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Régimen admite que tiene grandes dificultades para atraer inversión extranjera en los próximos cuatro años

Analistas temen que admisión de Ortega de que a Nicaragua llegarán reducidos niveles de inversión extranjera entre el 2021 y 2024 indique de que se mira en el poder más allá de su actual periodo de mandato y esté consciente de que país no superará crisis de confianza. Los desempleados pagarían consecuencias.

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El régimen de Daniel Ortega admitió en el Programa Económico y Financiero que no tiene capacidad para reactivar la llegada de inversión extranjera en el quinquenio 2020-2024 y por eso el país no volverá a ver los niveles que llegaron desde el exterior en los últimos 15 años, que llegó a rebasar inclusive los 1,000 millones de dólares. Esto, a criterio de economistas, representa un golpe  para los miles de nicaragüenses que han perdido sus empleos en los últimos tres años, porque para recuperarlos la inversión es clave.

Pero además, advierten, que si el Gobierno está planificando esos saldos bajos de inversión extranjera directa es porque se mira gobernando más allá del 2021 y por tanto está claro que su administración no va a generar confianza en el exterior por tanto los capitales no pondrán su mirada en Nicaragua, al menos no como antes del 2018.

Según los datos que presenta el gobierno y que están disponibles en el sitio web del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, entre el 2020 y el 2024 se va a captar 1,006.3 millones de dólares, lo que no superará ni siquiera lo que se recibió  en un solo año, en el 2017, cuando el saldo ascendió a 1,035.4 millones de dólares.

Asimismo entre el 2020 y 2024 en ninguno de esos años se espera superar los 300 millones de dólares anuales, lo que visualiza el deterioro progresivo de la imagen de Nicaragua en el exterior y pasará factura a la recuperación económica pospandemia, señalan los especialistas consultados por LA PRENSA. El Programa Económico y Financiero recoge la planificación económica del país en un periodo determina y puede ser modificado.

El economista y sociólogo Óscar René Vargas señala que las proyecciones apuntan a que Ortega se ve gobernando solo, sin el apoyo internacional. “Ellos están previendo en su análisis que entre 2021 y 2025 Ortega se quedará en el poder, esa es su hipótesis central y a partir de eso no va a haber inversión extranjera al ritmo deseado, va a durar muchos años para llegar al nivel del 2017. Creo que Ortega está acorralado porque la inversión y los préstamos no se van a recuperar por la incertidumbre”, dijo.

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Al respecto el economista y opositor Juan Sebastián Chamorro manifestó que la inversión extranjera directa es la principal impulsora del crecimiento económico y la transformación productiva. “La caída de la IED muestra que los inversionistas internacionales no ven a Nicaragua como un destino viable para invertir”.

El economista Maykell Marenco explica que es obvio que las elecciones del 2021, están generando mucha incertidumbre. “Hay variables que generan shock en la economía, hay mucha efervescencia social e insatisfacción y en este caso los flujos de inversión extranjera directa están buscando direccionar su capital hacia fuentes que le otorguen certidumbre y Nicaragua no está creando las condiciones, ni a nivel económico, ni político para atraer inversiones”.

“Pero además los números asumen como variable que Ortega va a seguir en el poder, pero si la administración actual se mantiene, el escenario es muy incierto, sí se perpetúa por otro ciclo se va a deteriorar aún más la confianza a nivel internacional”, advirtió Marenco.

Para José Adán Aguerri, expresidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) y miembro de la Alianza Cívica, el problema radica en una crisis de confianza, que comenzó en el 2018 y que se agravó con la pandemia.

“Si no se tienen respuestas para estas dos crisis, se juntan varios factores de manera negativa para el año 2022 indistintamente del gobierno que asuma el poder. Se mantendrá la decisión del inversionista nacional y extranjero de no hacer nuevas inversiones en el país hasta que se haya resuelto la crisis política. Este gobierno podrá buscar nuevas inversiones, pero la amenaza de sanciones y un clima incierto prevalecerá”, dijo.

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Pero además Aguerri mencionó que hay otros factores que afectan como el sistema financiero con abundante liquidez sin poder colocar recursos en créditos. “Todos esto está entrelazado de una manera u otra y el resultado es el desestímulo de la inversión y el consumo sin subir”.

Primera víctima: los desempleados

Un economista que prefirió fuera omitido su nombre expresó que “cuando la incertidumbre y la inestabilidad en un país es muy alta, los inversionistas extranjeros, en vez de inmovilizar su capital por tiempo indefinido en el mismo, normalmente detienen sus inversiones y adoptan una posición de esperar para ver qué pasa, hasta que finalmente el panorama termine de despejarse”.

Detrás de esa dificultad para atraer inversión desde el exterior hay otra realidad: menos inversión significa menos capacidad de la economía para generar empleos, es decir que esto empeora la posibilidad de los nicaragüenses de conseguir un puesto de empleo en el mercado del trabajo en los próximos años.

El Banco Central de Nicaragua (BCN), recientemente reveló que el país ha perdido alrededor de 217,930 empleos formales, desde el 2018 cuando se dio la rebelión cívica contra  Ortega. Y estos empleos serán difíciles de recuperar, señaló Chamorro. “La IED es la fuerza que genera empleo y al caer se reduce la generación de nuevas fuentes de trabajo. Recordemos que cada año ingresan nuevos jóvenes (a la PEA) y con la caída de la economía, habrá más desempleo. Es muy importante reforzar la idea que la contracción de la IED es gravísima para el crecimiento económico futuro y nuevos empleos”, dijo.

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El sociólogo y economista Vargas coincide con Chamorro, al asegurar que “sin inversión no hay empleo”.

Al no haber fuentes de oportunidad, el camino es la informalidad. “Posiblemente las personas que han perdido su plaza pueden volver a emplearse, pero será en trabajos de baja productividad, menos remunerado, eso hará que aumente la actividad informal y la migración. Hay que destacar que el flujo de IED genera un empleo con un nivel más alto de cualificación en cuanto a requerimiento, eso es una oportunidad para un segmento de la población nicaragüense”, dijo Marenco.

Aguerri sostuvo que es muy difícil que el empleo formal se pueda recuperar mientras no haya confianza para invertir. “Y esto se agrava porque el gobierno no tiene la capacidad de inyectar recursos de manera importante en la economía que ayude a sostener empresas, mantener empleo y poder crecer. Para ejemplificar el gobierno de El Salvador está inyectando 600 millones de dólares a las mipymes para subsidiar pago de planillas y prestar a 10 años de plazo al 3 por ciento con 1 año de gracia. Aquí el gobierno no tiene esa capacidad”.

“En este sentido se debe plantear medidas que ayuden a las empresas y generen empleos. En vez de promover que los bancos coloquen su liquidez en bonos del Estado, debería de estar tomando medidas que faciliten a los bancos colocar estos recursos en créditos a las mipymes, revertir la reforma tributaria que tiene estancada a las empresas en su capacidad de invertir, promover medidas que reduzcan los costos de las principales tarifas de servicios en el país, detener la recaudación voraz que están aplicando indiscriminadamente en los cobros de impuestos de distintos servicios a la población. Ese tipo de medidas son las que la población necesita con urgencia”, añadió Aguerri.

 EIU confirma fracaso

El informe más reciente de The Economist Intelligence Unit (EIU) advirtió que las perspectivas económicas de Nicaragua en 2021-2025 se verán empañadas por la preocupación de los inversores  y la falta de confianza en el estado de derecho.

“La inversión extranjera directa (IED) se redujo en más de la mitad, a 136 millones de dólares en el primer trimestre de 2020. Es probable que la tendencia a la baja se haya profundizado desde el inicio de la pandemia. Mientras tanto, hacia adentro la inversión extranjera de cartera fue nula y no esperamos que los mercados de capitales de Nicaragua atraigan el interés de inversores internacionales durante el resto del año”, señala el informe.

Los datos desglosados de la IED revelan que en el primer trimestre de este año se captó 135.6 millones de dólares, mientras que el año pasado para el mismo tiempo se alcanzó 254.9 millones. En el segundo trimestre de este año, cuando la pandemia comenzó a azotar la economía mundial, se recibió de inversión 19.7 millones de dólares, ligeramente inferior a los 20.7 millones percibido en el mismo lapso del 2019.

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