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Reporteros Sin Fronteras: “Ortega no logrará callar al periodismo independiente”

"El país está cerrándose cada vez más pero esperamos que los periodistas (...) puedan seguir informando". Advierten que al lado de la protección a la libertad de prensa se debe atender al componente humano del periodismo

Nicaragua bajó 39 puestos en el informe de Libertad de Expresión elaborado por Reporteros Sin Fronteras (RSF). Cayó tanto en este derecho que ahora el país se cataloga como zona roja para periodistas y medios de comunicación independientes; está en la misma categoría en la que se encuentran regímenes como Cuba, Venezuela, Corea del Norte y Rusia. La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha arrastrado al país hasta el fondo y el panorama desde aquí no es alentador.

“No sabemos lo que va a pasar después de este mandato, pero no hay motivos para ser optimistas con esta Presidencia. Así que hay que seguir en resistencia, hay que seguir informando, haciendo el trabajo en condiciones que sabemos son muy complejas, pero hay que seguir haciéndolo hasta que Ortega salga del poder. Porque con él en el poder la situación seguirá siendo muy delicada”, dice Emmanuel Colombié, director y vocero de RSF para América Latina.

Recientemente la organización presentó el Informe sobre la Libertad de Expresión. La investigación analizó la situación de 180 países y elaboró un ranking en el que Noruega con 92.64 puntos se ubicó en el primer lugar. En el extremo opuesto, con solo 13.92 Corea del Norte se colocó en el último lugar, es decir en el puesto 180; no muy lejos de ella, siempre en la franja considerada con situación “muy grave”, con 37.09 puntos Nicaragua obtuvo el puesto 160.

En medio de la constante reducción de espacios y libertades que buscan callar las voces críticas, la organización internacional Reporteros Sin Fronteras confía en que el régimen Ortega Murillo no logre callar al periodismo independiente de Nicaragua, y que en medio del “ambiente tóxico” que enfrenta, el periodismo siga informando lo que ocurre en el país y denunciando los múltiples atropellos que enfrenta a diario la mayoría de los nicaragüenses.

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El mayor descalabro

“Nicaragua (160º) protagoniza el mayor descalabro (pierde 39 posiciones) y entra en la zona roja de la Clasificación. La parodia de elecciones organizadas en noviembre de 2021, que llevaron a Daniel Ortega a su cuarto mandato consecutivo como presidente, se ha sucedido de una persecución feroz contra las voces críticas. Los últimos bastiones de la prensa independiente son asediados y la gran mayoría de los periodistas independientes han tenido que huir del país”, detalla el informe de RSF.

Para establecer la clasificación la organización tomó en cuenta cinco indicadores: el contexto económico, el político, el sociocultural, el marco jurídico y la seguridad. Eso les permitió tener una visión global, una especie de fotografía de la situación del periodismo en cada país durante el año que pasó.  

Nicaragua en zona roja y de alto peligro para la libertad de expresión y de prensa.

“No se trata del contexto económico del país como un todo. Sino de las condiciones económicas del sector periodístico, de las infraestructuras disponibles, del crecimiento de la crisis económica del sector, etc. En el marco jurídico analizamos el conjunto de leyes que rigen el  trabajo de los periodistas y obviamente se puede observar que este año con esos nuevos indicadores, Nicaragua está perdiendo posiciones. Ahora se encuentra en la franja de los peores países del mundo para ejercer el periodismo”, explica  Colombié.

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2021, año de persecución contra el periodismo

Ese deterioro fue provocado por diversos aspectos. Por ejemplo en el campo legislativo se tomó en cuenta la aprobación de la Ley de Agentes Extranjeros y la Ley de Ciberdelitos que dificultan aún más el trabajo periodístico.

También en 2021 muchos periodistas fueron perseguidos, demandados y muchos de ellos por no enfrentarse a esos procesos abusivos tuvieron que salir del país. Esta persecución incluyó el arresto de los periodistas Miguel Mora y Miguel Mendoza; del gerente general de LA PRENSA, Juan Lorenzo Holmann y los directivos del Diario, los hermanos Cristiana y Pedro Joaquín Chamorro Barrios.

Esto provoca que cada día menos información sobre Nicaragua llegue a los ciudadanos y a la comunidad internacional. Porque hay censura, autocensura, temas cada vez más difíciles de abordar por falta de fuentes y una serie de temores, por lo que las consecuencias son numerosas y cada vez más dramáticas. Hay menos medios de comunicación, y Ortega enterró los periódicos que circulaban en el país.

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Labor de resistencia y componente humano

En medio del ambiente “tóxico” que enfrenta el periodismo nicaragüense, Colombié advierte que la denuncia y la presión internacional no debe estar enfocada únicamente en exigir el respeto a la libertad de prensa y de expresión, sino a nivel de todos los derechos humanos y libertades individuales.

“El país está cerrándose cada vez más y esperamos que los periodistas que siguen dentro, pero también los que están fuera del país, puedan seguir informando. Por lo menos para sensibilizar y que haya protestas internacionales más fuertes, más apoyo y más visibilidad de este drama que están viviendo los defensores de derechos humanos, las organizaciones de la sociedad civil y obviamente los medios de comunicación independientes del poder”, dice el director para América Latina de RSF.

El representante de RSF confía en que Daniel Ortega no ganará la batalla contra el periodismo independiente, porque a pesar de la falta de condiciones los periodistas, tanto dentro como los que están en el exilio, mantendrán su compromiso de informar lo que ocurre.

Pero también advierte que no se debe perder de vista que detrás de esta problemática también hay una dimensión humana que no se debe ignorar. Porque la situación económica del gremio, especialmente de los que están en el exilio también es precaria, y los periodistas además de proteger su seguridad y la de sus familias para seguir informando, tienen que cumplir con sus obligaciones económicas y cubrir sus necesidades básicas.

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