La libertad de prensa en Nicaragua ha vivido sus últimos tres años bajo un panorama sombrío. La represión estatal va desde agresiones físicas, amenazas, hostigamientos, encarcelamientos, procesos judiciales y obstrucción de la labor periodística, eso forma parte del día a día. El gobierno autoritario de Daniel Ortega a través de agentes policiales, parapoliciales y fanáticos ha cometido un total de 2,392 casos de violaciones a la libertad de prensa, indica el registro de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro (FVBCh).
La documentación de casos que registró la FVBCh y que ahora ha retomado LA PRENSA, tras el cierre de la organización ocurrido en febrero pasado, refiere que de abril a diciembre de 2018 ocurrieron 712 violaciones, en 2019 aumentaron a 1,267 casos; en 2020 hubo un total de 360 violaciones y en el primer trimestre de 2021 ocurrieron 53 casos.
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De acuerdo con el experto y coordinador de derechos humanos de la FVBCh, Guillermo Medrano, los casos son documentados con base a 12 indicadores de la iniciativa regional Voces del Sur, que se encuentra en 13 países monitoreando y evaluando la situación de libertad de prensa, basada en el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS).
Los 12 indicadores son asesinatos; secuestros; desaparición forzada; detención arbitraria; torturas; agresiones y ataques; discursos estimagtizantes; restricciones al acceso a la información; procesos civiles y penales; uso abusivo del poder estatal; marco jurídico contrario a estándares internacionales de la libertad de prensa y restricciones en internet.
Uso abusivo del poder estatal y agresiones
Medrano señaló que en Nicaragua desde el estallido de la crisis sociopolítica, las violaciones a la libertad de prensa que ha cometido el gobierno de Ortega, se reflejan con el uso abusivo del poder en 2019 y a partir del 2020 através de las agresiones y ataques.
“Si sumamos todo desde la crisis de abril a la fecha, los que más se cometen son el uso abusivo del poder estatal y aquí destacamos que se suman los más de 500 días que la Dirección General de Aduanas tuvo retenido el papel de LA PRENSA, al Hoy y a El Nuevo Diario, al último que forzó su cierre. Ya a partir del 2020 el patrón que más predomina son las agresiones y ataques a los periodistas”, precisó el experto.
En el indicador de agresiones y ataques, Medrano precisa que se refiere a todas aquellas acciones violentas, intimidantes y limitantes que pueden ser físicas o verbales, implementadas por actores con el fin de limitar y obstaculizar la libertad de expresión y el trabajo de los periodistas en Nicaragua.
“Hay demasiadas señalas como ataque a la integridad física de un periodista o su familia, allanamientos, destrucción y confiscación de equipos y materiales, desplazamiento forzado, amenazas explícitas y simbólicas, amedrentamiento, intento de homicidios”, describió Medrano.
A pesar de todos los ataques, los periodistas han demostrado la verdadera resiliencia. En el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa, en un breve conversatorio virtual se presentaron oficialmente dos proyectos web de periodistas nicaragüenses: Huellas de impunidad, impulsada por la comunicadora María Lily Delgado, Maynor Salazar, Wifredo Miranda y Tifani Roberts y Redacción Abierta, presentada por el periodista Néstor Arce.
Cobertura periodística, bajo un panorama sombrío y gris
A criterio de Medrano, lo que se avecina para el periodismo independiente sobre la cobertura en un año electoral, es un panorama siempre sombrío y gris, debido a la intensificación de la represión.
“Han nacido unas nuevas formas de censuras e intimidación, como por ejemplo, la Policía confisca las libretas de apuntes de los periodistas, exigencia de borrar materiales en celulares y cámaras, toma de fotografías a los documentos, y lo más perverso ha sido la persecución de fanáticos del gobierno, quienes acusan a los periodistas de la situación sociopolítica. Eso indica que la narrativa oficialista ha calado”, afirma el experto.