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Alexa Zamora, integrante del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco. LA PRENSA

Alexa Zamora de la UNAB: “No aguantamos cuatro o cinco años más con Ortega”

Daniel Ortega está en vísperas de asumir su cuarto mandato consecutivo y enfrentará graves problemas económicos, políticos y de legitimidad. El bolsillo de los nicaragüenses seguirá sufriendo, y también el de los sandinistas, valora Zamora.

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Por cuarto año consecutivo, los opositores tienen el reto de consolidar una unidad frente a Daniel Ortega y, por lo que dice Alexa Zamora en esta entrevista, ya están empezando a entenderse y han aprendido de los errores del pasado.

Zamora es integrante de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) y desde su exilio nos habla sobre lo que espera la oposición para este 2022. También habla sobre los presos políticos y la posibilidad de que Daniel Ortega los ocupe como ficha de cambio en una eventual negociación.

La opositora cree el caudillo sandinista está a las puertas de un grave problema de ilegitimidad, además de problemas económicos y políticos que harán ingobernable a Nicaragua. Ni siquiera a los partidarios de Ortega les conviene que él continúe en el poder, dice Zamora.

¿Cómo se encuentra la oposición en este inicio de 2022?

Yo creo que la oposición ahorita está en un punto bastante importante después de todos los golpes que ha sufrido por parte del régimen, después de todos los aciertos y desaciertos también. Creo que estamos en un proceso bastante positivo de aprender de todos los errores que cometimos en el pasado, y algo que me parece sumamente positivo es el hecho de que, aunque todavía no estamos todos sentados en la misma mesa dando el mismo mensaje, sí estamos coincidiendo en los mensajes y en las acciones. Hay que seguir trabajando en esta consolidación. Yo no hablo de unificación porque yo no creo en la unificación, creo que eso es intentar imponer uniformidad y hay mucha variedad en la oposición, pero sí creo en las coincidencias, en una unidad en la acción y en discurso que creo que eso nos faltó lamentablemente en el pasado, pero que ahora todas las acciones y las visiones están coincidiendo.

No cree en la unificación, ¿entonces de qué manera se pueden aglutinar a todos los opositores?

Yo creo que generar unidad no es unificar. No implica que toda la oposición tenga que ser igual y compartir exactamente la misma visión y posición, sobre todo, pero sí establecer en este momento, las prioridades claras y las acciones conjuntas. Yo creo que eso es una necesidad en la medida en que concertemos cuáles son las prioridades y cómo las vamos a materializar esas prioridades. La salida es mucho más fácil porque con quien sea que te sentés, sea la comunidad internacional o nacional, vas a obtener y escuchar el mismo mensaje. Yo creo que eso es sumamente importante.

¿Cuáles son esas prioridades que tiene la oposición en este momento?

La prioridad de la oposición yo creo que es la misma de los últimos años lamentablemente, que es la liberación de todas las personas presas políticas. No podemos hablar de transiciones democráticas, no podemos hablar de justicia, de libertad, de diálogo o de lo que sea, mientras tenemos personas que están siendo procesadas y a su vez torturadas. Creo que sería incorrecto intentar construir cualquier ruta en la cual no se piense primero en la liberación de los presos políticos porque seguimos teniendo el escenario en que Ortega usa a los presos políticos como monedas de cambio.

Daniel Ortega ya ocupó dos veces a los presos políticos como ficha de cambio, ¿cree que esto pueda repetirse una tercera vez?

Sí, yo creo que ese es el principal objetivo de Ortega. Seguir utilizando a los presos políticos como moneda de cambio. Yo creo que el costo político de tener a estos nuevos perfiles de presos políticos está siendo bastante alto. No es que sean más importantes que otros presos políticos, no es ese el sentido, sino que son personas mucho más mediáticas, mucho más visibles, conocidas por la comunidad internacional y eso también tiene un impacto. Antes mirábamos que la cosa estaba un poco fría con el tema de Nicaragua hasta que se levantaron a siete precandidatos a la presidencia que eso en cualquier país del mundo te genera una alarma increíble. Hay personas de la tercera edad, personas que han tenido una trayectoria de lucha como doña Violeta Granera, José Pallais, José Adán Aguerri, un presidente del COSEP (Michael Healy), es decir, no es que sean presos más importantes, si no la visibilidad. Eso le ha generado no solamente un costo político en términos de legitimidad que ya no tiene, sino también lo que significa en términos de impacto el hecho de que estos líderes sindicales, de la empresa privada y líderes políticos, estén presos.

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¿Aceptarían que Ortega los utilice como ficha de cambio?

No, eso es una posición irrenunciable. El hecho de que en un primer diálogo y en segundo, las personas presas políticas hayan sido utilizadas como fichas de cambio no es algo que podemos permitir, además que ha sido totalmente infructuoso esas concesiones que Ortega ha dado, han sido solamente liberación de presos políticos. No hemos logrado que esos procesos de diálogo den como resultado condiciones materiales necesarias para una transición democrática. La dictadura no ha hecho más que fortalecerse y encrudecer la represión.

Los opositores han dicho que Ortega debe liberar a los presos políticos y restablecer las libertades públicas como condiciones para un diálogo, pero ¿qué fuerza tiene la oposición para obligar a Ortega a que conceda estos puntos?

Ahorita estamos en un momento bastante complejo en el cual nosotros como oposición tenemos la desventaja de que Ortega nos encarcela o nos exilia. Esa es nuestra realidad como oposición porque él tiene la fuerza, es quien controla las cárceles y los grupos paramilitares, pero también nosotros como oposición hemos logrado establecer mecanismos de presión, sobre todo la interlocución con organismos internacionales que son quienes aprueban los fondos para Ortega. El tema del BCIE, por ejemplo, la investigación de los cooperadores necesarios y los testaferros de Ortega y diferentes espacios que oxigenan al régimen en términos económicos y no es cierto, aunque él diga que no necesita a la OEA ni a la Unión Europea ni a la comunidad internacional, ningún régimen, ningún gobierno puede trabajar si no goza de legitimidad. Eso le va a mermar económicamente y en términos de margen de maniobra. Estamos viendo que les expulsan a los familiares de personajes y testaferros de países como Estados Unidos.

Ahorita la correlación de fuerzas no está a nuestro favor, eso es un hecho. E ir a un diálogo donde te están apuntando a la cabeza no es ir a un diálogo. Si no se negocia, si no se dialoga ni nada, lo que se debe tener es todas estas precondiciones. En la medida que la represión no cese y solo se recrudezca, también va a afectar al régimen. No solo va a afectar al régimen en su círculo inmediato de poder, sino con sus bases porque a mayor extensión de esta crisis sociopolítica se va a incrementar la pobreza, la crisis económica y las afectaciones no son solo para los opositores, son para todos los nicaragüenses. Ortega no le conviene ni siquiera a sus mismos partidarios y esa es una realidad, pero lamentablemente Ortega se sostiene por la fuerza.

El 10 de enero Ortega asumirá su cuarto mandato consecutivo y la oposición lo ha declarado como ilegítimo. ¿Qué impacto puede tener esto para Ortega?

No es solamente la declaración de ilegitimidad que nosotros como oposición hemos hecho, si no la declaración de ilegitimidad, el no rotundo que le dio la ciudadanía. Ese siete de noviembre las calles estaban vacías. Tuvieron que ir a sacar ancianos y ancianas de sus casas. Ni siquiera con todo ese acarreo de gente que hicieron lograron tener un porcentaje aceptable de asistencia en las urnas. Ni siquiera con las amenazas reales que existían porque si un CPC te reporta que no fuiste a votar, ya eso te pone en entre dicho tu situación de seguridad y la ciudadanía fue la que declaró a Ortega realmente ilegítimo. Y también las posiciones que han sido sumamente positivas de la comunidad internacional que se ha sumado en reconocer que esas no fueron elecciones si no un proceso que no contó ni con parámetros legales ni con requisitos de legitimidad para poder ser reconocidas.

Ahora necesitamos que eso se traduzca en otro tipo de acciones (de la comunidad internacional), en decir: “Bueno ustedes tienen un régimen ilegítimo. Nosotros no podemos aprobarle a un régimen ilegítimo, o no podemos seguir financiando en equis área si son recursos administrados por ellos, o necesitamos auditar más”.

Hay organizaciones que han llamado a conformar un gobierno de transición. ¿Qué opina de esto?

Es que un gobierno de transición es todo aquel que viene después de un periodo dictatorial y eso es un concepto básico.

¿No es el momento entonces?

Es que eso es lo que significa un gobierno de transición. Que son personas que han sido resultado de un proceso de elección para determinado periodo y para la consolidación de la democracia. Yo lo que he escuchado y no me parece sensato es que vas a montar un gobierno paralelo desde, qué se yo, ¿desde el exilio? No creo que un Estado vaya a ver con buenos ojos la instauración de una Junta de Gobierno dentro de su territorio principalmente por un asunto de soberanía, y en segundo lugar, yo creo que eso de adjudicarse las representaciones absolutas es un tema muy delicado. La ciudadanía nicaragüense ya ha dicho de manera abierta en las encuestas que no se siente 100 por ciento representada por la oposición y eso es una realidad. Que se forme una Junta de Gobierno en el exilio, o de transición y sin contar con el respaldo de la ciudadanía nicaragüense no me parece viable, sobre todo por eso porque la gente ya ha dicho que no se siente representada y por lo que tenemos que trabajar es precisamente para conectar con ese ciudadano que no se siente representado. Hay mucha gente que dice que elecciones no, pero yo no conozco otro método de transición democrática que no sea un proceso electoral. Claro, que no con las actuales condiciones, no con presos ni con estas leyes.

Alexa Zamora durante la firma de los estatutos de la Coalición Nacional en julio de 2020. LAPRENSA/Roberto Fonseca

Se espera que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, presente un informe sobre sus gestiones en búsqueda de un acercamiento con Ortega, ¿qué esperan que Almagro diga en este informe?

Nosotros lo que esperamos es que el informe brindado por el secretario general aborde de manera amplia todos los incumplimientos en que el Estado de Nicaragua ha incurrido en términos de las demandas que ha hecho la Organización de Estados Americanos. Muchos piensan que porque Ortega solicitó la salida eso ya lo exime y lo desvincula totalmente de la OEA, pero el transitorio de la OEA te dice que primero para salir necesitás de un periodo de dos años y que eso no te exime de los cumplimientos como Estado miembro. Queremos que el secretario general también evidencie y comunique cuál ha sido el resultado de las gestiones que ha hecho con el régimen para recibir a la misión de alto nivel como parte del trabajo diplomático que ellos establecieron como paso previo a cualquier aplicación de los artículos, ya sea el 19 o 21 de la Carta de la OEA. ¿Qué ha hecho y qué ha dicho el régimen? ¿Los ha recibido o no? Eso es lo que necesitamos.

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¿La oposición mantiene comunicación permanente con Almagro?

La oposición mantiene espacios de interlocución con la Organización de Estados Americanos, no siempre directamente con el secretario general.

¿Qué espera lograr la oposición en este 2022?

Primero la unidad que es un asunto clave. Segundo, poder reconectar con la ciudadanía, que no sientan que la oposición es un grupo aparte que no los representa. Y el tercero es lograr construir las bases o lograr las condiciones para una transición democrática en Nicaragua. Los ciudadanos no aguantamos cuatro o cinco años más con Ortega, además esperamos lograr la libertad de los presos políticos que es fundamental.

¿Cree que los opositores exiliados puedan regresar a Nicaragua en algún momento?

En las actuales circunstancias no. Si vos ves la nueva oleada de exiliados, te encontrás con gente que en lo más crudo de la represión no abandonamos el país, pero ya la situación llegó a tal punto que incluso yo que no pensaba ni salir de mi ciudad, y después me vi en la situación de salir de mi país, pues es porque realmente no teníamos otra opción más que el clandestinaje y desde el clandestinaje no se podía hacer mucho.

¿Cree que la oposición pueda regresar unida a Nicaragua?

Sí, yo eso creo que es de las pocas cosas positivas que puedo retomar de este proceso de exilio. Gente que allá en Nicaragua estábamos muy metidos en nuestras dinámicas organizacionales, con quienes no compartíamos mesas, que no podíamos coincidir en algunas o en muchas cosas, pues ahora lo estamos haciendo. Más allá de en una nueva plataforma, estamos hablando como oposición y tenemos objetivos comunes y gestionamos los consensos, pero también los disensos, es un plus que hemos ganado y creo que eso podemos seguir manteniéndolo cuando regresemos a Nicaragua.

¿Cuando habla de esa “gente” con la que no podían coincidir se refiere a CxL?

No específicamente a CxL. Por ejemplo, en algún momento la misma UNAB y la misma Alianza Cívica estuvimos en las antípodas de posiciones. Ambas éramos oposición, pero con posiciones estratégicas diferentes y acciones diferentes, y en algún momento la gente decía: “bueno, la UNAB por un lado, la Alianza por el otro ¿por qué no se juntan?”, y era una relación institucional tensa. Ahora ves que el mandato que tienen todas las organizaciones es “hablen, concierten. E incluso si no van a estar de acuerdo en un punto, gestionen sus disensos sin recurrir a desacreditarse”. Eso es algo positivo que hemos aprendido y como una lección aprendida hay que mantenerla estando en Nicaragua.

¿Hay acercamiento con CxL?

No hemos tenido acercamiento institucional con CxL, más que lo que ha expresado doña Kitty (Monterrey) que hay una intención de todas las fuerzas de oposición de consensuar las posturas y las visiones. Incluso yo creo que el hecho no haya un CxL dando declaraciones contrarias a la ilegitimidad de Ortega o al no diálogo en este contexto, pues es un paso positivo.

Alexa Zamora, abogada e integrante del Consejo Político de la Unida Nacional Azul y Blanco. CORTESÍA UNAB

Plano Personal

Alexa Zamora tiene 33 años y es originaria de León. Es abogada de oficio, pero dice que ha trabajado más en el área de políticas públicas y defensa de derechos humanos.

También ha trabajado con organizaciones de la sociedad civil en temas de juventud, empleo y educación desde 2015. Ha colaborado en proyectos de integración centroamericana y derechos de personas de la comunidad LGBTIQ.

Es integrante de la Unidad Nacional Azul y Blanco, y con la arremetida de Daniel Ortega contra líderes opositores tuvo que partir al exilio con su hija. Extraña a sus cuatro gatos que tuvo que dejarlos en Nicaragua.

Le gusta leer y quiere, algún día, escribir su propio libro, aunque dice que no se le da muy bien la escritura literaria. “Vos poneme a escribir un proyecto y te lo hago, pero la literatura es algo que no se me da”, confiesa.

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