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La institucionalidad democrática y la alternabilidad en el poder en Chile

Con la elección presidencial del pasado domingo 19 de diciembre, Chile demostró que sigue siendo un país ejemplarmente democrático.

En primer lugar, desde temprano en la noche del mismo domingo se conoció el resultado de las votaciones, el triunfo del izquierdista Gabriel Boric, el reconocimiento de su derrota del candidato de la derecha, José Antonio Kast, y la certeza de que una vez más en Chile habrá alternabilidad en el poder. Y no solo de personas, sino también de partidos y propuestas fundamentales, programáticas e ideológicas.

La novedad en esta elección fue que las propuestas presidenciales eran las más extremas de la izquierda y la derecha. Y al triunfar el candidato izquierdista se suscita el temor de que pudiera ocurrir en Chile una catástrofe de la democracia, como en Venezuela y Nicaragua. O por lo menos que haya un retroceso del  proceso democrático chileno, que ha venido avanzando exitosamente desde 1988, cuando el pueblo en un plebiscito decidió poner  fin a la dictadura del general Augusto Pinochet.

Sin embargo, para ganar la elección en la segunda vuelta electoral Boric moderó su propuesta izquierdista radical. Ya no habló de una revolución para destruir el pasado, sino de respetar la democracia y en su marco ampliar la intervención del Estado en la economía y la sociedad, a fin de construir un modelo de bienestar parecido al de la Europa occidental democrática.

Chile tiene la mejor calificación de deuda externa del continente americano, es la economía más desarrollada de la región después de Estados Unidos y Canadá. Desde la época de la dictadura y luego con el desarrollo de la democracia, Chile progresó notablemente al grado de llamar a las puertas del primer mundo. Lo cual no se pudo lograr por las  asonadas revolucionarias de 2019 y 2020.

Esos estallidos sociales que la extrema izquierda quiso aprovechar para derrocar al gobierno democrático, tuvieron sus causas estructurales en la inequidad social del gran desarrollo y progreso económico de Chile durante el período democrático. De lo cual no se puede culpar solo al actual gobierno de derecha que preside Sebastián Piñera, sino también a los de izquierda que gobernaron antes el país bajo el liderazgo de personajes como Ricardo Lagos o Michelle Bachelet.

En todo caso, en Chile se ha confirmado la advertencia de algunos analistas, de que no es suficiente que la democracia asegure la libertad, el Estado de derecho, una saludable economía de mercado, las elecciones pluralistas y la alternabilidad regular en el ejercicio del poder político. La democracia también debe promover la equidad económica y social, la satisfacción de las necesidades básicas de la población que cuenta con menos recursos, la disminución de la pobreza media y la erradicación de la pobreza extrema.

Según el presidente electo chileno, el izquierdista Gabriel Boric, esos son sus  objetivos. Pero tendrá que hacerlo respetando el Estado de derecho,  no de la manera disruptiva o  revolucionaria que arruina la economía, elimina la libertad y suprime los derechos de la gente, a la que termina empobreciéndola más. Sin duda que esto es lo que querría hacer el Partido Comunista que ha contribuido a la victoria electoral del próximo presidente de Chile. Pero Boric tendrá que hacer los cambios que se propone y cumplir sus promesas, respetando las instituciones democráticas y  la economía de mercado.

Si las instituciones democráticas de Chile son todo lo sólidas y robustas que se supone, aunque quisiera,  muy difícilmente el próximo presidente de Chile podría pasar encima de ellas para imponer modelos socialistas como los de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Editorial democracia LA PRENSA archivo

COMENTARIOS

  1. Hace 2 años

    El programa de derecha no era de extremo y Kast no es ultraconservador; de hecho, el que avanzó más transformándose hacia el centro fue el de Boric para cautivar los votos de los otrora candidatos de centro derecha de primera vuelta como Sichel y Parisi quienes son al final en mi opinión, quienes inclinaron la balanza a su favor.

    El programa de Kast modificó también su programa, pero le fue más natural; lo que le perjudicó mayormente ha sido que la izquierda y periodismo local e internacional siempre le enrostró ser pinochetista, fascista, continuista, …. muy alejado de la verdad.

    La institucionalidad de Chile se vio severamente afectado por las asonadas que usted dice de 2019-2020 y ahí está el meollo del asunto por el que muchos están preocupados; sobre todo, que el partido comunista es muy fuerte en esa coalición de izquierda a la cual pertenece G. Boric, y por demás, es el partido con más experiencia política y administrativa; así que, yo no diría que el partido comunista querría cambiar; diría quiere cambiar.

    Es correcto su texto: La democracia también, además, debe promover la equidad económica y social, la satisfacción de las necesidades básicas de la población que cuenta con menos recursos, la disminución de la pobreza media y la erradicación de la pobreza extrema, esta última que si bien ha disminuido en Chile, aun es necesario avanzar más.

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