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Luka Modric fue la figura del Real Madrid ante el Sevilla. LAPRENSA/AFP

Dulce venganza: el Real Madrid gana con clase y estilo al Sevilla

Tanto tiempo había pasado desde el último buen partido del Real Madrid que era fácil recordarlo: contra la Roma y fue en la era Lopetegui. De ahí en adelante se colapsaba o se sostenía a trompicones

Tanto tiempo había pasado desde el último buen partido del Real Madrid que era fácil recordarlo: contra la Roma y fue en la era Lopetegui. De ahí en adelante se colapsaba o se sostenía a trompicones. Las apuestas en la juventud de Solari por fin parecen haber comenzado a cosechar frutos. Los blancos por fin ganan con clase, con soberbia, con llegadas constantes, dominio total y sobretodo: con la confianza de un grande, algo que habían olvidado. El Sevilla cayó 2-0 en el Santiago Bernabéu, hubo una dulce venganza.

La apuesta de Machín, entrenador del Sevilla, era la misma que en el partido del Sánchez Pizjuán en donde golearon 3-0 al Madrid. No tenía sentido tocar la nostalgia del pasado haciendo ajustes y más cuando los de Solari habían demostrado más inestabilidad que cualquier otro conjunto predestinado a ganarlo todo.  Pero en el deporte no existen las ecuaciones con un mismo resultante. La matemáticas le fallaron, no pudieron despejar equis y terminaron con dos goles encima. Todo gracias al despertar del Balón de Oro, Luka Modric, a la destreza y velocidad de Vinícius y al retorno del verdadero Casemiro.

El 2-0 se vio todavía muy corto, pero la sensación positiva inagotable. Aunque suene precipitado el Madrid ha tocado su punto de inflexión  y da la impresión que podría ser el comienzo de su modo crucero.

Casemiro abre las puertas

Desde el minuto seis el Madrid ya estaba asediando la cabaña sevillista. Benzema puso un balón filtrado a Vinícius que tapó Vaclik,  luego el mismo Vinícius pero combinado con Carvajal sacudieron otra vez a la defensa y Benzema trató de abrir el marcador de cabeza. La respuesta del Sevilla y la única en todo el juego fue al minuto 22 a través de Escudero. En una contra tras el robó del balón a la sensación brasileña. Ben Yedder le dio la pelota al originario de Valladolid, éste estaba frente a Courtois y envió desviado el disparo. Pudo ser el primer gol del equipo andaluz que apostó en exceso a la contra esperando un error de los blancos.

En la segunda parte empezó siguió la fiesta merengue. Si fuera por merecimiento el primer tanto debió marcarlo Vinícius, quien lo buscó por cielo y tierra, pero cayó en un zapatazo de Casemiro. Reguilón dio a Modric que hizo sombra hasta llegar al mediocampista brasileño. Casemiro con determinación, potencia y colocación la envió a la escuadra de la portería. Vaclik logró tocarla, pero el efecto y potencia pudo más. El Madrid respiraba el oxígeno que había cultivado y tras un poste de Modric, otro de Ceballos y un casi gol de cabeza de Casemiro, al 92 el croata selló la victoria en un robo a Carrico.

La venganza fue dulce, pero lo mejor es que el Madrid se reencontró con su grandeza.

 

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