Después de tres meses del anuncio, la portavoz de la dictadura de Daniel Ortega, Rosario Murillo, informó este miércoles que su hijo Laureano Ortega y el titular del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, Iván Acosta, firmarían con funcionarios de China un programa por 60 millones de dólares para financiar la construcción de viviendas en Nicaragua.
“Tenemos el convenio de cooperación económica y técnica que se firma hoy al final de la tarde entre el Gobierno de nuestra Nicaragua y el Gobierno de la República Popular China, estamos hablando de un Programa de Viviendas, esta es la primera fase del financiamiento para viviendas que es parte de los programas de la Agencia Internacional de Cooperación para el Desarrollo de China, va a firmar su representante, en una firma virtual, por nuestra Nicaragua firmará el ministro de Hacienda y Crédito Público, Iván Acosta”, dijo.
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Según Murillo, serán unos 400 millones de yuanes, los que serán facilitados por Pekín, aunque no está claro por ahora bajo qué concepto, si será un préstamo o una donación. Los fondos se usarán para financiar la “primera fase de este programa. Estarán acompañando esta firma los compañeros de la Embajada de la República Popular China en nuestra Nicaragua, presidida la delegación por el consejero de la Embajada, compañero Yu Bo y acompañando a nuestro ministro Iván, estará el asesor, compañero Laureano Ortega”.
La primera vez que Murillo se refirió a este proyecto fue el 28 de enero de este año, cuando dijo que sería un “gran programa de viviendas”. “Esperamos iniciar construyendo este año 2022, y el plan es para tres años”, afirmó en ese momento. Además anunció que el proyecto llegaría a 84 (de los 153) municipios del país”.
No está claro cómo funcionará el proyecto, cuáles son los requisitos que deberán cumplir los beneficiarios, si se tratará de un préstamo o un donativo. En su momento, Taiwán ya apoyó iniciativas de este tipo, pero las viviendas eran regaladas a las familias beneficiadas.
De concretarse la firma y el proyecto, este sería el primer resultado tangible de la relación de Ortega con Pekín, tras más de 100 días de haber establecido relaciones diplomáticas y roto más de 30 años de amistad con Taiwán.