Y además
Desde sus orígenes, en la antigua época cuando comenzaron a formar pequeñas tribus diversas, los griegos estuvieron vinculados al mar.
La mayoría de sus primeros asentamientos, luego aldeas y después ciudades, surgieron y desarrollaron abrazados a las costas marítimas.
Para relacionarse las distintas tribus y pueblos griegos, era indispensable la navegación y, por lo consiguiente, disponer de las naves que la facilitaran. Gracias al dominio de la navegación los griegos se hicieron buenos comerciantes, intrépidos piratas y audaces colonizadores en tierras extranjeras, aún las que entonces se consideraban más lejanas.
“Los pueblos del mar” llamaban los egipcios a los griegos, dice Isaac Asímov en su libro Los griegos. De allí que su religión (a la que llamamos mitología) estuviera desde el comienzo relacionada con la navegación. Lo cual lo explica muy bien Sara i Mestre, de la Facultad Náutica de Barcelona en la Universidad Politéctica de Cataluña, en su ensayo Mitología marítima, los fenicios, los griegos y los nórdicos
Para proteger sus rutas comerciales y disuadir la competencia, dice Mestre, los griegos inventaron dioses y monstruos que habitaban en los mares. Se refiere a divinidades como Poseidón, Anfitrite y Océano, y a monstruos como Ceto, Escila y Caribdis.
Se comprende entonces que los antiguos griegos tuvieran también naves sagradas, como la llamada Argos, en la que Jasón y los Argonautas fueron hasta la Cólquide, en el Cáucaso, para apoderarse del Vellocino de Oro.
La nave tenía ese nombre porque la construyó un arquitecto llamado Argos, pero el diseño y el mascarón de proa fueron hechos por Atenea. Por eso después de la expedición de los Argonautas la diosa la subió al cielo y la convirtió en la constelación Argo Navis.
Otra nave sagrada era la Salaminia. En ella fue Teseo a Creta para matar al Minotauro y poner fin a una fatídica y humillante obligación de Atenas. Era qye por haber perdido una guerra con Creta Atenas debía enviar cada año a Creta siete doncellas y siete adolescentes varones, para que sirvieran de comida a aquel monstruoso ser que era mitad hombre y mitad toro.
La nave fue conservada en Atenas donde cuidadosamente se le reemplazaba cada parte que se iba deteriorando. Por eso la nave siempre estaba exactamente igual como cuando Teseo fue en ella a Creta para realizar su hazaña liberadora.
Eso motivó la contradicción filosófica denominada Paradoja de la Nave de Teseo, acerca de que si una cosa a la que se le reemplazan todas las partes, sigue siendo lo mismo o es distinta a la original.
Otra nave sagrada era la Páralos. En ella viajaban los ciudadanos atenienses que iban a cumplir misiones diplomáticas. Y una vez cada año la Páralos iba a la isla de Delos cargada con ofrendas religiosas para depositarlas en los altares de Apolo y Artemisa que allí nacieron.
Cuando la Páralos andaba de viaje no se condenaba a muerte a nadie ni se ejecutaba a alguien ya condenado. Se dice que por eso pasó un mes desde que Sócrates fue condenado a muerte, hasta que se ejecutó la sentencia haciéndole beber el veneno de la cicuta.