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Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, presidente y vicepresidenta de Nicaragua. LA PRENSA/ ARCHIVO

El manual del dictador: así se instauran los regímenes como el de Ortega

Existen pasos que cualquier aspirante a dictador debe seguir. Los han aplicado, por ejemplo, Adolfo Hitler en Alemania y Nicolás Maduro en Venezuela. Son estrategias increíblemente simples, estudiadas y escritas. Puede que reconozca más de una en la actual Nicaragua

Aunque el comportamiento de los dictadores muchas veces parezca absurdo e incoherente, en realidad todos siguen una serie de pasos básicos para instaurar regímenes totalitarios. Lo han hecho, por citar algunos ejemplos, Adolf Hitler en Alemania; Recep Tayyip Erdogan en Turquía y Daniel Ortega en Nicaragua.

Por supuesto, cada dictadura tiene sus particularidades; pero emplean los mismos mecanismos y en ese aspecto son terriblemente simples. Por eso son un tema universal y cuando se habla de una de ellas es como estar describiéndolas a todas. Para muestra los mundialmente célebres libros de George Orwell: Rebelión en la granja y 1984.

En 2013 Bruce Bueno de Mesquita y Alastair Smith, dos eminencias en temas de política, publicaron el libro El manual del dictador, que explica sin tapujos cuáles son los métodos aplicados por todos los regímenes, pero en particular por las dictaduras. De ese texto y otros libros hemos extraído doce estrategias aplicadas por cualquier aspirante a déspota, aunque con seguridad existen más.

Lo primero que hay que considerar, según El manual del dictador, es “el hecho más fundamental de la política”: Nadie gobierna solo. Ningún líder es “monolítico” y hay que dejar de pensar que en Norcorea los Kim pueden hacer lo que quieran o que Hitler y Stalin tuvieron “por sí solos el control de sus respectivas naciones”.

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Incluso para ser un tirano se necesita de la gente.

En Nicaragua la Policía se ha convertido en el principal brazo represor del régimen Ortega Murillo. LA PRENSA/ Archivo

1. Pague poco a la Policía. Los salarios de hambre pagados a los oficiales de la Policía son habituales en gobiernos de corte autoritario, en los que el poder recae sobre un grupo muy reducido. Rusia y Nicaragua, por ejemplo. A primera vista eso podría “parecer sorprendente”, pues la Policía es “crucial para la supervivencia de un régimen” y se encarga de mantener “el orden social”; es decir, de aplastar las protestas ciudadanas antigubernamentales, expone el libro El manual del dictador.

Pero la forma más sencilla de compensar a los policías por su lealtad y su disposición a oprimir conciudadanos “es darles rienda libre para ser corruptos”, dice el texto.

Los autores del libro exponen las ventajas de esta estrategia: “Págales tan poco que no puedan dejar de darse cuenta de que no solo es aceptable sino también necesario que sean corruptos. Entonces estarán doblemente en deuda con el régimen: primero, estarán agradecidos por la riqueza que el régimen les permite acumular; segundo, entenderán que si flaquean en su lealtad corren el peligro de perder sus privilegios y ser enjuiciados”.

2. Procure que su coalición ganadora sea lo más pequeña posible. Los expertos en política Bruce Bueno de Mesquita y Alastair Smith, autores de El manual del dictador, llaman “coalición” a las personas esenciales que sostienen a un régimen en el poder. Gente en posiciones estratégicas y cargos de confianza. Es a estas personas a quienes el buen dictador debe mantener contentas. Y cuantas menos sean, mejor; porque más las controlará y mayor discrecionalidad tendrá sobre los gastos.

3. Sustituya al que se mueva. Este es un paso muy importante. Se trata de tener un buen número de “intercambiables” para reemplazar fácilmente a “cualquier alborotador” que haya dentro de la coalición, dice el manual para dictadores.

El rey francés Luis XIV aplicó una estrategia que le permitió permanecer en el poder durante 72 años y morir de viejo en 1715. Creó una nueva clase de personas que estaban en deuda con él y que dependían de su gracia para obtener beneficios.

Abrió las puertas del ejército para que los plebeyos (que no eran los tradicionales aristócratas militares de la vieja guardia) pudieran aspirar a los más altos grados. De esa manera el ejército se convirtió en una organización “más accesible y más competitiva política y militarmente”, subraya el libro. Y para neutralizar la potencial amenaza de los aristócratas, “los sujetó a su corte, obligándolos a estar físicamente presentes en Versalles buena parte del tiempo”. De esa manera “sus perspectivas de obtener rentas de la corona dependían de lo bien que se granjearan el favor del rey”.

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Todo eso le permitió también “ampliar la reserva de personas que podían figurar en su círculo de allegados”, de tal manera que la supervivencia política de los que ya se encontraban en esa posición se tornara más competitiva. “Al tener una reserva ampliada de candidatos para esos cargos, cualquiera de ellos podía ser fácilmente sustituido si no resultaba ser lo bastante digno de confianza y leal al rey”, detalla el manual. “Podían perder la oportunidad de obtener riqueza, poder y privilegios. Pocos fueron tan tontos como para correr semejante riesgo”.

Este es el caso de Luis XIV, pero su estrategia es aplicada por gobiernos autoritarios e incluso por regímenes considerados democráticos.

La Juventud Sandinista es una de las expresiones más visibles de los seguidores del régimen. LA PRENSA/ Archivo

4. Pague a sus seguidores solo lo suficiente como para conservar su lealtad. Recuerde que sus partidarios prefieren ser usted a depender de sus favores. “Su gran ventaja sobre ellos es que usted sabe dónde está el dinero y ellos no”, dicen Mesquita y Smith. Dele a sus fieles “solo lo necesario como para que no anden buscando a alguien para sustituirte y ni un céntimo más”.

5. No saque dinero del bolsillo de sus seguidores para mejorar la vida de la gente. Esto significa que debe garantizarse la fidelidad de los esenciales y para lograrlo no es necesario gobernar bien ni tomar en cuenta la voluntad general. “Es poco probable que los hambrientos tengan bastante energía como para derrocarte, de modo que no te preocupes por ellos”, expresa claramente El manual del dictador. “Por el contrario, unos miembros de la coalición decepcionados pueden desertar, dejándote en apuros”.

6. Controle el flujo de caja. En un sistema que funciona a base de recompensas, el poder está en manos de quien controle la caja. Usted debe ser quien reparta las recompensas, el que decida qué porción del pastel le corresponde a cada quien. El manual de Mesquita y Smith asegura que “el flujo de caja más eficaz es el que empobrece a mucha gente y redistribuye el dinero de modo que unas cuantas personas seleccionadas –tus partidarios- sigan siendo ricas”.

7. Instigue un monopolio sobre el uso de la fuerza para frenar la protesta pública. “Los dictadores no pueden sobrevivir por mucho tiempo sin desarmar a la gente y fortalecer a los militares”, dice la periodista científica británica Anjana Ahuja.

“Antiguos dictadores como Pervez Musharraf en Pakistán, Mobutu Sese Seko en el Congo e Idi Amin en Uganda fueron oficiales de alto rango en el ejército que cooptaron a los militares para derrocar las democracias en favor de las dictaduras”, señala en un artículo publicado por el portal especializado Pshycology Today, una versión resumida del texto que aparece en el libro Naturally Selected: The Evolutionary Science of Leadership.

Dictaduras como la de Nicolás Maduro, en Venezuela, y Daniel Ortega, en Nicaragua, no podrían sobrevivir sin el uso de la fuerza y el control de las armas.

Los medios de comunicación de la dictadura han sido cruciales desde abril de 2018, para divulgar las verdades del régimen. LA PRENSA/ Tomada de Internet

8. Acumule poder manipulando los corazones y las mentes de tus ciudadanos. “Una de las primeras acciones de cualquier aspirante a dictador debería ser controlar el libre flujo de información, ya que conecta un canal potencial de crítica”, dice el texto 7 pasos para convertirse en un dictador, de Pshycology Today.

Convierta los medios de comunicación “en una máquina de propaganda” para su régimen como lo hicieron Adolf Hitler y Recep Tayyip Erdogan lo hace en Turquía.

Otros líderes, señala el artículo, “como la junta gobernante de Myanmar, cerraron por completo los medios de comunicación”. “Los líderes electos democráticamente son algo más moderados, pero si tienen suficientes poderes, pueden organizar una elección o acabar con periodistas entrometidos (como en la Rusia de Vladimir Putin)”.

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Si el dinero no es problema para usted, destaca esta guía para dictadores, construya “su propio imperio mediático”.

9. Cree una ideología para justificar una posición exaltada. A lo largo de la historia muchos líderes políticos han usado y, en algunos casos, incluso inventado, “una ideología para legitimar su poder”, señala Anjana Ahuja.

“En pueblos originarios como en Hawai, los jefes eran líderes políticos y sacerdotes, que afirmaban comunicarse con los dioses con el fin de provocar una generosa cosecha”, ejemplifica. “Convenientemente, esta ideología a menudo pasaba como una explicación de por qué el jefe debería ocupar el papel de por vida, y por qué el puesto debía heredarse a los descendientes del jefe”.

Algunas cúpulas han afirmado su lealtad hacia la dictadura. LA PRENSA/ Tomada de El 19 Digital

10. Elimine la vergüenza y apueste por la posverdad. Este es uno de los siete pasos identificados por la escritora y columnista política turca Ece Temelkuran en su libro Cómo perder un país.

Para conseguir esto tiene que desechar “cualquier respeto por el sentido común o por los conocimientos acumulados durante siglos”. No es nada nuevo. “Las mentiras y la sustitución de la verdad por meros disparates son en realidad tan antiguas como la narración de historias”, dice la escritora.

Usted mienta sin remilgos y sin vergüenza, llévese por delante todas las verdades históricas, de ser necesario. Construya su propia verdad. No importa si es para defender que la Tierra es plana o para afirmar que ha sufrido un golpe de Estado.

11. Desmantele los mecanismos judiciales y políticos. “Desmantelar el mecanismo judicial y paralizar a los disidentes mediante causas judiciales resulta mucho más fácil cuando el líder puede calificar a la gente de terrorista, y cuando los miembros de la sociedad están demasiado polarizados para apoyarse mutuamente en aras de la igualdad ante la ley”, explica la periodista Ece Temelkuran.

Eso pasa en Turquía. Y en varios otros regímenes que seguramente usted tiene en mente en este momento.

12. Construya su propio país. Habrá alcanzado el éxito cuando haya conseguido un país a su medida. Transformándolo a tal punto “que muchos de sus ciudadanos no lo reconozcan”, señala Ece Temelkuran. Un país que excluya a cualquiera que no se ajuste a sus normas.

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