Familiares del preso político Pedro Vásquez, exconductor de Cristiana Chamorro Barrios, manifestaron que su condición de salud y estado emocional han desmejorado drásticamente, a tal punto que él expresó que el próximo preso político que podría morir sería él.
La familia de Vásquez dijo a LA PRENSA que el 28 de abril último lo visitaron en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como el nuevo Chipote, pero lo miraron más delgado, con ropa sucia y con un grave estado depresivo.
“Las palabras que él me dijo fueron: ‘el próximo que se va a morir soy yo’, y eso me pone mal. Yo le pregunté qué tenía y solo me dijo que se sentía bien enfermo. El estado depresivo es grave, emocionalmente está mal y físicamente yo no lo veo igual que a como lo miraba antes, veo su mirada bastante vaga y llora”, dijo angustiada una pariente de Vásquez.
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Vásquez era el conductor personal de la también presa política Cristiana Chamorro Barrios. Fue secuestrado el 15 de junio de 2021. Este sábado cumple 319 días de estar preso. El pasado 11 de marzo el juez Noveno de Distrito Penal de Juicios, Luden Martín Quiroz García, lo condenó a siete años de cárcel por el supuesto delito de lavado de dinero.
Lo chequean pero no diagnostican
Su familiar agregó que, en la visita, Vásquez lucía decaído, con la mascarilla y la ropa bien sucia. Al momento de preguntarle si seguía recibiendo atención médica, el reo político aseguró que ya no lo llevaban a enfermería, sino que ahora el médico pasa por las celdas.
“Lo sentí decaído, más delgado andaba la mascarilla sucia, la ropa que andaba estaba sucia. No sé qué pasó ahí, me dijo que se sentía bien enfermo y ya no los llevan a la enfermería, el médico pasa por las celdas”, expresó la fuente.
A mediados de marzo, la familia informó que Vásquez permaneció ingresado durante tres días en la clínica del nuevo Chipote. En ese momento los familiares reportaron que él tenía mareos, moretones en el brazo, dolor en el cuerpo y problemas de la presión, además que había perdido más de 40 libras.
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Miguel Mendoza sigue en celda de castigo
Los presos políticos del país, que se encuentran aún recluidos en el nuevo Chipote, tenían más de 40 días sin visitas de sus familiares.
Este sábado también se informó a través de las redes sociales del periodista y cronista deportivo Miguel Mendoza, que la familia logró verlo el viernes, 29 de abril, y constataron que él sigue en una celda de castigo, aunque aseguraron que se mantiene “fortalecido en fe, con buen ánimo y dignidad”.
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Los familiares de Mendoza reportaron que su estado de salud continúa deteriorado y que mantiene su presión arterial alta, además que sigue bajo de peso.
Además, denunciaron que solo lo sacan a tomar sol una vez a la semana, hay problema de acceso a una buena alimentación para un paciente crónico (diabetes y ácido úrico), no le dan respuesta para que cambie de colchoneta o que le permitan el ingreso de una almohada.
Durante el sismo, el pasado 21 de abril, tampoco hubo un protocolo de actuación. “Ni siquiera se molestaron en abrir las puertas de las celdas”, denunció la familia a través de Facebook.
Visitas vigiladas
En el reporte, los familiares también señalaron que la visita a Mendoza no fue nada familiar, ya que desde que entraron a la recepción estaban siendo vigilados y acosados por fotógrafos y camarógrafos.
“Durante la visita, como ha sucedido en las anteriores, nos obligaron a quitarnos la mascarilla para tomarnos fotografías y videos. Las revisiones antes de ingresar a la sala donde él está son extremas, prácticamente te desnudan, es humillante; y mientras conversábamos con él, nos interrumpieron para decir que evitáramos los abrazos o cercanía. Les preguntamos ¿en qué les afecta eso a ellos? Ahí se corrobora que estamos vigilados todo el tiempo”, denunciaron en la red social.
El mismo juez que condenó a Vásquez también dictó la pena a Mendoza, quien fue sentenciado a nueve años de prisión y la inhabilitación para ejercer cargos públicos por el supuesto delito de propagación de noticias falsas.
Vidas en riesgo
Familiares de los reos políticos y organismos de derechos humanos han insistido siempre que las vidas de estos reos están en riesgo.
El general en retiro y preso político de la dictadura Ortega Murillo, Hugo Torres Jiménez, de 73 años, murió el pasado 12 de febrero. Su muerte causó repudio, tanto en el país, como en el exterior.