Etimológicamente, ruido viene del latín «rugītus» que quiere decir rugido o estruendo. Desde el punto de vista de la percepción, ruido es el sonido no deseado, molesto; lo que para unos es ruido, para otros puede no serlo. No todo sonido es ruido.
Pero moleste o no, es ruido el sonido que sobrepasa los niveles establecidos para no afectar la salud, los derechos humanos y el ambiente.
Moleste o no, puede afectar, según el nivel sonoro y el tiempo de exposición. Por ejemplo, escuchar música con altos decibeles o el uso prolongado de audífonos:
“Aproximadamente el 50 por ciento de la población de entre 12 y 35 años –es decir, 1,100 millones de jóvenes– corre el riesgo de perder audición como consecuencia de una exposición prolongada y excesiva a sonidos fuertes, como la música que escuchan en sus dispositivos de audio personales.
Más del 5 por ciento de la población mundial –esto es 466 millones de personas– presenta pérdidas de audición discapacitantes (432 millones de adultos y 34 millones de niños) que afectan a su calidad de vida”. (Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT).
¿Qué hacer?: evitar ambientes ruidosos laborales, recreativos, comerciales o usar protectores auditivos. Pedir a los responsables de bares, restaurantes, tiendas, que bajen el volumen. Y a los empleadores, condiciones laborales y protectores auditivos. Reducir el volumen a los celulares. También es cuestión de educación.
En la casa, evitar hacer ruidos que afecten a las otras personas o al vecindario. Por ejemplo, bajar el volumen a equipos de sonido: música, deportes, noticias, novelas, etc., son para nosotros, no para el vecino.
Colocar electrodomésticos retirados de dormitorios y de paredes. Evitar reparaciones y otros trabajos ruidosos en horarios de descanso. No gritar ni arrastrar muebles. Recordemos que nuestro ruido afecta a los demás y todos tenemos derecho al descanso, la tranquilidad, al sueño reparador, que propician la salud y la calidad de vida. Y la vida misma.
Comprar equipos silenciosos, refrigeradoras, nebulizadores, que ya los hay, y los comercios deberían ofrecerlos (sin engaños): incluso, equipos odontológicos (a veces el ruido afecta más que el dolor).
En el transporte, tocar la bocina solo por necesidad, no estacionar vehículos con el motor o el radio encendidos. Revisar la carrocería y demás partes, que provocan ruido. Bajar el volumen de la música. Y controlar las motocicletas sin tubo de escape.
En el comercio, no colocar amplificadores en las aceras o en la puerta de los establecimientos, la música adentro debe ser tolerable para clientes y personal del local. Según la Ley laboral, el máximo debe ser 85 decibeles por un período de ocho horas.
En las actividades al aire libre como ferias y conciertos, no es necesario que el ruido haga temblar y retumbar los escenarios. Los más afectados son los artistas y quienes realizan el evento.
Parte de la solución está en las normas sociales de convivencia, la educación en el hogar, el respeto hacia las demás personas y el cuidado de nuestra salud y tranquilidad. Hace falta incluir el tema del ruido en la educación y gestión ambientales.
La autora es educadora.
https://doraldina-contraelruido.blogspot.com/
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