El queso, los combustibles y el pollo en pieza impulsaron en enero la inflación hasta situarla en 0.70 por ciento, superior al 0.26 por ciento que se registró en igual mes del año pasado, según datos recién actualizados por el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide).
Con ello, se completaron cinco meses consecutivos de fuertes aumentos de precios, desde septiembre del año pasado, cuando el indicador saltó de 0.24 por ciento en agosto a 0.63 por ciento en el mes siguiente y desde entonces no se ha bajado de ese nivel.
Eso sí el comportamiento de la inflación en enero- que es el indicador que refleja el comportamiento de los precios de los principales productos y bienes de servicios en el mercado nacional- es ligeramente inferior al 1.41 por ciento reportado en diciembre, que suele ser un mes de alzas significativas debido a la incorporación al mercado nacional del aguinaldo que aumenta la demanda de productos, además de la especulación.
Las fuertes alzas de precios que se han registrado en los últimos meses, en parte impulsadas por los aumentos consecutivos de los combustibles, han ocasionado que la inflación interanual, es decir de los últimos 12 meses, se ubique en enero de este año en 7.68 por ciento, superior al 3.18 por ciento que se observó en similar lapso de 2021.
Además de los alimentos y bebidas no alcohólicas, ¿qué otros productos están en alza en Nicaragua, según el reporte del Inide? ¿cuáles son las regiones más afectadas por los encarecimientos?
En la división de alimentos y bebidas no alcohólicas, hubo aumentos en el queso, que subió 9.89 por ciento en un solo mes; también la cuajada, que se encareció en 13.12 por ciento; y en el pollo en pieza que se elevó 1.75 por ciento. En su conjunto este bloque subió 1.53 por ciento, siendo Managua la zona más afectada por los incrementos.
El aumento en los alimentos y bebidas impactó el reglón de restaurantes y hoteles, que experimentó alzas de 1.66 por ciento con respecto a diciembre. En enero los nicaragüenses compraron 1.21 por ciento más caros los almuerzos; 4 por ciento en los platos preparados para llevar; y 1.28 por ciento menos accesibles los desayunos.
También hubo alzas en las divisiones de muebles, artículos para el hogar y para su conservación, comunicaciones, bienes y servicios diversos, prendas de vestir y calzado, transporte, educación, alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles, así como bebidas alcohólicas y tabaco.
Las únicas dos divisiones que reportaron baja de precios fueron salud, así como recreación y cultura. Precisamente en este último bloque solo hubo una baja en los billetes de lotería.
El economista Néstor Avendaño en su blog personal dijo que “la espiral precios-salarios-precios no mejora a nadie, no provoca bienestar a los trabajadores y a los empresarios. Esta espiral se forma cuando los precios de los productos de consumo de los hogares suben y los trabajadores presionan a los empleadores para que incrementen los salarios con el objetivo de no perder su capacidad de compra. Los empresarios tienen que aumentar más los precios de los productos para igualar los costos de producción crecientes y, así, continúa la dinámica de las espirales precio-salario-precio, pero podrían evitarse”.
Avendaño dice que esperaría que “la inflación de los salarios y otras presiones inflacionarias retrocedan, una vez que disminuyan los cuellos de botella en la oferta. Las empresas en las cadenas de suministros globales han estado operando por debajo de su capacidad de producción, los barcos continúan atascados en los puertos, no hay transporte de carga terrestre por la falta de conductores de camiones y los espacios de almacenamiento son escasos, lo que genera demoras costosas y alzas de las tarifas de transporte de carga. Por eso, los precios al productor y al consumidor están subiendo”.
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“Estimamos que existe una alta probabilidad de que el nivel de precios al consumidor se normalice en el segundo semestre de este año, período en que prevemos la desaparición del “efecto base” o “efecto rebote”; en otras palabras, prevemos la normalización de los niveles de las variables macroeconómicas, entre ellas el IPC y el PIB, debido a la creciente proporción de la población mundial que está vacunada contra el coronavirus”, según el análisis divulgado en el sitio web del economista.
Para Avendaño la alta inflación, que considera es transitoria, ha golpeado duro a Nicaragua “porque no se pudieron ver los problemas en la cadena de suministro. La presión inflacionaria podría continuar en un nivel alto en el transcurso del primer semestre del año en curso debido a que aún no se percibe la desaparición de los shocks de oferta provocado por el Covid-19, ni cuándo se logrará el aplanamiento de su curva de contagio. Ojalá que en el corto plazo no se fortalezca la espiral precio-salario-precio, ni que la banca central enfrente un problema de oferta con una severa reducción de demanda”.
Cabe mencionar, no obstante, que existen fuertes riesgos de que las alzas de precios se profundicen si finalmente Rusia invade Ucrania, lo que desataría un pánico en los mercados internacionales e impulsaría el precio del crudo que ayer retrocedió ligeramente luego que Moscú anunciara el retiro parcial de tropas en dichas fronteras. Los analistas han advertido que el petróleo va rumbo a los 100 dólares y puede sobrepasar los 120 dólares el barril.
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