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El portón dos del Hospital Alemán Nicaragüense, donde llegan los familiares de pacientes sospechosos de Covid-19. LAPRENSA/ ROBERTO FONSECA.

¿Qué tanto confían los nicaragüenses en su sistema de salud y qué impacto tiene en la pandemia por Covid-19?

La Organización Mundial de la Salud asegura que conservar la confianza de la población en la capacidad del sistema sanitario para satisfacer de forma segura las necesidades esenciales es clave para garantizar que las personas busquen la atención que necesitan

Auxiliadora Sánchez está consciente que cualquier miembro de su familia puede contagiarse de SARS-CoV-2, que produce la Covid-19. Previendo ese escenario, han destinado un espacio en casa, le llaman la zona de aislamiento, donde estaría la persona infectada. Si la situación de salud del familiar llegara a empeorar, optarían por recibir atención médica privada por un neumólogo. Si esto no es posible su última opción sería el sistema de salud pública o clínica previsional.

“Estas serían nuestras últimas opciones porque no tenemos confianza en ninguna de las dos entidades, pues consideramos que están politizando esta pandemia. Sabemos que los números que presentan están muy lejos de la realidad y que hay casos en todos los hospitales y que muchos de los casos actuales, valga la redundancia, ni siquiera llegan a visitar un centro de salud”, expresó Sánchez.

Desde antes que la curva de contagio por Covid-19 empezara a acelerarse en Nicaragua, ya existía la percepción que el sistema público de salud no brindaba una atención adecuada a los pacientes, y ahora, en medio de la pandemia, las personas al no tener confianza, se esperan hasta el momento en el que se sienten más graves para acudir a los hospitales, y en muchos de los casos, eso los está llevando a la muerte, explicó la especialista en salud pública, Ana Quirós.

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Aunque no hay una medida estadística que cuantifique qué tanta confianza tienen los nicaragüenses en el sistema de salud, especialistas como Quirós explican que este nunca ha sido plenamente confiable para la población, en primer lugar, porque el equipamiento no es suficiente en correspondencia con el crecimiento poblacional. “Es deficitario” y la calidad de atención nunca ha sido la mejor, sobre todo, en los últimos años, que se ha priorizado la cantidad por encima de la calidad, cuenta.

Toda esta situación empeoró con la crisis sociopolítica de 2018, cuando autoridades sanitarias orientaron que no se atendiera a las víctimas de la violencia estatal, recuerda Quirós, seguido del despido masivo de trabajadores de la salud, entre ellos, varios especialistas. Al menos 300 médicos fueron despedidos, según cifras de la Asociación Médica Nicaragüense en ese año. En este contexto, también ha renunciado y despedido a trabajadores de la salud.

El epidemiólogo Rafael Amador, explica que por la tendencia que lleva la epidemia en Nicaragua, que está en el ascenso rápido, se ha visto que la capacidad de respuesta es limitada, y desafortunadamente todavía el Ministerio de Salud (Minsa) no ha definido un protocolo de manejo temprano y comunitario de los casos confirmados, de modo, que las personas no tuvieran que ir a los centros hospitalarios.

Si esta medida se tomara, esto tendría dos efectos: uno, que al identificar tempranamente el problema de Covid-19 en la gente, se podría monitorear adecuadamente mediante el oxímetro para identificar lo que se denomima hipoxia oculta-falta de oxígeno-, antes que se desarrolle la fase de disnea- la sensación de falta de aire-. De modo, que el médico de atención primaria pueda dar tratamiento oportuno, y que la persona no desarrolle la etapa grave.

De esta forma, disminuiría la necesidad de que la población llegue a los hospitales y que los que asistan sean mejores atendidos porque no habría tanta demanda, y por ende, una mayor capacidad de respuesta. Pero hasta ahora, el Minsa ha centrado su respuesta a nivel de atención hospitalaria, y no ha bajado protocolos de detección temprana y tratamiento temprano de los casos a nivel primario, explica el epidemiólogo.

Algunos de los familiares de los casos de personas que han fallecido con un diagnóstico de Covid-19 o que les dicen que fallece por “neumonía atípica”, pero los mandan a enterrarlos de inmediato, como si tuvieran Covid-19, aseguran que los pacientes habían asistido antes a las clínicas y hospitales, pero les habían dicho que se regresaran a casa, muchos de ellos, sin hacerle pruebas para identificar el virus.

La “credibilidad del sistema de salud tiende hacia cero, va en una curva exponencial, pero de disminución”, señala Quirós. Toda esta situación que atraviesa el sistema de salud, sin que las autoridades reconozcan la magnitud de la pandemia “no es un arma de doble filo, es una guillotina para la salud de la población”, expresa la especialista en salud pública.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), expone que conservar la confianza de la población en la capacidad del sistema sanitario para satisfacer de forma segura las necesidades esenciales y para controlar el riesgo de contagio en los centros sanitarios es clave para garantizar que las personas busquen la atención que necesitan y cumplan las recomendaciones de salud pública. Hasta ahora, el Minsa contabiliza 25 casos de Covid-19 y ocho fallecidos, mientras ha guardado silencio sobre los múltiples casos de entierros nocturos que se han registrado en varias zonas del país, como Managua, Masaya y Chinandega.

 

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