuenta del nivel de manipulación que es capaz”, cuenta.

En esta entrevista, Gioconda Belli habla sobre el poder de Rosario Murillo, las críticas que hacen algunos sectores de oposición a los disidentes sandinistas como ellas, y sobre el futuro del sandinismo una vez que Daniel Ortega salga del poder.

¿Cómo ve la situación de Nicaragua en este momento?

A mí me llama la atención que después de las elecciones del 2021, el régimen haya intensificado sus acciones para cerrar el espacio político, porque uno podría pensar que una vez que lograron su objetivo que era elegirse presidente y vicepresidenta, se iban a sentir seguros, pero lo que develan en todas sus acciones es una mayor inseguridad. Ellos (Daniel Ortega y Rosario Murillo) deben percibir que hay una situación hostil contra ellos de parte del pueblo de Nicaragua porque con los cierres de oenegés, a mi manera de ver, no pretende dejar ningún resquicio por donde se puedan filtrar donaciones que ellos piensan que se puedan ocupar en su contra.

No tiene sentido cerrar organizaciones como Operación Sonrisa, la del padre Fabretto, es una paranoia tremenda la que tienen porque sienten y saben que la población es hostil contra ellos. También la persecución a la Iglesia. Me parece que se trata del cierre de un espacio político porque el púlpito los amenaza y por eso intentan callarlos y es clarísima la lectura. No quieren que la gente oiga a los sacerdotes.

Daniel Ortega se justifica diciendo que es víctima de ataques de Estados Unidos.

Los Estados Unidos no vamos a negar que son imperialistas, pero ya no se trata de ambiciones territoriales, ni siquiera económicas en el caso de Nicaragua. La acusación de imperialismo es una acusación cómoda para ellos porque entra en todo ese lenguaje que hubo en el tiempo de la revolución, abona sobre ese terreno para sus bases y se siente cómodo porque es el terreno donde Daniel Ortega aprendió el liderazgo y los discursos que dice. Me parece que él es una persona que no tiene la capacidad de imaginar el mundo de otra manera y eso le sale bien porque significa crear un enemigo ante el cual puede justificar todas las acciones violentas que está haciendo contra el pueblo de Nicaragua.

Antes de 2018, Estados Unidos colaboraba con Nicaragua en cosas de drogas, dieron un montón de plata a Nicaragua y hasta hicieron un edificio en la Costa Caribe para la Policía. Esta acusación de imperialismo no se sostiene, y todas las sanciones que los Estados Unidos ha impuesto han sido resultado de sus propias acciones, por haber asesinado a 355 personas, la persecución contra opositores y medios de comunicación.

En base a lo que dice, ¿podríamos decir que Daniel Ortega está viviendo del pasado?

Exactamente, está viviendo de eso y está creando una realidad alternativa donde él se siente cómodo. Estaba leyendo en La Prensa que tienen una gran cantidad de plata en el Banco Central y que están aumentando las reservas del Banco Central. A mi parecer, eso es también producto de la paranoia, porque están pensando que se pueden quedar sin el poder y van a tener esa reserva porque los presidentes como Somoza y el resto, se llevaron las reservas del país.

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Los artistas como usted, Sergio Ramírez, los hermanos Mejía Godoy y otros, también han sido perseguidos por Ortega en la actualidad, sin embargo, en los ochenta estaban con la revolución

Es una barbaridad lo que están haciendo con los artistas. Estos muchachos que expulsaron de su propio país. Eso es una ilegalidad. Es como el tiempo de los romanos que sacaban a los artistas de sus propios países, pero ya en el siglo XXI es una aberración y tiene que ver con todo eso que te decía, el discurso que cuestione todo lo que ellos están haciendo. La revolución en los ochenta fue contra una dictadura y cuando tomamos el poder y apoyamos al sandinismo fue porque creíamos en los ideales sandinistas, que Nicaragua iba a prosperar y que íbamos a ser un país nuevo. Hubo intentos como la Cruzada Nacional de Alfabetización, y había toda una mística que venía de la cantidad de muertos que quedaron en el camino para hacer la revolución. Nosotros teníamos un compromiso profundo con todos los muertos y que nosotros los habíamos visto morir. Eran muertos amigos.

Yo te puedo decir que Arnoldo Quant que murió en Los Sabogales junto con Camilo Ortega, salió de mi casa un viernes y lo mataron un lunes. Yo había estado con él tres días antes. Eduardo Contreras, José Benito Escobar, Óscar Pérez Cassar, Edgard Lang, eran amigos cercanos. Era bien difícil para nosotros, y eso no lo entiende la gente, abandonar ese proyecto. Veíamos problemas, pero esos problemas también vinieron un año después (del triunfo) por la agresión de los Estados Unidos. Eso es innegable. La revolución tuvo un año para poderse consolidar y era gente bien joven e inexperta, y se trató de hacer todo lo que se soñaba que se podía hacer, y había una lucha de clases bien interiorizada. Era darles a los pobres y quitarles a los ricos. Fue una revolución excluyente que empezó a hacer enemigos muy pronto entre las clases pudientes que se sintieron amenazadas.

La poetisa y escritora Gioconda Belli fue cercana a Rosario Murillo durante su juventud. Óscar Navarrete/ LA PRENSA.

A los disidentes sandinistas, como usted, les critican y acusan de ser cómplices de crímenes cometidos en los ochenta. ¿Qué opina sobre esto?

La gente es muy brutal cuando nos acusa de crímenes, pero ninguno de nosotros de los que nos acusan de crímenes y que no estábamos en la cúpula, pues no tuvimos nada que ver con esos crímenes. Yo opino que son críticas bien negativas, que destruyen. La gente tiene derecho a cambiar de opinión y tiene derecho a mostrar con sus acciones que ha cambiado de opinión y Sergio Ramírez desde 1994, como yo desde 1993, rompimos con Daniel Ortega. Son 29 años. Nos fuimos, lo criticamos y le dijimos a la gente: “este hombre está haciendo algo que van en contra del Frente Sandinista y de Nicaragua”.

¿Qué querían que hiciéramos? ¿Que por qué estuvimos en la revolución? Ese fue un momento diferente, un momento lindo en el que creímos en ese proyecto y nos apuntamos y estuvimos dispuestos a morirnos por ese proyecto. Lo que le critican al sandinismo, sobre todo, vino después de la guerra de la Contra y la guerra no fue culpa del sandinismo, fue una situación de la Guerra Fría, del presidente Reagan. Ahí nos echaron millones de dólares contra la revolución apenas empezando, y yo no sé porque yo no era del lado militar, pero puede ser que hayan cometido grandes fallas, pero también la Contrarrevolución hizo horrores, y en la guerra así es. Yo no me hago responsable de eso. Yo estaba trabajando, tratando de hacer un país mejor.

¿Porqué entre 2007 y 2018 la voz de los artistas no se escuchaba como ahora a pesar de las arbitrariedades?

Lo que pasa es que nadie ponía atención. Ahorita voy a sacar un libro donde tengo todos los artículos que escribí cuestionando lo que estaba haciendo Daniel Ortega, diciéndole a la gente: “esto es bien serio. Este hombre está amenazándonos”. Yo dije muchas veces: “el día que Daniel Ortega se despierte de mal humor, nos acaba, porque ya destruyó todo el Estado”. Ya no hay Estado de Derecho y ya no hay recursos con qué defendernos, pero nadie lo leía y el que lo leía no lo creía.

Usted fue cercana a Rosario Murillo, ¿cómo la ve ahora convertida en la segunda al mando de la dictadura?

Yo creo que Rosario Murillo es al menos 50 por ciento responsable de lo que está pasando. Daniel Ortega es una persona que no es organizada. La que está organizando la represión es Rosario Murillo. Estoy convencida de eso, porque ella tiene mucha más capacidad de organización. La crueldad, los detalles con que han tratado a los presos políticos, no darles de comer, torturarlos, interrogarlos, no pasarlos a las cárceles cuando ya fueron enjuiciados y dejarlos en El Chipote, dejarles la luz encendida. Es como estalinista totalmente, una cosa que uno leía del pasado y no pensaba que eso podía suceder en el presente de nuestro país.

¿Cómo ve a las bases del Frente Sandinista frente al poder de Murillo?

Ella (Rosario Murillo) está tratando de fanatizar a los jóvenes con un discurso que tiene que ver con los sesenta, de los hippies, que fue con el que inició la campaña electoral de Daniel Ortega, un discurso de amor y paz creándoles una mística falsa, y por otro lado decirles un montón de mentiras. Acusar a las multitudes que salieron en abril de cometer un Golpe de Estado es de un demente, es no ver la realidad o no quererla ver. Yo estoy convencida de que en abril hubo probablemente abusos de gente que estuvo en las barricadas, porque era gente que estaba acosada y Nicaragua es Nicaragua. La gente hace cosas. Pero querer convertir toda esa lucha en las fallas que hayan podido cometer unos cuantos, es distorsionar la realidad porque la verdad es que la gente se manifestó libremente en multitudes y eso no lo pueden negar, pero lo quieren negar.

¿Por qué cree que la vieja guardia se ha mantenido pasiva ante la acumulación de poder que ha tenido Rosario Murillo?

¿Qué pueden hacer? Daniel Ortega se ha acomodado y ha dejado que ella haga todo, y ella lo debe haber convencido de que ella hizo que él ganara las elecciones en 2007 con su campaña y que ella lo salvó en la insurrección de 2018 por esa actitud firme, cruel e inmisericorde, y Daniel Ortega le es fiel a ella y como ella le sacó los carbones del fuego, le tiene lealtad. Quien sabe cuánto le cuenta ella a Ortega de lo que está pasando. No es que yo libere a Daniel Ortega de toda responsabilidad porque él tiene que dar el visto bueno de todo esto porque él tiene el poco apoyo de las bases. Ahí está el Chino Enoc. Ese discurso del Chino Enoc es bien interesante porque eso lo piensa la gran mayoría de la vieja guardia sandinista. Rosario Murillo está apostando porque esa vieja guardia ya está muy mayor de edad y que los jóvenes son los que la van a apoyar a ella.

Entre los presos políticos hay figuras del sandinismo como Dora María Téllez o el fallecido Hugo Torres, ¿qué debería significar para los sandinistas el arresto de estas personas?

Debería significar la traición de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Esta gente defendió los verdaderos principios sandinistas. Los sandinistas de hoy no pueden estar de acuerdo que con los votos del Frente Sandinista se haya quitado el aborto terapéutico de Nicaragua, que con esa pleitesía de pura boca que Rosario Murillo hace a Dios y a la virgen cuando es una mujer atea que se convirtió supuestamente para las elecciones de 2006. Hay tanto de falsedad que deberían estar claros que Dora María Téllez, Hugo Torres, Víctor Hugo Tinoco son personas íntegras, que lo demostraron con sus acciones. Eso no lo demostraron hablando y por eso se separaron de Daniel Ortega, por eso me separé yo y un montón de gente porque él estaba contraviniendo todo lo que el sandinismo significaba.

¿Podrá sobrevivir el sandinismo después de Ortega?

Si vamos a hacer una democracia, tenemos que estar claros que va a haber algún resto de sandinismo, y si realmente vamos a hacer demócratas, tienen que tener un lugar para existir porque la democracia es eso, es aceptar y aguantar que haya gente que piensa diferente a vos. Eso me preocupa un poco de la oposición en Nicaragua porque, o sos blanco, o sos negro. Es la misma actitud que hizo que la revolución se volviera una pena para mucha gente porque había una línea divisoria entre quién está con vos y quién está contra vos. Así es como lo veo yo, como también veo que en esa Cumbre (de las Américas), deberían aceptar a Nicaragua, Cuba y Venezuela, porque es importante que haya espacios de diálogo, donde les llamen la atención y se sientan recriminados. América Latina tiene que tener un papel beligerante en la lucha contra estos autoritarismos y ese tipo de cumbres puede ser que tenga alguna influencia.

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¿Qué opina de los países centroamericanos? El Salvador, Honduras y Guatemala se han mantenido al margen de lo que pasa en Nicaragua

Lo que pasa es que también ellos están usando métodos autoritarios. Nayib Bukele (El Salvador), está usando métodos autoritarios. También Xiomara Castro (Honduras) tuvo un problema complicado cuando tomó el poder, que tuvo que crear una asamblea diferente porque no era la que ella quería. Yo le auguro lo mejor a Xiomara Castro porque me parece que tiene un programa muy bueno, pero me choca que ella esté apoyando a Daniel Ortega y creo que tiene que ver con el papel de su marido, porque Ortega apoyó a Mel Zelaya, y ahí es donde entramos en esta cosa casi de parentescos y compromisos familiares en la política de Centroamérica donde se pasa por encima de los principios cuando se trata de un familiar.

¿Cómo está siendo este nuevo exilio para usted?

Pues aquí estoy. Yo salí de mi casa con una maleta de ropa de verano porque iba a visitar a mi hija y después me di cuenta que no podía volver. Yo tenía mi pasaje para volver el 22 de julio (de 2021) y decidí no volver porque me pareció peligroso. He sido muy bien acogida en España, estoy muy agradecida con el gobierno de España y hago lo que puedo por poner a Nicaragua en el mapa de las preocupaciones europeas

¿Está escribiendo?

Escribo ponencias, artículos y tengo una novela que no la he podido ir escribiendo mucho porque estoy demasiado ocupada, pero sí tengo una novela en proyecto.

Gioconda Belli, autora de más de 20 libros, y traducida a numerosos idiomas. LA PRENSA

Plano Personal

Gioconda María Belli Pereira nació el 9 de diciembre de 1948. Tiene tres hijas y un hijo. Es poetisa y escritora. En sus obras procura hablar del cuerpo femenino como sujeto y no objeto sexual.

Su comida favorita es el sushi. Le gusta ver películas y series, pero en cuanto a la música, dice estar fascinada con Jorge Drexler. Entre sus libros favoritos están Los Cuatro Cuartetos de T.S. Elliot y Rayuela de Julio Cortázar.

Fue integrante del Grupo Gradas en los setenta junto a Rosario Murillo y también trabajó con ella en la Asociación Sandinista de Trabajadores de la Cultura (ASTC).

También fue vocera del Frente Sandinista durante la campaña electoral de 1984, cuando Daniel Ortega asumió la presidencia de Nicaragua por primera vez.

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