Voy a comentar dos eventos inéditos que ocurrieron durante la Semana Santa, totalmente ajenos, unidos solo por el factor del Covid-19.
El primero tuvo lugar el pasado Miércoles Santo: un partido de futbol de primera división televisado en vivo por el Canal 6 y narrado con entusiasmo desbordante, con un estadio totalmente vacío, donde ni siquiera los familiares de los jugadores acudieron como barra.
El segundo: un ingenioso lavamanos improvisado instalado en la parte exterior de sus dos unidades de transporte colectivo por el pequeño empresario de transporte Uriel Herrera. Los buses hacen la ruta de Matagalpa a Waslala y el lavamanos artesanal permite a sus usuarios lavarse las manos con jabón antes de abordar sus unidades.
La tarde del Miércoles Santo, tratando de confirmar la autenticidad de una reciente foto que circuló en las redes de Daniel Ortega visitando a la esposa del fallecido diputado Jacinto Suárez (q.e.p.d.), sintonicé el Canal 6 oficial del Estado, me topé con la transmisión de un partido de futbol de primera división entre el Real Estelí y el Ocotal. Aquella escena llamó la atención porque era un cuadro surrealista: el estadio totalmente vacío y el partido narrado, con su característica voz, por el vicealcalde Enrique Armas.
Una lección de conciencia cívica de la población, que a pesar del afán del Gobierno de mantener eventos masivos, contraindicados mundialmente en tiempos de coronavirus, dejó vacante el estadio nacional de futbol, a como también quedaron totalmente vacías las playas durante toda la Semana Santa. La acción del Gobierno, además de irresponsable, es derrochadora de recursos en tiempos de una aguda recesión que seguramente se profundizará según los pronósticos de los economistas, como consecuencia también de la recesión mundial.
La acción del empresario Uriel Herrera, ejemplar, digna de un reconocimiento especial. Su nivel de conciencia cívica dio paso a su ingenio creativo y colocó sobre el techo de sus unidades un tanque de agua de 55 galones al que añade cloro para mayor efectividad higiénica y desde allí baja la tubería de PVC hacia el improvisado lavamanos colocado en un costado del bus.
El contraste de ambas escenas no puede ser más revelador: el pequeño empresario nica tomando medidas al alcance de su pródiga imaginación frente a la pandemia Covid-19 y un gobierno totalmente irresponsable, promoviendo lo que el mundo universalmente, prohíbe.
Debo reconocer el entusiasmo de los jugadores del partido de futbol, que en ningún momento se dejaron amilanar ante la ausencia de espectadores y es posible que yo haya sido de los pocos televidentes en presenciar el encuentro, pero mayor fue mi entusiasmo con la innovación del lavamanos en el bus.
El autor es periodista, exministro y exdiputado