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Está presente en varios países de América Latina, tiene un sinnúmero de subsidiarias en todo el mundo, se encuentra en la lista negra de Estados Unidos y es acusada de endeudar a países pobres en donde establece proyectos. Estas son las cartas de presentación de China Comunications Construction Company Limited (conocida por las siglas CCCC), que el régimen de Ortega trajo a Nicaragua y le entregó un proyecto hidroeléctrico de vieja data y cuyo contenido del contrato aún se desconoce.
Fundada en 2006 y con sede en Pekín, esta multinacional china se dedica principalmente al diseño, la construcción y la operación de activos de infraestructura, incluidas carreteras, puentes, túneles, ferrocarriles, aeropuertos, plataformas petrolíferas y puertos marítimos. Es decir tiene poca experiencia en construcción de hidroeléctricas, una inversión que en Nicaragua se estima costará más de 250 millones de dólares.
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Según el sitio web de la multinacional, su objetivo es proporcionar a los clientes financiación de inversiones, planificación de consultoría, diseño y construcción, soluciones de paquete de gestión y operación y servicios integrados. “CCCC cotiza en Hong Kong y Shanghái, y la rentabilidad y la capacidad de creación de valor de la empresa se encuentran en una posición de liderazgo en el mundo. En 2021, CCCC ocupó el puesto 61 en Fortune global 500”, detallan.
Inversiones previstas en Nicaragua
El pasado 8 de febrero, el ministro de Energía y Minas, Salvador Mansell, compartió a un medio de comunicación oficialista que China y Nicaragua suscribieron acuerdos vinculados a mejorar la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica en el país, por un monto que asciende a 564.1 millones de dólares. Dichos acuerdos se llevan a cabo a raíz del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones en diciembre del año pasado.
Mansell detalló que CCCC invertirá 357.4 millones de dólares, de los cuales 251.3 millones estarán destinados a la obra hidroeléctrica Mojolka, en el río Tuma, y el restante (106.1 millones) será para el proyecto solar El Hato, en Terrabona.
La empresa también invertirá en nuevas líneas de transmisión eléctrica; en el sistema de gestión comercial y distribución de electricidad; en la construcción y modernización del Centro Nacional de Despacho de Carga; en proyectos de movilidad eléctrica, y en telecomunicaciones.
“La gran ventaja es que ya teníamos estos proyectos listos y la infraestructura actual lo permite, entonces esto nos va a dar grandes oportunidades”, señaló durante la entrevista. Y agregó que ya se encuentran firmando todos los acuerdos antes mencionados y que han estado en reuniones durante todo diciembre “y las seguimos teniendo”, enfatizó el funcionario.
Presencia de CCCC en América Latina
En una entrevista para el sitio web Xinhua Finance Agency, dos funcionarios de CCCC —incluyendo a Chang Yunbo, presidente de la Compañía Regional de América del Sur de CCCC—, señalan que la multinacional ingresó al mercado latinoamericano en la década de 1980, siendo la primera empresa contratista de ingeniería china en ingresar a la región.
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En la actualidad se posiciona como una de las empresas más grandes del mundo, cuenta con más de 60 subsidiarias de propiedad total o controladas y ha establecido 280 instituciones en 123 países y regiones. Además, tiene negocios en 157 países.
Según su sitio web, en América Latina cuenta con oficinas representativas en Bolivia, Argentina, Perú, Guayana, Jamaica, Islas Caimán, Barbados, Ecuador, México, Granada, Bahamas, Colombia, Trinidad y Tobago, El Salvador, Panamá, Costa Rica, Venezuela, Surinam, Brasil, Cuba y Chile. En Norteamérica se encuentran establecidos en Estados Unidos.
En su página indican que sus “proyectos estrellas” son: la Primera Línea del Metro de Bogotá, el Proyecto de terminal de contenedores en México, el Puente Hong Kong-Zhuhai Macao, el Ferrocarril de vía estándar Mombasa-Nairobi y el Puerto de Yangshan. Cabe destacar que las dos primeras obras mencionadas no han sido finalizadas.
La plataforma de periodismo independiente, Diálogo Chino, publicó en junio de 2020 que la empresa china lleva adelante más de 50 obras en por lo menos 19 países de América Latina y el Caribe.
CCCC ha obtenido algunos de los principales proyectos de infraestructura de la región: el Cuarto puente sobre el Canal de Panamá, el Puerto Sur y el Ferrocarril de Pará en Brasil, el Metro de Bogotá en Colombia, la expansión del aeropuerto internacional en Guyana, la Autopista Norte-Sur en Jamaica, la Actualización del puerto de Santiago en Cuba, el Canal del aeropuerto en Ecuador, la Carretera San Borja en Bolivia y el Tren Maya en México.
Según Diálogo Chino, la empresa tiene acceso a grandes volúmenes de capital. Varias obras llevadas a cabo por CCCC también reciben inversiones de bancos de ese país. Por ejemplo, el puerto de São Luís fue beneficiado por una financiación de 700 millones de dólares del Banco Comercial e Industrial de China.
Premios y reconocimientos
Este año, 7 proyectos de CCCC fueron galardonados con el 19º Premio Zhan Tianyou de Ingeniería Civil de China, el cual fue establecido en 1999 y se ha convertido en el premio de mayor honor para la innovación científica y tecnológica en la ingeniería civil de ese país. Hasta ahora, 108 proyectos de CCCC han recibido este premio.
En 2020, CCCC, que cuenta con la división China Harbour Engineering Company Ltd. (CHEC) en Latinoamérica, se posicionó en el cuarto lugar entre las principales 100 constructoras a nivel global, con más de 73,000 millones de dólares en ingresos totales, según reveló el Global Powers of Construction, un estudio anual elaborado por Deloitte.
Empresa sancionada por Estados Unidos
Y si bien la empresa china pareciera tener un currículum envidiable, lo cierto es que esta compañía está incluida en la lista de empresas sancionadas que administra la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés).
En agosto de 2020, el Departamento de Comercio de Estados Unidos colocó varias subsidiarias de la CCCC en la Lista de Entidades de la Oficina de Industria y Seguridad por su trabajo de construcción para militarizar islas artificiales en el Mar de China Meridional.
El 26 de agosto de ese año, el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, acusó a CCCC de estar “involucrada en la corrupción, la financiación depredadora, la destrucción del medioambiente y otros abusos en todo el mundo”.
La respuesta de CCCC, que llegó al día siguiente, fue anunciar que estaban en las etapas finales de la compra de un 30 por ciento de las acciones de Mota Engil, la empresa constructora insignia de Portugal que tiene influencia en América Latina y África.
En noviembre de 2020, el expresidente estadounidense Donald Trump emitió una orden ejecutiva que prohíbe a cualquier empresa o individuo estadounidense poseer acciones en empresas que el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha enumerado como vinculadas al Ejército Popular de Liberación. La CCCC figura en la lista.
Antecedentes preocupantes
En 2009, el Banco Mundial (BM) excluyó durante ocho años a CCCC y todas sus subsidiarias de los proyectos de infraestructura que financia en diversos países, debido a prácticas fraudulentas en programas de mejoramiento de carreteras en Filipinas.
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Posteriormente, fue acusada de corrupción en una obra ferroviaria en Malasia y fue investigada en Australia por la construcción de un hospital infantil. En Bangladesh, una de sus subsidiarias, China Harbour Engineering fue acusada por integrantes del Gobierno de pagar comisiones en forma ilegal. También fue acusada de corrupción en forma frecuente en la construcción de un puerto en Tanzania.
En América Latina, a pesar de no tener escándalos de magnitud, también existen irregularidades. En São Luís, donde la empresa construye un puerto, fiscales locales investigan si la empresa sacó provecho de un esquema de “grilagem”, es decir, de la venta de títulos de propiedad en forma irregular.
Además, en Panamá autoridades locales descubrieron irregularidades en el contrato de construcción de un puente. También hubo problemas en el contrato de la obra de una universidad en Ecuador.
Endeuda a países pobres
La CCCC ha sido contratista de numerosos proyectos de la Franja y la Ruta. Esta iniciativa, también conocida como la Nueva Ruta de la Seda, busca construir una red de infraestructura repartida por los cinco continentes que puede costar hasta un billón de dólares y que consiste en una red de carreteras, ferrocarriles y puertos que permitirá mejorar las conexiones comerciales entre los países participantes.
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Para especialistas internacionales, la Nueva Ruta de la Seda no solo representa un intento de aumentar la influencia geopolítica y estratégica de China, sino también conlleva al endeudamiento de los países receptores.
Según Diálogo Chino hay ciertas críticas que giran en torno de la iniciativa. Por ejemplo, existe preocupación por la carga de la deuda que las economías pequeñas asumen cuando solicitan préstamos para dichos proyectos.
De hecho, diversos analistas internacionales han advertido que el proyecto está basado principalmente en “la diplomacia de la deuda”, lo que ha permitido que miles de millones de dólares se inyecten en América Latina y que los países estén enfrentando dificultad para honrar sus empréstitos con China, especialmente por el impacto de la pandemia.
Según la consultora RWR Advisor, con sede en Washington, desde que la iniciativa empezó en 2013, China ha prestado 461,000 millones de dólares a naciones participantes, la mayoría de ellas en África y casi todas consideradas deudoras de alto riesgo, según un reportaje de la BBC Mundo.
Tal ha sido la presión del endeudamiento, que muchos países que forman parte de la iniciativa, en el contexto de la crisis sanitaria y su efecto en la economía, han pedido a Pekín reestructurar, retrasar o perdonar los pagos de los préstamos que vencen próximamente, lo que ha puesto en jaque a la Administración de Xi Jinping.
Ecuador mantiene una abultada deuda con China
De hecho, en el marco de las relaciones de China y América Latina, el pasado 16 de febrero, Ecuador reveló que tiene empeñados con China unos 120 millones de barriles de petróleo como parte de la abultada deuda, que ahora pretende renegociar, según información de la Agencia de noticias AFP.
El presidente ecuatoriano Guillermo Lasso compartió durante una entrevista a medios locales los compromisos que adquirió Ecuador hace varios años con China por 4,600 millones de dólares, todos estos a través de la ejecución de proyectos.
Quito propuso la renegociación de 2,100 millones de dólares que están atados a su principal ingreso: el petróleo. Significa que este país está obligado a entregar su equivalente en crudo, lo que le impide sacar provecho de las alzas del precio de dicho producto.
“Aquí está el problema: estos 2,100 millones de dólares es un saldo que queda de una negociación financiera atada al petróleo. Es decir, Ecuador tiene una obligación de vender alrededor de 120 millones de barriles de petróleo”, sostuvo Lasso.
A inicios de febrero y durante su visita a Pekín, Lasso planteó a su homólogo chino, Xi Jinping, la renegociación de los contratos de deuda vinculados al crudo, mismos que fueron suscritos bajo el gobierno del expresidente Rafael Correa (2007-2017).
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“Necesitamos para todos los créditos ampliar plazos, bajar tasas de interés y (…) que desvincule el contrato de comercialización de petróleo, porque ese contrato es lesivo al interés de Ecuador”, expresó.
En su paso por China, el gobernante ecuatoriano también impulsó la firma de un tratado de libre comercio entre ambas naciones. Quito espera cerrar ese acuerdo antes de que termine este año y Lasso ha advertido que no tiene intenciones de aumentar el endeudamiento con China ni con organismos financieros.