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Daniel Ortega

Durante el Congreso de la Unión Nacional de Estudiantes (UNEN) el dictador Daniel Ortega condecoró a sus más leales seguidores. LA PRENSA/CORTESÍA

Las seis mentiras que dijo Daniel Ortega en el discurso que dirigió a UNEN

En su discurso el caudillo sandinista intentó "manipular la historia" a su conveniencia y enviar un mensaje de aliento para sus seguidores más radicales

El dictador nicaragüense, Daniel Ortega, volvió este lunes a mentirle a los nicaragüenses  durante la clausura del XVI Congreso de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), a cuyos dirigentes incluso condecoró con la Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío.

Para el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), Carlos Tünnermann, esta condecoración a los dirigentes de UNEN es un premio del dictador a quienes apoyan su política de represión.

“Esto revela de parte del Gobierno el criterio es premiar a los represores, premiar a los rectores que expulsan a estudiantes por razones políticas… realmente es una lástima que estas cosas sucedan, que se premie a los que han estado a favor de la represión, a los que no han dicho una palabra ni siquiera para lamentar la muerte de sus compañeros y ahora son premiados por su lealtad al Gobierno”, expresó Tünnermann.

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Ortega enfocó sus mentiras esta vez a la historia durante la transición democrática que vivió el país tras la derrota electoral del Frente Sandinista en 1990 y llevó su discurso el viejo camino de la mentira.

El secretario general del FSLN es conocido por la promesa a la población de grandes proyectos que al final no se realizaron, por  inflar su protagonismo en los ochenta hasta verse como un prócer de la revolución, o por explicaciones inverosímiles– ante una explosión inexplicable cercana al Aeropuerto– como la caída de un meteorito del que nadie supo, ni siquiera la NASA.

El comandante retorció la historia y la acomodó a sus intereses en un discurso en cual también atacó políticamente por primera vez a su hermano Humberto Ortega,  jefe del Ejército entre 1979-1995.

1. “A nosotros no se nos ocurría lanzarnos en una nueva insurrección para derrocar al Gobierno”

La mañana del 26 de febrero de 1990 Daniel Ortega Saavedra, con micrófonos al frente en la Plaza de los No Alineados Omar Torrijos, en Managua, pronunció uno de los discursos más memorables de su vida política, que, más que un discurso, aquello en realidad fue una sentencia hacia quienes habrían de sucederle en el poder tras la derrota electoral frente a doña Violeta Barrios. “Vamos a gobernar desde abajo”, dijo.

Gobernar desde abajo significó la fuerza y, así, las asonadas se convirtieron en el instrumento que el FSLN usó para arrancarle concesiones a los gobiernos liberales. Para ello, usó a los sindicatos que paralizaban al país y respondían a sus intereses, incluso firmando acuerdos que el caudillo tomaba con el ejecutivo sin consultárselos.

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Ortega aprovechó políticamente cada lucha social como el caso del 6 por ciento de las universidades, que el Estado por ley debe dar. La Cooperativa Parrales Vallejos, también de militantes sandinistas, se formó con la privatización de los buses estatales del transporte colectivo una vez que el FSLN perdió el poder y fue protagonista de aquellos turbios momentos de la vida nacional.

2. “Un día llegó el ingeniero (Antonio) Lacayo, y me dijo: ‘Daniel, dice Doña Violeta de Chamorro que ella ya no sigue en el Gobierno, que te entregue las llaves de la Presidencia”.

Cristiana Chamorro, hija de la ex presidenta Violeta de Chamorro y esposa del ingeniero Antonio Lacayo (q.e.p.d.), secretario de La Presidencia, señaló a través de su cuenta de Twitter que: “En los 90, Antonio (Lacayo) le dijo a Daniel (Ortega) que no provocara la muerte entre sandinistas con asonadas frente a un Ejército, que en ese entonces, tránsito de partidista a nacional. Por orden Presidencial el Ejército salió a la calle sin derramar sangre y puso a Daniel Ortega en su lugar”.

De igual forma, en una entrevista realizada –hace varios años– por Avil Ramírez a Lacayo, este se refirió a la incursión sandinista en 1993, en el departamento de Estelí, un hecho que calificó como una asonada ordenada por Daniel Ortega.

“La Policía estaba desbordada, la Policía sabía que todo eso, no eran elementos asociados al sandinismo eran órdenes de Daniel Ortega, y cuando hay una orden del partido de montar una asonada la Policía sabe que aunque tenga 10,000 efectivos o 20,000 no va hacer nada porque los sandinistas en la calle, los que trabajaban en el Estado…, no les importaba ir ahí a exponer sus vidas, no les importa violar la ley, si reciben instrucciones de Daniel Ortega ahí van a estar”, dijo en ese entonces Lacayo.,

3. “Ellos no titubearon en llamar al Ejército y lanzar al Ejército en contra de los que protestaban…  Y ahí murieron trabajadores defendiendo centros de abastecimiento allá en el departamento de Estelí”.

Lo que no dijo el dictador sandinista fue que el 21 de julio de 1993, en el departamento de Estelí, hubo una incursión armada bajo el mando de un ex miembro del ejército sandinista, Víctor Manuel Gallegos, mejor conocido como Pedrito “El Hondureño”, junto a un grupo de su misma ideología, quienes robaron bancos y causaron la muerte de 43 personas en esta ciudad, para luego salir amnistiados con la ayuda de los votos del FSLN en la Asamblea Nacional.

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Para el general en retiro Hugo Torres “estamos en presencia de una clarísima manipulación de un pasaje de la historia, lo que se dio en el (año) 93 fue una incursión armada en la ciudad de Estelí encabezada por el mayor Gallegos, conocido como Pedrito “El Hondureño”; significó asaltos, muerte de ciudadanos estelianos… entonces el Gobierno ordenó que el Ejército asumiera porque estábamos en presencia de una situación militar”.

4. “Yo le dije: ¡No! Nosotros vamos a agarrar la Presidencia nuevamente cuando la ganemos con los votos del pueblo”.

Ante la falta de capacidad para recuperar el Gobierno durante los años 90, 96 y 2001,  tras la derrotas electorales, Daniel Ortega, forzó el bipartidismo y estableció una serie de alianzas, que, unido a su influencia en cierto sector del poder judicial, le fueron útiles en su proyecto político.

En 1999 Daniel Ortega pactó con el caudillo liberal corrupto Arnoldo Alemán para repartirse los cargos del poder entre el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y además de eso logró bajar el techo electoral para elegirse como presidente en la primera vuelta.

Finamente en 2006, después de la división del partido liberal, entre la corriente de Alemán y la de Enrique Bolaños, que investigó al primero por casos de corrupción, Ortega logró subir al ejecutivo con el 38 por ciento de los votos.

5. “Cuando se dan cuenta que no pueden detener este proceso altamente humanitario… entonces no les quedó más alternativa que lanzarse armados a asesinar al pueblo”.

Así se refirió también al episodio de Estelí en 1993, obviando su propia actuación ya como mandatario en las protestas iniciadas en abril pasado.

La población de manera pacífica se manifestó en las calles contra de la dictadura de Daniel Ortega con pequeños plantones de ancianos y jóvenes en rechazo a una serie de reformas a la Seguridad Social. Los manifestantes fueron reprimidos brutalmente por las turbas orteguistas, quienes los atacaron por el simple hecho de haberse atrevido a protestar en contra del dictador.

La diferencia entre la actuación violenta de Pedrito el Hondureño con la protesta pacífica de la población ahora es vidente.

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La represión de las turbas orteguistas generó indignación en gran parte de la ciudadanía y el 19 de abril pasado las protestas se multiplicaron, situación que llevó al régimen a atacar a la población con balas de plomo, sacar a las calles a un ejército de paramilitares bien armados y causar entre 322 y 535 muertos en el país, según los organismos humanitarios.

6. “Algunos jerarcas de la Iglesia después que los invitamos, les pedimos que ellos fueran mediadores; dejaron de ser mediadores y pasaron a ser parte activa de las fuerzas golpistas”.

Desde el pasado 18 de abril el régimen ha reprimido brutalmente las protestas, manifestaciones que surgieron de forma espontánea y no de un “intento de golpe de Estado” como le llama el dictador. Además, en múltiples ocasiones la Iglesia Católica ha recibido en sus templos a las víctimas de la represión y criticado a quienes los reprimen, hechos que no los convierten en “golpistas” como les llama el dictador.

En un reportaje para la revista Domingo de LA PRENSA, la comandante guerrillera Dora María Téllez, explicó que si hay algo que caracteriza a Daniel Ortega y al Frente Sandinista, es el hecho de que su línea doctrinaria ha sido moverse de acuerdo con el oportunismo político. Es por ese oportunismo político que el dictador aparece junto a sacerdotes cuando le conviene y por otro lado los ataca cuando no son útiles para sus intereses.

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