Para los antiguos romanos, días “fastos” eran aquellos en los que todo salía bien; y “nefastos”, cuando ocurría lo malo, lo desgraciado y desagradable.
Así es hasta ahora. En los tiempos modernos año nefasto es cuando han predominado los acontecimientos negativos, horribles, más que las cosas positivas que por dialéctica de la vida y de la historia ocurren hasta en los peores años.
Año nefasto ha sido, pues, el 2021 que gracias a Dios termina hoy 31 de diciembre. Nefasto en todo el mundo, ante todo por la pandemia del corona virus que no cede sino que arrecia con nuevas variantes. Pero nefasto también por acontecimientos como el retroceso de la democracia y el avance de los expansionismos chino y ruso, que pretenden dominar el mundo e imponer sistemas de vida basados en el autoritarismo y la ausencia de libertades y derechos de las personas.
En Nicaragua, el 2021 ha sido un año nefasto por la pérdida prácticamente total de las garantías constitucionales, por la catástrofe de derechos humanos, por el encarecimiento desmedido del costo de la canasta básica de subsistencia, por la desaparición de la seguridad jurídica y la renovación del régimen autoritario en una simulación electoral.
El periodismo nicaragüense en general y el diario LA PRENSA en particular, han sufrido este año las peores adversidades desde la primera etapa de la revolución sandinista en los años ochenta del siglo pasado.
Tres miembros de la Junta Directiva y del Consejo Editorial de LA PRENSA (Cristiana Chamorro Barrios, Pedro Joaquín Chamorro Barrios y Juan Lorenzo Holmann Chamorro), fueron injustamente encarcelados y siguen prisioneros hasta ahora en condición de presos de conciencia.
Desde el 13 de agosto, las instalaciones de LA PRENSA están ocupadas por la fuerza policial. Esto no había ocurrido nunca antes en la historia de más de 95 años de este Diario de los Nicaragüenses.
Siendo realistas, debemos prever que el año 2022 también será duro para los nicaragüenses, salvo para el sector privilegiado que detenta el poder y el que se beneficia apoyándolo, el cual es bastante minoritario según lo muestran las encuestas confiables de CID Gallup.
Que la situación de Nicaragua cambie o mejore solo depende del Gobierno. Pero no se ve ningún indicio de que los gobernantes reflexionen, que rectifiquen y cambien de rumbo político por el bien de Nicaragua, de todos los nicaragüenses y no solo de los partidarios sandinistas.
Aun así no estamos desanimados. Somos firmes convencidos del progreso histórico. De de que la historia va siempre hacia adelante, a pesar de los atascos y las desviaciones que siempre se encuentra en el camino. Creemos que la esperanza no se debe perder ni en las peores circunstancias y sabemos que la fe mueve montañas.
Las plagas que sufrió Egipto para que el faraón dejara en libertad al pueblo no fueron para siempre. El sufrimiento de la gente terminó pronto, cuando por fin logró la libertad.
Con esa confianza, fe y esperanza les deseamos un ¡feliz Año Nuevo¡ Que el 2022 sea un año mejor que el anterior, y que ojalá nos traiga o acerque a la libertad.