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Economista Adolfo Acevedo. LA PRENSA/ARCHIVO

Dos meses después, ¿qué pasa con la economía?

La actual crisis ha contribuido a profundizar el proceso de deterioro del desempeño económico que ya se venía manifestando, por su afectación sobre los dos componentes fundamentales de la demanda interna, el consumo y la inversión

La actual crisis ha contribuido a profundizar el proceso de deterioro del desempeño económico que ya se venía manifestando desde antes, por su afectación sobre los dos componentes fundamentales de la demanda interna, el consumo y la inversión.

La magnitud de esta afectación se explica por el hecho de que el gobierno, habiendo perdido toda legitimidad y el control sobre la población, ha respondido a la movilización ciudadana utilizando las instituciones públicas en su conjunto como aparatos represivos, y vinculándolas a fuerzas de choque, con lo cual, en lugar de ser fuentes de tranquilidad y confianza, se han convertido en causantes de temor, desconfianza, inseguridad e incertidumbre.

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Ante una situación de incertidumbre radical, los hogares han respondido con un comportamiento precautorio, limitando su gasto a los elementos estrictamente indispensables, o restringiéndolo ante la pérdida de ingresos.

Esto hace caer la demanda interna agregada de bienes y servicios destinados al consumo de los hogares, y se refleja en la retracción de las ventas, que se difunden a través de la matriz de encadenamientos de la economía, según la densidad de estos.

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Por otra parte, en un contexto de inseguridad e incertidumbre se retrae también el otro gran componente de la demanda interna, la inversión, en particular la inversión privada y la inversión directa extranjera. Esta caída de la inversión, y su efecto multiplicador, tienden a deprimir más la actividad económica.

Aunque no existen indicadores fiscales recientes, la caída de la recaudación que con seguridad se ha producido, y la contracción del gasto público, con toda probabilidad han producido también la retracción de la demanda de bienes y servicios por parte del sector público.

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Esto significa que el único motor de crecimiento de la actividad económica lo estarían representando las exportaciones de bienes, que continúan creciendo fuerte en términos de volumen (crecimiento del 20 por ciento a mayo), pero en las exportaciones de servicios transables como el turismo se está produciendo una masiva caída como resultado del clima de inseguridad, de manera que con toda probabilidad las exportaciones totales de bienes y servicios no crecerán  lo suficiente como para contrarrestar el comportamiento recesivo del consumo y la inversión.

Según los supuestos que se hagan sobre la evolución del consumo, la inversión y las exportaciones netas, la economía podría llegar a experimentar una caída de entre un 1 por ciento y una similar a la ocurrida en 2009. La tasa de desempleo abierto podría incrementarse hasta un 9  o 10 por ciento.

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Por el lado financiero, se ha producido un drenaje de depósitos de los bancos del Sistema Financiero que al 13 de junio superaba los 570 millones de dólars, como resultado de que en condiciones de incertidumbre, el público prefiere mantener sus recursos en la forma líquida.

El Banco Central proporcionado liquidez a los bancos comerciales para que pudiesen responder a las demandas de sus clientes, a través de los denominados “reportos monetarios”. Entre el 25 de Junio y el 13 de Junio los bancos recibieron fondos por poco más de 180 millones de dólares del Banco Central, por ese concepto.

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Los bancos no habían tenido que recurrir al encaje legal, es decir al porcentaje de los depósitos que por ley deben mantener en el Banco Central como reserva para cualquier emergencia, para responder a las demandas del público, y de hecho han mantenido un exceso de dinero como reserva o encaje. La reciente normativa reduciendo el encaje legal seguramente tiene como objetivo presionarlos para que hagan uso del exceso de encaje.

Por otra parte, las Reservas Monetarias Internacionales Netas Ajustadas se habían reducido en unos 98 millones de dólares al 13 de junio, principalmente como resultado de la fuerte inyección de liquidez a los bancos comerciales por parte del Banco Central. También ha contribuido el retiro por parte del gobierno de parte de sus depósitos en el Banco Central.

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Es importante reiterar que la economía normalmente se recupera o rebota con alguna fuerza después de una caída o de una fuerte desaceleración. Pero deben considerarse dos cosas.

Primero, los factores que estuvieron detrás de las tasas de crecimiento de 2010-2015 se han agotado.

Segundo, la economía difícilmente podrá recuperarse mientras no se restaure la confianza, la seguridad y un grado razonable de certidumbre, que las actuales instituciones nacionales resultan incapaces de proporcionar, y la reconstrucción de dichas instituciones llevara tiempo.

Por lo demás, cabe preguntarse si el país no quedara con una herencia de sicariato, paramilitarismo y crimen organizado, y si la inseguridad no se convertirá en un hecho de la vida cotidiana, como sucede en el denominado Triángulo del Norte.

El autor es economista

[email protected]

Economía Adolfo Acevedo Vogl Economía y Desarrollo archivo

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