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El liderazgo de los presos políticos

Cuando faltan apenas tres días para la magna celebración cristiana de la Navidad, no parece probable que los presos políticos y de conciencia pudieran ser dejados en libertad.

Pero la esperanza es lo último que se pierde, dice la frase proverbial. En 2019 noventa y uno presos políticos salieron de la cárcel el 31 de diciembre. De manera que alguna gente tiene fe y esperanza en que a última hora se ablande el corazón de los gobernantes y dejen libres a sus rehenes políticos.

Por cierto que la campaña por la libertad de los presos políticos no atañe solo a sus familiares, compañeros y amigos. La mayoría de los nicaragüenses apoya esta demanda, aunque por las circunstancias no lo manifiesten en actividades públicas.    

Una encuesta de CID Gallup solicitada por la revista en línea Confidencial, y realizada entre el 5 y el 13 de diciembre, ha indicado que el 73 por ciento de los nicaragüenses cree que la situación de los presos políticos es injusta y que deben ser liberados.

Es significativo el dato de esta encuesta, de que los exaspirantes presidenciales que por eso ahora son presos políticos, han aumentado su popularidad entre la población. Cristiana Chamorro Barrios y Juan Sebastián Chamorro García, por ejemplo, tienen 61 por ciento de opinión favorable. Y también ha aumentado la simpatía popular de todos los demás precandidatos presidenciales encarcelados.

Se puede decir que es altamente probable que en el futuro cercano, cuando esas personas estén libres y los nicaragüenses puedan elegir a sus gobernantes, cualquiera de ellas podrá ser presidente de Nicaragua u ocupar otros altos cargos de gobierno y representación popular.

Ya ha ocurrido en varios países, inclusive en Nicaragua, que personas que estuvieron presas por causas políticas fueron después gobernantes de sus naciones. Nelson Mandela, de Sudáfrica, fue condenado a prisión perpetua y estuvo 27 años encarcelado. Pero después que lo dejaron en libertad su pueblo lo eligió presidente de la República Sudafricana.

En Birmania, la señora Aung San Suu Kyi estuvo presa con casa por cárcel durante 21 años. Cuando quedó libre el pueblo birmano la eligió jefa del gobierno, pero ahora está de nuevo encarcelada después del golpe de Estado perpetrado por los militares en enero de 2021. 

En Uruguay, José Mujica pasó 15 años en prisión, en diferentes períodos, la última vez 12 años seguidos. Ya en libertad fue elegido presidente de la república. La brasileña Dilma Rouseff fue condenada a seis años de cárcel, de los cuales solo cumplió dos años y un mes para posteriormente convertirse en presidenta de Brasil.

En Nicaragua, Enrique Bolaños fue presidente de la República después de haber sido prisionero político de los sandinistas. Y Daniel Ortega estuvo preso durante siete años, hasta que fue liberado por un comando guerrillero encabezado por Hugo Torres, quien paradójicamente ahora es su prisionero político. Ortega subió al poder en 1979 como uno de los nueve comandantes sandinistas, fue presidente de la República de 1984 a 1990, después estuvo en la oposición 16 años y desde 2007 es prácticamente el presidente vitalicio de Nicaragua.

De modo que no sería raro que una de las presas o de los reos políticos actuales, se convierta en un futuro no lejano en presidente de la República de Nicaragua, elegido por el voto popular.

Editorial presos políticos archivo
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