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Managua, Nicaragua. 16/Octubre/1996. Cierre de Campaña Electoral del FSLN en Managua. LA PRENSA/Archivo.

El día que el cardenal Obando y Bravo advirtió a Nicaragua quién era Daniel Ortega

En 1996 durante una homilía previo a elecciones, Obando y Bravo habló de la leyenda de "la víbora" y los analistas políticos aseguraron que se refería a Ortega, quien perdió esos comicios. Años después, Obando y Bravo se convirtió en un aliado del FSLN

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En la memoria de miles de nicaragüenses aún existen vagos recuerdos de la leyenda de los dos hombres y la víbora que marcó las elecciones generales del 20 de octubre de 1996, en las que los principales contrincantes eran Arnoldo Alemán y Daniel Ortega, quien insistía en volver al poder a través de las urnas después de perderlo en 1990 frente a Violeta Barrios de Chamorro.

Finalmente, la victoria en esos comicios se la adjudicó Alemán y para muchos, la leyenda que hacía alusión a Ortega —en aquellos años en que aún estaban frescos los recuerdos de la guerra de los años ochenta y del Servicio Militar Obligatorio—, jugó a favor del candidato liberal.

La “leyenda” que usó Obando y Bravo

En la previa de las elecciones, el jueves 17 de octubre de ese año, el cardenal Miguel Obando y Bravo, líder de la Iglesia católica de ese entonces, sorprendió a todos con una leyenda, a modo de parábola, que indicaba de manera disfrazada, pero casi explícita, por quién no se debía votar en aquellas votaciones. Este, además, no era el cardenal que años después aparecía en los actos públicos del régimen Ortega Murillo y que representaba a una famosa Comisión de Paz y Reconciliación, de la que no se ha vuelto a mencionar nada desde que Obando y Bravo falleció en 2018.

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Por lo tanto, aquella vez, en la homilía Obando y Bravo vistió de rojo, aunque debió llevar otro color litúrgico, y en primera fila estaba el candidato liberal, Arnoldo Alemán.

Fue entonces cuando el máximo líder de la Iglesia católica advirtió a los nicaragüenses que tenían que tener “prudencia” cuando fueran a votar y que no había que dejarse engañar por “víboras” que parecen mansas y después “muerden”.

“Hay que tomar ciertas normas de prudencia. Si no le puede pasar lo que dice una leyenda. Dos hombres iban caminando por el campo. Vieron en el camino que estaba una víbora. La víbora parecía que se estaba muriendo a causa del frío. Uno de aquellos hombres dijo: Se está muriendo esta víbora por causa del frío. Creo que si le damos un poco de calor no morirá. El compañero le dijo: ¡Ten cuidado!, porque yo creo que esta víbora ya mató a alguien, porque salía de este hueco y mató a fulano de tal. Aquel dijo: Las circunstancias han cambiado; esta víbora no me hará nada. Yo le voy a dar calor. Se agachó, tomó en las manos a la víbora, la metió entre su pecho para darle calor. Y cuando le había dado calor, la víbora lo mordió y lo mató. Creo que el cristiano tiene que tener siempre prudencia. Por eso en estos días debemos reflexionar qué es lo que más conviene para la patria”, ejemplificó Obando y Bravo.

La leyenda de la víbora fue interpretada por los analistas políticos de la época como una insinuación directa a Daniel Ortega, quien deseoso de obtener el triunfo en las elecciones de 1996, solo un período después de la Administración de Violeta Barrios de Chamorro y con una democracia incipiente, se deshizo de su tradicional uniforme militar y se vistió de blanco.

Aquella vez, Obando y Bravo, además, instó a los nicaragüenses jóvenes a conocer la historia real del país para poder elegir al candidato idóneo.

Al pie de la letra

El pasado 17 de octubre se cumplieron 25 años de la famosa leyenda de la víbora, y este domingo, como aquel 20 de octubre de 1996, en Nicaragua habrá elecciones, en las que lo único que no ha cambiado es el candidato del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Daniel Ortega, quien pretende perpetuarse en el poder.

Para el sociólogo Cirilo Otero, al darle un seguimiento a los acontecimientos históricos del país y analizar lo que ha pasado, y la difícil situación que viven los nicaragüenses, es fácil comprobar que la leyenda de la víbora se cumplió al pie de la letra.

Para empezar, en su análisis Otero señaló que Obando consiguió su objetivo en el contexto en que mencionó la leyenda.

“El cardenal Obando era un tipo que venía desde abajo, podríamos decir, y conocía la idiosincrasia popular. El discurso de la víbora no fue un discurso eminentemente teológico o filosófico, de ninguna manera. Fue un discurso eminentemente popular y yo diría que, hasta campesino, pero para aquel campesino que es capaz de entender con claridad, que si hace esto o lo otro, le sucede esto o lo otro”, explicó.

Para Otero, el cardenal Obando tenía la característica de comunicarse con la población con pocas palabras y con palabras que no mencionaba a nadie, pero que se entendían muy bien.

“Fue importante porque mandó el mensaje necesario para que la gente girara hacia un lado y no se enredara nuevamente, y ese fue el resultado. El resultado (de aquel mensaje) fue exitoso, porque definitivamente no metimos los pies, podríamos decir, de volver en ese entonces a quedar con el mismo personaje que ya habíamos probado”, indicó el sociólogo.

Pero, Otero también recordó que, como sucede en la leyenda, muchos se descuidaron y “le dieron calor a la víbora”.

“Años después como que se disipó el conocimiento en la gente y se cayó en el 2006 votando por el señor Ortega nuevamente. La leyenda fue al pie de la letra. Nos descuidamos, le dimos calor a la víbora y nos volvió a morder, y ahora nos mordió más duro, porque hay muchas más muertes y ahora el conflicto se vino a la ciudad”, comentó el sociólogo.

Managua, 10/01/2007. Ortega regresa al poder. LA PRENSA/Archivo.

“Prócer de la reconciliación y la paz”

Según Otero, años más tarde, el mismo cardenal Obando y Bravo quedó atrapado en una trampa bien diseñada por el orteguismo.

Del cardenal que se atrevió a contar la fábula de la víbora en aquel contexto electoral no volvió a salir una crítica para el régimen. El 2 de marzo de 2016 fue nombrado a través de una ley “prócer de la reconciliación y la paz” de Nicaragua, y años antes él mismo celebró el casamiento de Daniel Ortega con Rosario Murillo en una misa privada.

Al regresar al poder en 2007, Ortega convirtió en su aliado a Obando y Bravo; le pidió perdón públicamente por los “errores del pasado” y lo puso a cargo de la llamada Comisión de Paz y Reconciliación, de la cual no se volvió a saber nada. Obando y Bravo falleció el 3 de junio de 2018, a pocos meses de empezada la crisis sociopolítica de Nicaragua, siendo aliado de Ortega, aunque sus apariciones en público se habían reducido.

Ortega volvió a las andanzas. Apoyado por fuerzas paramilitares y policiales, en 2018 desmanteló los tranques que los manifestantes habían puesto mientras protestaban y se protegían de la represión. El saldo de muertes de esas acciones se considera fue de 328 personas, con base en cifras de la CIDH, pero según organismos de derechos humanos nacionales, es superior. LA PRENSA/Archivo.

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